Macu Lanuza y Toño Fernández, El Encanto del Barrio, han recibido este domingo un reconocimiento merecido y muy emcionante, en la Fiesta del Comercio que se celebra en plenas fiestas de San Lorenzo, no solo por su labor como comerciantes, sino por todo lo que significaron para el barrio y la ciudad.
"Estamos muy emocionados, pero, sobre todo, agradecemos a nuestra familia, a nuestros amigos y a nuestros clientes que nos acompañan en esta mañana tan espléndida -ha manifestado Macu Lanuza cuando le ha llegado el momento de intervenir-. Nos sentimos muy emocionados y agradecidos por este homenaje, puesto que no nos creemos merecedores de él, ya que lo único que hemos hecho ha sido trabajar durante nuestra vida en el barrio del Perpetuo Socorro con toda nuestra dedicación y cariño".
Lanuza, que previamente ha dado las gracias a la alcaldesa, la corporación muncipal y, especialmente, a la Asociación de Comerciantes por este reconocimiento, y ha querido tener muy próxima a la que ha sido mucho más que una empleada en El Encanto del Barrio, Marisol Lardiés, ha recordado la evolución de su negocio: Primero, en el taller de sus padres, "mi querida madre, Mónica, y mi padre, el señor José", quien estuvo más de 30 años como conserje en el Casino de Huesca. Ambos les inculcaron el valor del trabajo y la dedicación y en sus enseñanzas encontró la inspiración para continuar en el camino del comercio.
Luego, permanecieron unos 30 años con Autoservicio Jayfe, junto a su hermana y su cuñado. Finalmente, en el Encanto del Barrio, siempre en el barrio del Perpetuo Socorro. Esa experiencia les permitió conocer mejor y fortalecer lazos con los vecinos, que se convirtieron en mucho más que clientes.
"Junto al amor de mi vida, Toño, emprendimos la aventura de El Encanto del Barrio", una tienda que se convirtió en un pilar del barrio del Perpetuo Socorro. Allí, cada día, se han esforzado por ofrecer no solo productos, sino también un espacio de encuentro y amistad.
La corporación, encabezada por la alcaldesa, Lorena Orduna, ha asistido a este acto, celebrado en una abarrotada plaza López Allué -a pesar del calor sofocante-, a la que han asistido numerosos comerciantes, responsables de su asociación, como su presidenta, Susana Lacostena, además de familiares y amigos de los homenajeados.
Un momento muy emocionante se ha producido cuando Rosa Casal -que recibió el mismo tributo el año pasado- ha aparecido por sorpresa en el escenario para colocarles una pañoleta verde y se ha fundido en un gran abrazo con Macu.
Orduna ha destacado que este evento realza la importancia de la economía local de Huesca y ha expresado su agradecimiento a todos los que apuestan por tener un negocio. Susana Lacostena, por su parte, ha recalcado que la esencia del comercio local es el factor humano, que ha sabido mantener a lo largo de la historia, a pesar de los cambios sociales y tecnológicos.
En su discurso, ha defendido la importancia mirar unidos hacia el futuro, y ha ensalzado a Toño y a Macu, por la huella que han dejado en el barrio del Perpetuo Socorro, gracias a su dedicación, amistad con los clientes, y su papel como referentes, gracias también a iniciativas como la Fiesta del Tomate Rosa, que se convirtió en un evento importante para la ciudad.
Ha concluido pidiendo un fuerte aplauso para Macu y Toño, cuya trayectoria es un ejemplo de vocación de servicio y humanidad.
Siempre han estado en el Perpetuo Socorro, con negocios en las calles San Vicente del Paúl, Gibraltar y Valencia. Gemma Cajal, vicepresidenta de la Asociación del Comercio de Huesca, y Diego Marro, miembro de la Junta, han relatado con gran cariño la historia de Macu y Toño. Todo comenzó en el bar que su madre de Macu, Mónica Lacasta, regentaba con su hermana Pilar. Después llegó Vegé, y posteriormente Jayfe, donde Macu y Toño compartieron el trabajo diario con la hermana de ella, María José, y su marido, Álvaro.
Macu siempre fue una figura muy querida por los vecinos. Según la vicepresidenta, cuando preguntaron a los residentes sobre la tienda, la respuesta fue tan emotiva que casi parecía que ellos mismos deberían haber subido al escenario para contar la historia, por el cariño que transmitían al hablar de Macu y Toño.
Estos dos comerciantes destacaron por ser pioneros, quizás sin saberlo. Innovaron con su forma de empaquetar los productos, creando cestas personalizadas para todo tipo de celebraciones, desde aniversarios hasta nacimientos y jubilaciones. Los clientes solo tenían que sugerir, y Macu y Toño se encargaban de todo, siempre con un toque personal que nunca defraudaba. Este valor añadido no solo estaba en el producto que vendían, sino en la atención y el cuidado que ponían en cada detalle, ha recordado Gemma Cajal.
Además, su tienda era un punto de encuentro en el barrio, donde las sinergias con otros sectores, como cocineros, hortelanos y productores, se hacían evidentes en eventos como la fiesta del tomate Rosa, que incluso formaba parte del programa de las fiestas de San Lorenzo.
Visitar "El Encanto del Barrio" era como ir a ver a alguien de la familia, y todos en el vecindario coincidían en describir a Macu y Toño como encantadores. Su trato igualitario y cálido era especialmente valorado en un barrio tan multicultural. Fueron embajadores ejemplares del comercio de barrio, siempre cercanos, personales, familiares y entrañables.
Lamentablemente, ha concluido Gemma Cajal, Macu y Toño tuvieron que dejar la tienda por motivos de salud, y aunque les costó mucho tomar esta decisión, lo hicieron con la certeza de que habían hecho bien su trabajo. Dejaron un legado difícil de superar para quienes continúan con el proyecto.
El acto ha comenzado con la actuación de los Danzantes de Huesca y la Banda de Música y ha concluido con el reparto de bocadillos, melón y bebidas a centenares de oscenses que han acudido a la plaza.