Huesca 1981, el show rosa en torno a El Cordobés: una estadounidense le dice a su niño "dale, hijo, un beso a papá"

Elizabeth Velasco se presentó en la Plaza de Toros de Huesca con una fotógrafa para intentar captar la imagen del mítico torero con el pequeño de once años, y la cámara acabó por los suelos

06 de Agosto de 2024
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Manuel Benítez El Cordobés en el salto de la rana en 1981
Manuel Benítez El Cordobés en el salto de la rana en 1981

El 12 de agosto de 1981 la Plaza de Toros de Huesca se convirtió en el foco de la prensa del corazón de España. Era la cuarta y última corrida de Feria, que por cierto no salió demasiado bien porque acabó a tomatazos, cuando una "súbdita norteamericana", Elizabeth Velasco, ideó con intenciones pretendidamente aviesas una fotografía que realizaría una profesional del periodismo de Manuel Benítez El Cordobés con el hijo de la estadounidense. El incidente acabó con la cámara por los suelos y una denuncia ante el Juzgado de Guardia que atendió a los implicados.

El caso es que Elizabeth Velasco recorría los medios informativos con la versión de que la paternidad de su hijo correspondía a El Cordobés, ídolo de masas en aquellos momentos. En Huesca, con el foco de la fotógrafa en el diestro y el niño, la madre pronunció ante distintos testigos: "Dale, hijo, un beso a papá". Finalmente no hubo la instantánea deseada, y el escándalo se redujo al testimonio de los implicados y los testigos, autoridad mediante.

El episodio pareció afectar al torero que por entonces había soplado 45 velas, y que pasó sin pena ni gloria por la Plaza de Toros de Huesca, donde si acaso fue celebrado su inmortal salto de la rana. Compartía cartel con otros dos mediáticos, Palomo Linares (torero y personaje cinematográfico) y Pedro Moya El Niño de la Capea. En el primero de su lote, más allá de la tanda anfibia, poco, y silencio como toda respuesta. El cuarto, un astado seco de embestida y flojo de remos, se alivió con tres naturales, otra vez el brinco de la rana y un mitin con el acero, con cinco pinchazos, una casi entera y tres descabellos, para acabar con bronca y lanzamiento de botes, almohadillas y tomates. La salida por la puerta de arrastre no fue óbice para que su paso por Huesca apareciera en toda la prensa rosa por el niño al que, por cierto, su madre bautizó como Manuel.

La historia de esta llamativa norteamericana que llegó a España procedente de Miami fue larga en relación con El Cordobés, al que le perseguía la fama de seductor hasta que el amor de su vida, Martina, lo asentó. Elizabeth le acompañaba allí donde toreaba, y residía en un piso en Córdoba que alternaba con visitas a las fincas del matador hasta que quedó embarazada. El niño nació el 28 de septiembre de 1969, esto es, llegó a ese fatídico 12 de agosto de 1981 con once. Manuel Benítez lo conoció pero se fue desentendiendo.

Como relata el reputado periodista Manuel Román, las tretas de Elizabeth llegaron al punto de inscribir al niño en un Festival Popular de la Canción Española que se celebraba en la onubense Lepe (da para un chiste, de hecho), dirigido por Lauren Postigo (¿recuerdan El Corral de la Pacheca?) que, para adquirir más audiencia, hizo que llegar a la final a pesar de su evidente carencia de facultades, para anunciarlo como Manuel Benítez junior. Era un hacha el Postigo. La canción, si así se le podía llamar, era una rogativa a su padre para que lo viera y abrazara, en medio de las carcajadas de los leperos, que pocas veces han reído tanto. Y es mucho decir...

Al tiempo, un abogado inició los trámites de demanda de la paternidad. Una trapacería (presentó como prueba un reportaje fotográfico con una niña que, en realidad, era hija de El Cordobés y Martina Fraysse) acabó por arruinar la pretensión. Desanimados, se fueron de España y el niño de la Plaza de Toros de Huesca, Manuel Benítez Velasco, falleció entre penosas vicisitudes.

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