Ya se han convertido en una gran tradición imparable, que además demuestra las ganas que los oscenses y los visitantes tienen de adelantar el comienzo de las fiestas, como si hubiera una especial prisa por anticiparse al cohete anunciador de San Lorenzo. Sí, es alegría antes de que Alegría prenda la mecha pirotécnica, y se hace como es habitual en su Brasil, esto es, con huevos y lo que sea menester.
La ciudad está en ebullición desde primeras horas de la mañana. Apenas rebasadas las ocho, las terrazas ya acumulan centenares y centenares de jóvenes dispuestos a comerse el mundo, empezando por algo fresco como una ensalada y, sobre todo, con miles y miles de huevos con longaniza, con chorizo, con jamón o con cualquier tentación carnal. Sin excepción, los barrios de la ciudad están en efervescencia, porque hay que tomar fuerzas para semejante emoción y para soportar el calor que se avecina durante todo el día de hoy. Calor meteorológico y calor ambiental.
Como todo va por turnos, tendrán tiempo de incorporarse incluso los que protagonizan a las nueve el Saludo al Santo, incluidos Toño Julve y Lorena Mata que musicarán un homenaje sentido al maestro Sampériz en el vigésimo aniversario de otra tradición ya arraigada, con la letra de Carlos Jalle.
Los hay de todos los precios y en versiones completa o simple. Darío Bueno, flamante cocinero-jefe de toda la cadena de Abba Hoteles, es para esto conservador, mucha calidad y pocas zarandajas: centros de tomate rosa con cebolla dulce de Fuentes, jamón serrano, longaniza y chorizo que los comensales se sirven en sus platos nutridos con huevos fritos con patatas. Melocotón con vino y café con trenza del Horno Estación para concluir. Serán cientos los comensales.
Similar composición, pero con matices, en los otros hoteles o en restaurantes arraigados. En algunos bares emblemáticos, como El Punto, Mariola hace la multiplicación de los panes y los huevos para optimizar el espacio. Ambientazo de par de mañana, como en Doña Sancha, donde 42 comensales zoitistas tienen cierta prisa porque no quieren perderse el Saludo al Santo con la imposición de la pañoleta por compañero de peña Quique Susín.
El centro está imponente, desde la Milla de Oro hasta el Coso Alto, donde una larga sucesión de mesas recuerda que es San Lorenzo. También el Parque y los espacios donde confluyen las peñas. Álvaro ya ha comenzado su maratón para recibir 1.200 almorzadores, y llegará al cohete que lanzará su madre, Alegría Blan. Todo sea por recibir a San Lorenzo en plenitud.