La carnicería Miguel Escuer, una de las más emblemáticas de la ciudad de Huesca, cumple 25 años. Y es que, a la profesionalidad de sus empleados y la calidad de sus productos, se une la bonhomía de su capitán, que hace que esta nave, capaz de surcar los siete mares, si es preciso, deje siempre tras de sí una ancha estela de responsabilidad social. Y la ciudadanía y las asociaciones lo valoran y así se lo han reconocido con un buen número de premios.
Miguel recuerda perfectamente el primer día de trabajo en este establecimiento de la Avenida Doctor Artero y los nervios y la inquietud que le recorrían de pies a cabeza. “Muchos me dicen que empecé esta aventura desde cero, pero no, empezamos de menos 200.000 y con dos crías pequeñas”, aseguraba esta mañana.
Sin embargo, con “con mucha suerte y mucho trabajo”, se abrió camino y fue ampliando progresivamente la plantilla hasta los siete profesionales de la actualidad, a los que se siente muy agradecido, como a la clientela y a todos los que han confiado en su proyecto.
Entre sus claves, “estar preparado para lo peor, pero esperando lo mejor”, y asumiendo y superando todos los retos que se le han presentado cada día, se dio cuenta de que podía salir adelante.
Reconoce que su sector atraviesa un momento delicado, pero sólo es uno más en estas aguas agitadas por las que navega su barco, amenazado por tantas crisis como veces ha salido el sol.
El negocio comenzó como una oportunidad para trabajar, pero cuando alcanzó cierta estabilidad fue consciente de que también podía “ser mensajero de otras causas” y, después de tres o cuatro años de la apertura de la carnicería, empezó a implicarse con entidades vinculadas al deporte y, un poco después, con asociaciones sociales.
A riesgo de olvidarse alguna, cita su colaboración con Aspace Huesca, la Asociación Down, Autismo, Alzhéimer, la Plataforma del Voluntariado, la Banda de Música, Entarachén Vols, Los Javieres, y el Banco de Alimentos, y ha estado junto al deporte base, el balonmano, fútbol, patinaje, gimnasia rítmica, la Perimetral de Arguis y el baloncesto masculino y femenino.
Así, con ese empeño por hacer las cosas bien, tiene claro que seguirá con su carnicería adelante el tiempo que sea preciso -porque “si volviera a nacer, intentaría ser carnicero”-, de la mano de todas las causas que le hacen más placentera la vida.