Estirpe de Aragonia ha celebrado en una larga y hermosa velada jotera su 40 cumpleaños y lo ha hecho en medio de reencuentros. El fundamental, con Carlos Vidal, el fundador, en el paseo que en justicia lleva su nombre. Al mismo nivel, otras remembranzas como la del Peregrino Jorge Martín, que ha partido en su postrera y eterna marcha recientemente.
Una delicada y emocional gala para abrir San Lorenzo en la que algunas caras históricas participaron después de la correspondiente puesta en forma, léase Jesús Uriol asombroso en sus facultades en el baile. Como todos los aniversarios, arrancaba por el principio, aquella feliz idea de amantes del folclore, los cinco magníficos, el propio Carlos Vidal, Mariano Julve, Rosa María Pérez, María Jesús Ramón y Mari Luz Lafita. Gloria a todos ellos, que crearon Estirpe Baturra de Aragón, a partir de los estatutos Asociación Folclórica Estirpe de Aragonia.
Desde entonces, han sido decenas y hasta centenares quienes han caminado por los tiempos al ritmo de Estirpe de Aragonia, para configurar ese cosmos virtuoso de la vida desde el pasado hasta el futuro. Todos con una enseña llamada Carlos Vidal Berges, quien convirtió la jota en una razón de vida, en un sentimiento, en la "banda sonora de su vida".
Esa devoción permitió a los componentes de la agrupación y a un público que abarrotó el aforo del Paseo conectar con Carlos Vidal, con ese sonido limpio y puro de castañuelas, con esos movimientos armónicos, con esa sensación de levedad que le hacía flotar hasta rasgar el aire a 1,41 metros (tal y como quedó puesto el listón en su Jota de Tardienta). "Hoy, volvemos a ver a Carlos en un escenario interpretando la Jota de Huesca que él mismo creó y que junto con la bailadora oscense Modesta Gracia Escario presentaron extraoficialmente en 1955".
Este delicioso prólogo de la proyección de la Jota de Huesca daba paso al futuro. A Julia Barlés y Alejandro Elbaile, dos pequeños que proclamaban con voz poderosa que Carlos Vidal es maestro y que Estirpe de Aragonia cumple 40 años.
La admiración por el talento infantil que tanto ha sembrado Estirpe ha dado paso a la nostalgia de Jorge Martín con una preciosa interpretación de la rondalla de "Un Peregrino en Huesca del Maestro Almarza", ideal para cerrar los ojos e intentar alcanzar un susurro del gran jotero desde la nueva dimensión que nos presidía en este tórrido anochecer.
Ha encontrado Estirpe de Aragonia en el Pirineo tema de inspiración permanentemente. Carlos Vidal, el 24 de agosto de 1986, estrenó la Jota de los Valles en homenaje a la naturaleza y la admirable vivencia de los pirenaicos. Ansó, Bujaruelo y Tena bailaban con un cuadro con unas indumentarias magníficas que ayudaban a las "montañas de mi Huesca a subir a besar el cielo".
Sin embargo, Huesca es tierra de contrastes, de montañas y llanos, de regadios y secanos. que han configurado la personalidad de los cantadores, hombres y mujeres. Así la expresan Ixeya Guallart, Lorenzo Atarés, Clara Atarés y Laura Sarasa.
En la inspiración, está la renovación. Ana Laplana, directora de baile, libó de la belleza de la zarzela Los de Aragón estrenada en 1927 en Madrid para una sutil coreografía, esencia brava y elegante de Carlos Vidal.
Óscar Bernet, Sheila Gavín y Carmen Gavín han puesto desde sus gargantas ojos y almas a gentes merecedoras de ser evocadas. Suena emocionante Pulida Magallonera, y también la certeza de que las campanas baturricas nunca tocarán a muerte, que la jota aragonesa, aunque es vieja, nunca muere. La fe
Y, retornando a Carlos Vidal, su generosa labor docente de Carlos, que motivó una creación exitosa como La jota de Tardienta, que arranca con esos saltos briosos con los que el maestro Vidal alcanzaba 1,41 metros, y que termina con su donosura, con el coqueteo entre bailadores.
Suenan preciosas Las Águilas de Aragón y otros cantos populares, en las voces de David Elbaile, José Domingo Gavín y Marta Val.
Y llega la Jota de San Lorenzo de Sara Villacampa, que es algo más que una composición musical, que es una plegaria con el dance de los bailadores, para cantar jotas al santo.
Suenan las voces de Alberto Anadón, Silvia Abad, Christian Gavín y Andrea Mora, y ese popular Las Cerezas que tanto fascina. Emociona la pieza dedicada al Parque Miguel Servet, que recorre las Pajaritas, la casita de Blancanieves, la Rosaleda o el Teatro Griego. "Si tú quieres visitar, quedarás maravillado de lo que vas a encontrar", porque "el parque y la jota hacen de mi Huesca ciudad inmortal".
Recurrentemente, vuelta gozosa a Carlos Vidal, con otro compañero en este caso, Ramiro Da Silva, con el que crearon la coreografía y letra de la Jota de Estirpe de Huesca, para rendir homenaje a los antiguos pobladores y, por extensión, a toda la Agrupación, que tiene como sello que está formada por más de dos miembros por familia. "El libro de familia numerosa de Estirpe de Aragonia".
Porque no había pretensión de melancolía, los cantadores de Estirpe se marcaron los Cantos de Bodega compuestos en 1989, que recopilaban letrillas que se cantaban en las noches de ronda por los pueblos, de las que emergían alegrías y algún que otro roce... de los buenos.
Se acercaban las once de la noche y era el momento de una retirada pletórica, la Jota de la Dolores, la obra del maestro Bretón que enriqueció Carlos Vidal con la coreografía que plasmó para siempre el carácter noble, enérgico y amistoso de Estirpe de Aragonia. El espíritu que, cuarenta años después, late en el corazón de la Agrupación, de sus integrantes y de los públicos que tantos auditorios han llenado. Ora del final, de una mirada al cielo, un saludo a Carlos y la vuelta de una sonrisa del maestro. Si no la ven, es que algo se han perdido de esta actuación que queda como emblema para la historia de este admirable grupo.