Carlos Monreal, el oscense que ha envuelto el Magnum que te estás tomando con plástico reciclado

El grañenense ha impactado esta semana en los mercados internacionales al comprar la alemana Grüener Punkt, "los contenedores amarillos"

21 de Agosto de 2022
Plásticos en el fondo marino en el Sudeste asiático.

Carlos Monreal Lera ha sido noticia en los mercados internacionales por la adquisición de Grüener Punkt, en inglés Green Dot, la empresa que gestiona la recogida, selección y reciclado de los materiales depositados en los contenedores amarillos de residuos en Alemania. Una operación coherente con su gran obra empresarial, Plastic Energy, que más allá de sus elevadas cifras económicas constituye un cambio de paradigma mundial con la reconversión del plástico nuevamente en su materia prima petrolífera para ser reciclada en un nuevo uso. Si digo que es economía circular, al lector le parecerá nueva doctrina posmoderna. Si le aseguro que el envoltorio de su Magnum doble chocolate que está paladeando ahora, o el del queso Filadelfia o su túper ware han salido del ingenio de este oscense, comprenderán con un ejemplo práctico la magnitud del logro.

Oscense de Grañén, de 58 años, “viator” de formación (“sacaba todo 9,5 y 10”, asegura su compañero Ignacio Almudévar), ingeniero en la Politécnica de Madrid, máster en administración de empresas por IESE de la Universidad de Navarra, Carlos Monreal Lera es una de las voces más reconocidas del planeta por sus planteamientos y realizaciones para la sostenibilidad. Tal es así que su palabra ha sido escuchada como una de las fundamentales en un evento sobre reciclaje y optimización de recursos del Foro de Davos.

Carlos Monreal, hoy CEO y presidente del Consejo de Plastic Energy y presidente de Circular Resources (que adquirió el Grüener Punkt hace unos días), ha tomado lo mejor de su preparación como ingeniero y como empresario. Lleva 35 años buceando en las aplicaciones de las nuevas tecnologías. En la conversación, despliega una enorme capacidad didáctica para divulgar soluciones complejas. “Siempre he ido un poco por delante de cuando estaban los mercados preparados para ellas. Da igual el mundo del GPS, cuando lo empecé en 1987 nadie lo conocía. Ahora tampoco nadie lo conoce, pero admitimos que lo usamos, aunque no sabemos qué tecnología está allí o cómo funciona. Después salté al mundo de las renovables y fue lo mismo con el sector fotovoltaico. En 2004-2005, en España se empezaba a hablar del tema, pero realmente no creció hasta 2009-2010 aproximadamente. Nuevamente, cuando ya se populariza, yo habitualmente me salgo de los negocios. Ya no me parece entretenido o divertido”. Ha constituido compañías de éxito como InlandGEO (tecnología láser) o Abasol (energética), pero su salto más relevante estaba por llegar.

En 2011 constituí la sociedad Plastic Energy, básicamente para reciclar plásticos que se estaban mandando a los vertederos o a incineración, para reciclarlos y hacer el proceso inverso. El plástico procede del petróleo y consistía en volver el residuo plástico a petróleo. Construí un par de plantas en el sur de España y hubo años en que todo era magnífico con precios de petróleo por encima de los 100 dólares el barril, como ahora nuevamente, pero luego bajó el petróleo por debajo de los 30 dólares el barril que motivo la búsqueda de un producto alternativo con un valor añadido y que no dependiera de los altibajos del petróleo”, explica sobre su actual matriz.

Carlos Monreal

Contextualiza el nacimiento de la necesidad. China prohibió la importación de plásticos (acaparaba el 60 % de los residuos del planeta) en 2018 y todos los países desarrollados comenzaron a exportar el residuo plástico a otros destinos como Indonesia, Tailandia y Malasia, que no tenían infraestructura para procesarlo y el mar y los ríos se convirtieron en sus víctimas, además de engendrar montañas de plástico en vertederos más baratos. Se trataba de una cuestión económica, pues el coste de disposición en Europa es superior a 100 euros por tonelada mientras que dicho costo en el  Sudeste asiático baja a menos de 10 dólares la tonelada más el costo de transporte y casi el único requerimiento administrativo era la licencia como reciclador del importador asiático. Nuestra empresa “desarrolló un producto final que sustituye el derivado del petróleo que se utiliza para la fabricación de plásticos para envases de comida. Ese tipo de aplicación la desarrollamos en 2017 y desde entonces ha sido una auténtica locura. Los países empezaron a regular: ¿qué hacemos con los residuos plásticos? Compañías como Danone, Unilever, Nestlé, Coca-Cola comenzaron a incorporar plástico reciclado en sus envases para descarbonizar su cadena de valor y evitar también tenerlo que producir de fuentes del petróleo y, de esa forma, activar que el plástico que se mete en el mercado se pudiera recuperar, reciclar y se vuelve a usar otra vez en los envases”.

Como lo califica Carlos Monreal, “el concepto de la economía circular, que está tan de moda, y la utilización del plástico reciclado para la protección de productos de alimentación está altamente regulado porque lógicamente es importante para la salud humana. Ahí es donde nosotros estamos especializados, porque producimos un producto como si fuera el petróleo original, pero con la certificación que procede del reciclado de plástico. Es como si empezara el mismo proceso de fabricación del plástico, pero ya con un petróleo reciclado. Ese petróleo tiene la certificación de que es reciclado. Cuando ahora vayas al supermercado y compres el Magnum, el envoltorio del helado está hecho por nosotros. O el envase del Queso Filadelfia, o algunos productos de L`Occitane. Y eso básicamente abre un mercado inmenso donde solo en Europa va a haber una inversión de unos 8.000 millones de euros en los próximos cuatro años para construir fábricas usando la tecnología nuestra. Solamente en Europa mandamos a los vertederos o incineración más de 25 millones de toneladas de plástico anualmente a pesar de ser la región del mundo con mayor porcentaje de reciclado (o unos 5-6 millones de toneladas anualmente). Nuestro objetivo es reducir las toneladas de plástico que terminan en los vertederos o incinerados, reduciendo la huella de carbono. Actualmente se fabrican más de un millón de toneladas de plástico diariamente pero solamente el 14% a nivel mundial es reciclado perdiendo la sociedad un gran valor que nosotros queremos recuperar. Por lo tanto, la demanda es realmente espectacular.

Está orgulloso, por la transformación que representa, de estar construyendo plantas con las grandes petroleras como Exxon Mobile, y Total Energies, en Francia, Sabic en Holanda en Malasia con Petronas y otras plantas en Texas o Corea.

SALIDA A BOLSA Y GRÜENER PUNKT

La hoja de ruta está diseñada al milímetro y a gran escala. “Hay una demanda de inversiones espectacular a nivel global de unos 40.000 millones de euros de aquí al 2030. Vamos a poder reciclar prácticamente de diez a quince millones de toneladas de plástico al año y eso es muy importante con facturaciones previstas superiores a 12.000 millones anuales Y eso me llevó al desarrollo de Plastic Energy. En los últimos tres años hemos captado muchísimo capital. Cada planta de estas es una inversión de más de 100 millones de euros. Hemos captado muy importantes inyecciones de capital con el objetivo de sacar la compañía a bolsa en menos de dos años, en Estados Unidos”.

Una de las cuestiones sustantivas era la obtención de la materia prima para su transformación, y ahí surgió la oportunidad de Grüener Punkt cuya adquisición le ha llevado a la palestra mundial esta semana. “Dándole vueltas a cómo optimizar la cadena de valor, vi la importancia de cómo asegurar ese residuo plástico en el largo plazo para poderlo suministrar a las plantas que estamos construyendo. Así es como constituí la sociedad Circular Resources hace dos años, y empecé a planificar cómo organizar el suministro de plástico cuando identifiqué a esta compañía alemana que es muy conocida porque todos los envases que compramos en el supermercado hoy tienen el símbolo de esta compañía. Es el símbolo del reciclado, un sello que esta compañía desarrolló ya hace 35 años. Creó ese sello para que las compañías lo pudieran incorporar en sus envases como una prueba de que están contribuyendo financieramente en la recogida de los envases y en su reciclado. Así es como funciona también Ecoembes, que se constituyó en España para gestionar el contenedor amarillo. El Gruener Punk es el Ecoembes alemán. Fue la primera a nivel mundial. En España, Ecoembes realiza la gestión del contenedor amarillo para maximizar los porcentajes de reciclado en nuestro país.. El mismo sistema está en todos los países europeos. La empresa que he comprado es la madre que empezó con este sistema hace 35 años. Son 400 trabajadores en Alemania, con muchísimos clientes”.

Esta compañía que tiene la responsabilidad de la gestión de los materiales depositados en el contenedor amarillo es propietaria del material que va a parar a él. Una gran parte de los residuos plásticos que no son reciclados mecánicamente se convierte en objeto de la tecnología desarrollada por Carlos Monreal “para convertirlo nuevamente en petróleo y hacer una economía circular de los residuos plásticos y convertirlo en producto de valor”.

El potencial de la idea es descomunal, sorprendente. “La intención es exportar este concepto de gestión y financiación de la recogida, tratamiento y reciclado a los países en desarrollo, incluido Estados Unidos, que no tiene el sistema del contenedor amarillo. No se separa prácticamente nada. Hay un contenedor para la basura y otro donde únicamente colocas las botellas, papel y cartón, pero todo lo demás no se recupera. La intención es que lo mismo que se ha hecho en Europa en los últimos treinta años se lleve fuera de Europa, a Estados Unidos o Asia para que puedan establecer este tipo de sistemas, que es un negocio de por sí y adicionalmente me da la propiedad del material que me permite desarrollar tecnologías para conseguir un valor añadido de ese material que actualmente es basura”.

"Mi experiencia recomienda seleccionar al mejor, pagar bien y motivar, porque te hace la vida mucho más fácil y todo crece mucho más rápidamente”

A fecha de hoy, Plastic Energy dispone de dos plantas operativas en Almería y Sevilla, y cinco en construcción. La primera de ellas estará operativa en Holanda con la compañía Sabic, propiedad de la compañía Aranco, la mayor petrolera del mundo. Otra en construcción con Exxon Mobile en Francia, donde habilitará otra con Total Energies. Una cuarta con Petronas en Malasia. Y, finalmente, la quinta con Total Energies en Houston, Texas. “En cada planta hay más de 100 millones de euros de inversión. Hay que estar inyectando permanentemente capital para inversiones”. También su pericia financiera ha evolucionado. “Hasta el 2017 prácticamente estaba solo. Luego incorporé inversores individuales y capté más de 100 millones de euros. Y ya desde el año pasado estamos haciendo rondas institucionales con grandes fondos de inversión. Para ello contamos con el apoyo de bancos de inversión como JP Morgan y Citibank que están gestionando una nueva ronda de capital para antes de Navidades”.

CRECIMIENTO EXPONENCIAL… Y CONTROLADO

Carlos Monreal despliega una planificación escrupulosa. Así ha llegado a los 450 millones de euros actuales de facturación a los que se sumarán otros 70 por cada una de las plantas en construcción, para duplicar los ingresos en apenas año y medio. Emplea hoy en día 560 trabajadores, con una contratación anual de 40 personas.

No va a operar directamente todas las plantas actualmente en ejecución. “Preferimos convocar un concurso y subcontratamos la operación y mantenimiento de las plantas centrando la contratación de personal en el desarrollo de la tecnología. Al final, si no, acabas gestionando grandes plantillas de personal en lugar de centrar la actividad en actuaciones de fuerte creación de valor. Prefiero contratar a una empresa que está especializada en operaciones y mantenimiento, y que reciben una formación especializada en nuestros propios centros.  De esa forma puedes centrarte en el negocio principal y puedes conseguir crecimientos más rápidos”. El plan estratégico contempla unas cinco plantas por continente (Europa, Asia y EE. UU.), a razón de una o tres plantas con cada una de las principales petroquímicas. “Es preferible licenciar el uso de la tecnología, donde las petroquímicas se construyen su planta y pagan un royalty por el uso de nuestra tecnología por cada litro que producen en la planta”. Lo que está en el plan de negocio de la compañía es llegar a una facturación donde “el 40 % van a ser ingresos de plantas propias y el 60% de ingresos recurrentes de regalías por el uso de la tecnología que tenemos”.

EL VALOR DE LA RESPONSABILIDAD

Con siete lustros de trayectoria a sus espaldas, con viajes permanentes por todo el mundo (una media de 4 países visitados por semana), Carlos Monreal dimensiona en su justa medida cada uno de los valores. Le interesa hoy tanto el cuidado del planeta como su negocio, y así ha sido reconocido al ser nombrado el primer presidente de la asociación sin ánimo de lucro Chemical Recycling Europe. “Esto ha evolucionado de ser estrictamente un negocio a la búsqueda de un bien por la sociedad. Actualmente un gran porcentaje de mi pensamiento busca la sostenibilidad de nuestro planeta, la descarbonización de la industria y la reducción de emisiones. El plan estratégico está ahí, hay que ejecutarlo. La compañía dará un salto importante en los dos próximos años por la salida a bolsa que aportará la plataforma financiera de crecimiento. La otra compañía que acabo de comprar seguirá los pasos y tres o cuatro años más tarde hará lo mismo que Plastic Energy. La realidad es que hay grandísimas oportunidades, con muchas tecnologías nuevas en muchos sectores y, donde la experiencia de los años permitirá apoyar nuevos proyectos para hacerlos crecer más rápidamente, facilitando la implantación de estas tecnologías aportando acceso a capital y conocimiento. Normalmente el empresario no puede contratar inicialmente a los mejores profesionales porque tiene recursos limitados y no puede atraer el mejor capital humano y acaba contratando a su amigos o familiares porque les paga menos que si tuviera que contratar a un profesional especializado, pero termina retrasando el desarrollo de la compañía porque no tiene la gente ideal. Mi experiencia recomienda seleccionar al mejor, pagar bien y motivar, porque te hace la vida mucho más fácil y todo crece mucho más rápidamente”.

Es una llamada de atención desde la autoridad que le dan sus propias prácticas. Su compañía está repleta de certificaciones, ha contratado a personas de más de 22 nacionalidades, fomenta la diversidad y la discriminación positiva para la mujer, promueve la diversidad y la inclusión.

Ha abierto en Sevilla una oficina para desarrollar un acuerdo con tres universidades por el que se incorpora personal cuando terminan sus estudios, con un plan de formación inicial, un filtro, un sistema de “meritaje” y, si en seis meses el funcionamiento es el adecuado, tienen la oportunidad de salir al extranjero con gastos pagados y un sueldo que puede triplicar el de España. “España es una mina con una gran calidad de profesionales. Formamos a mucha gente, que ponen su conocimiento a funcionar si creamos la atracción necesaria. Málaga es un ejemplo donde hoy foco de atracción de talento internacional: “Estos ecosistemas habría que intentar desarrollarlos. España es una maravilla porque la calidad de vida que tenemos es increíble, y una persona que trabaja en Londres gana dinero, pero gasta mucho dinero y no tiene la misma calidad de vida. En España podemos dar un valor añadido.”.

Obligada la pregunta, Carlos Monreal se muestra prudente. “Sobre Huesca, habría que centrar qué podemos aportar. No vas a crear industria de un día para otro, pero hay sectores que puedes atraer a empresas que de una forma u otra creen focos que luego la gente se quiera quedar. Volvemos otra vez al ecosistema. Sin él, no hay crecimiento”.

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