El Bolinga celebra 40 años de heavy metal: "Cuando entró en el bar Lemmy Kilmister se me puso la carne de gallina"

Agustín y Javier Villanúa suman cuatro décadas al frente de este establecimiento de Huesca referente en buen ambiente y con una clientela fiel

Mercedes Manterola y Myriam Martínez
21 de Julio de 2024
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El Bolinga celebra 40 años de heavy metal

Los hermanos Agustín y Javier Villanúa han celebrado este sábado 40 años al frente del Bolinga, cuatro décadas de heavy, copas, risas y buen ambiente en un pequeño local de la calle Padre Huesca que es grande en amigos y diversión. Este sábado lo han celebrado con un pellizco en el corazón por echar la vista atrás y que devuelva muchos momentos inolvidables, y lo han hecho acompañados de numerosos clientes que llevaban puesta la camiseta conmemorativa del aniversario, una gran familia.

Ambos recuerdan la ilusión con la que comenzaron y también la locura que se vivió en la apertura el día 20 de julio de 1984. Habían anunciado que invitarían a tomar algo, “y se formó una marabunta de gente…, la plaza se llenó y en dos horas nos quedamos sin cerveza. Tuvimos que cerrar por falta de género y al día siguiente ya abrimos normal”, rememora Agustín. La situación se unió a su falta de experiencia, pero “siempre se aprenden cosas”, apunta.

Aunque al principio pinchaban algo de punk y pop-rock, “enseguida nos dimos cuenta de que lo nuestro era el heavy metal -confirma Agustín-, por ahí tiramos y aquí seguimos”.

El Bolinga celebró su 40 cumpleaños, al calor de su gente. Foto Myriam Martínez
El Bolinga celebró su 40 cumpleaños, al calor de su gente. Foto Myriam Martínez

Agustín no recuerda de qué grupo era la canción que les inspiró el nombre del bar. La letra “era algo así como: soy un bolinga total. Nos hizo gracia -recuerda- y dijimos, ya tenemos nombre para el bar”.

No esperaban llegar a cumplir 40 años en el Bolinga, dentro del exigente sector de ocio nocturno. “Es un trabajo duro, aunque siempre me ha gustado la noche. La idea era ir ganándonos la vida y con los años buscar un trabajo más convencional”, pero ha ido pasando el tiempo y lo que era pasajero se ha convertido en su vida. “Te das cuenta de que es lo que te gusta: el ambiente, estar por la noche poniendo copas, que la gente se pase bien y nosotros también. Esto en otro trabajo no lo voy a encontrar. La vida te va llevando y aquí seguimos”, comenta.

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Con el paso de los años el Bolinga se ha hecho con una clientela fiel, que ahora acude con sus hijos e incluso alguno con los nietos. “Siempre hemos dado un buen trato. Nos gusta nuestro trabajo y hacemos que la gente se encuentre bien”, destaca Agustín. Recuerda que antes “la gente botaba con AC/DC o Kortatu”, y ahora quizá más calmada, “se lo sigue pasando bien, me piden canciones” y recuerdan con Agustín y Javier momentos vividos a lo largo de estos años, "que te dan ánimo y ganas para seguir".

Javier y Agustín Villanúa. Foto Myriam Martínez
Javier y Agustín Villanúa. Foto Myriam Martínez

Entre las anécdotas, Agustín cita los momentos que le han llenado, los principales que acudieran al bar los miembros de grupos que venían de tocar en el Jai Alai u otros escenario. Pero hay uno muy especial, que se ha quedado muy vivo en la memoria. “Un jueves estaba trabajando y entraron los tres componentes de Motörhead” al Bolinga. “Cuando se abrió la puerta y aparece Lemmy Kilmister se me puso la carne de gallina. Lástima que no sé habla inglés y apenas intercambiamos dos palabras, pero me firmó el disco y recuerdo que se puso a jugar al pinball, que le encantaba”. Fue un momento increíble en el Bolinga, ya que es obvio que Agustín siempre ha sido admirador de Motörhead, incluso lo elige como disfraz para Carnaval. Pero también han pasado por el Bolinga, en distintas épocas, Rosendo, los componentes de Los Ilegales, Los Suaves, Kortatu, La Polla Records. “Y todos son gente muy normal y muy maja”, asegura.  

Con 59 años, Agustín dice que en cuanto pueda se jubilará porque “todos nos cansamos de trabajar y queremos llevar una vida más tranquila y dedicarte al ocio. Llevo 40 años sin disfrutar de San Lorenzo -señala- y no puedo ir a un concierto que me gustaría en fin de semana. Todo esto me gustaría poder recuperarlo. Trabajamos a gusto, estamos bien, pero se está mejor sin trabajar”, concluye.

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