A Carlos Molina, propietario del restaurante El Desmonte en el Polígono Industrial Sepes de Huesca, le rondaba la cabeza cómo podía contribuir a ayudar en la zona afectada por la dana desatada el 29 de octubre pasado. Prefería ir más allá de los momentos de emergencia, cuando toca trabajar en los caminos de la reconstrucción.
"Quería ayudar a personas cuando lo necesitan, no al principio, sino cuando realmente requieren de apoyo. Llamé a Olga, de la Arepera Canaria, un restaurante que lleva cuarenta años en marcha, y quedó completamente destruido". Habló con Carlos, de Aludayser, con Toño de Invico y con Víctor, de VG. "Ahí conseguios todo el aluminio y el cristal para el cerramiento, que son tres ventanas y una puerta inmensa. Y yo he aportado.con El Desmonte material de cocina, mesas, sillas y demás enseres. Ahí empezó todo".
Se desplazó con una furgoneta de alquiler este miércoles y, "cuando llegué, no se lo creían. Estaban encantados de la vida, decían: ¡qué maravilla! Olga me transmitió el agradecimiento a las empresas que habían colaborado en esta iniciativa", agrega el restaurador, que destaca que es "iniciativa privada, que no pública". Compartieron mesa y mantel, muchos comentarios de los días terribles que dieron paso a meses de zozobra. "Ahora hacen falta más iniciativas de este tipo porque los locales están empezando a hacerse ahora, a partir de que esté todo limpio y necesitan apoyos logísticos".
Carlos, de Aludayser, recuerda el origen de esta iniciativa, cuando Carlos le envió un video y luego unos planos de lo que necesitaban, "el tipo de ventanales y demás. Yo dije que podía contribuir con la carpintería, fabricar las ventanas. Y a su vez pensé en Toño, que me suministra los vidrios, y él accedió y dijo que por supuesto".
Toño, de Invico, afirma que, "ante el abandono administrativo que sufre esta gente, y pasados los días no se soluciona absolutamente nada, la gente está muy colgada pasándolo realmente mal, al final nos proponen esta idea y a mí no me costó en absoluto y, si podemos ayudar de alguna manera, Invico está para estas cosas también. Si hace falta echar una mano y sobre todo para esta gente que lo está pasando tan mal, nosotros encantados de la vida".
Los tres presentes en la entrevista asienten cuando Carlos Molina proclama que "el dinero no vale nada": "Lo haces con el corazón, el cariño y no cuesta", apostilla Toño. Y Carlos, de Aludayser, sostiene que "contribuye todo el mundo. A los empleados les dices lo que vas a hacer y les faltan piernas para poner manos".
Carlos Molina asegura que el proceso está en marcha ya. "Ahora está el gremio de albañilería cambiando todos los suelos destruidos, poniendo yesos en las paredes, para lo que hacía falta ya el aluminio, y a partir de ahí rehacer todo. Luego tienen que equipar todas las instalaciones de maquinaria de hostelería, planchas, hornos y demás enseres, que supone un montón de pasta". Está tramitando la entrega por una empresa de Barcelona, Pirabrasa, de un horno que vale 40.000 euros. "Estamos en proceso de que nos lo regalen o hagan un esfuerzo".
Pero tenía claro que, primero, "quería echar mano de empresas de Huesca. tampoco he llamado a muchas puertas, sólo a un par y han respondido perfectamente. Lo han agradecido enormemente. Son empresas jóvenes con ganas de esforzarse por el prójimo, sin ser católicos, o sí".
El restaurante Arepera Canaria lleva casi cuatro décadas abiertas, trabajan seis personas y suma 80 plazas para comensales. "Está muy bien organizado" y van a reincorporarse todos al trabajo. "Tuvimos una comida muy fraternal y están encantados de que un lugar tan extraño como Huesca, que no conocían, fuera allí a regalarles algo. Los organismos oficiales han aportado mucho, eso es cierto, pero en plan particular hacen falta muchísimos proyectos o iniciativas como ésta. Es lo que pretendemos hacer".