Ya suena Valentín Gardeta con el Dance de Espadas y los danzantes sienten esa manera de "írseles las piernas" al ritmo que ya sueñan para dentro de apenas tres semanas, cuando el golpe de bombo de la Banda de Música dará pie al inicio de la más hermosa de las manifestaciones de la identidad de Huesca. En la Plaza de San Lorenzo, Jorge Escario, presidente de la Agrupación, y Cristina Esperanza, que formó el tándem virtuoso de las dos primeras mujeres junto a Ibón Cejalvo.
Todavía resuenan en la memoria los primeros compases de aquel 10 de agosto de 2023. "Fue muy emocionante, un orgullo formar parte de la historia". Remembra el preludio de aquella mañanas. La noche anterior, "me encontraba a la gente en las ferias, adonde había ido con la niña, y me preguntaba si tenía nervios. Yo creo que los había gastado los días anteriores".
Reconoce Jorge Escario que, desde el año pasado, la Agrupación es "sin duda mejor, aunque a veces se nos achacan a los danzantes cuestiones que no son nuestras. La Agrupación siempre ha sido muy abierta y, cuando Cristina e Ibón dieron el paso, siguió siendo igual de abierta que lo era hace tres años. Nunca se vetó nada. Lógicamente, cuando tienes mujeres dentro del grupo, es mejor, es un paso más, un paso adelante como en cualquier otra agrupación, y lo vivimos primero con mucha felicidad y arropamos mucho a Cristina e Ibón. Los primeros años hay mucha tensión y el músculo no relaja. Han dado las dos lo mejor de sí. Es una gozada ver a Cristina bailar porque está todo el rato sonriendo".
Se explaya sobre la actuación de Ibón y Cristina. "Francamente bien, además fue un año muy difícil para bailar, de mucho calor, sobre todo el día 11. El día 10 te coge fresco y San Lorenzo te va llevando, pero el 11 ya no te lleva ni San Lorenzo ni nada. Vienes del cansancio del 10 y es un día duro. Ellas estuvieron muy, muy a la altura".
“Recuerdo el momento muy bonito y emocionante de entrar en la plaza. Son momentos maravillosos. Luego me puse muy nerviosa al ver la gente. Pero ya sonó el bombo y a disfrutar”, explica Cristina Esperanza.
Cristina agradece la generosidad de su padre, Jesús, que le cedió las espadas y los palos. Jorge se acuerda todos los años “del relevo que me dieron a mí, de mi padre. Debe ser un momento duro dejar la agrupación. Sigues siendo danzante. El danzante es danzante toda la vida, pero no es lo mismo”. Su hijo Rodrigo, de quince años, quiere ser danzante, igual que su hija, Vega, "aunque cronológicamente va primero Rodrigo". Pero, advierte, "me siento muy bien, con fuerza para continuar, pero es algo natural, y ¿qué más bonito puede ser que tu hija o tu hijo quieren ser danzantes y seguir la estirpe”.
Cristina es quinta generación, "mi abuelo, mi padre, mi tío, pero es cierto que en San Lorenzo, como tal, es una pasada ser danzante, la mañana es magnífica, emocionante la procesión, no sólo los dances en San Lorenzo, sino ir en la procesión y bajar hasta el Coso. Es un plus más para un oscense”.
Jorge Escario afirma que cada uno vive el dance de una manera, “quizás alguno lo exteriorizamos más que otros. El que no quiere estar, no está. Es una suerte, es una inmensidad, algo indescriptible lo que llegas a sentir aquí. Yo recuerdo el nacimiento de mis hijos y esto. No hay nada más grande que ser danzante. Algunos lo exteriorizan más o otros menos. Es una suerte, un orgullo y una gozada”.
Cristina asegura que ella e Ibón se han sentido muy arropadas “Ellos nos han acogido maravillosamente, como uno más. Ahí no hay distinción de chicos y chicas. Somos 27, no 25+2. Hemos recibido un cariño tremendo y el apoyo de Huesca general, porque el cariño que hemos recibido ha sido maravilloso h enorme”.
Alude Jorge a la normalidad de todas las incorporaciones, "no hicimos nada diferente a lo de siempre", como este año Pablo Andreu. “Se han hecho ensayos especiales con él como con Ibón o Cristina. No hicimos nada singular por el hecho de que fueran dos mujeres. Luego, eso sí, cada uno tiene que darlo aquí absolutamente todo”.
Tienen un sentido de cierta trascedencia. Cristina, eso sí, asegura que en su debut no tuvo tiempo de rezar, a pesar de que siente profundamente la figura del Santo. Apostilla Jorge que “no todos los danzantes son católicos, apostólicos y romanos, pero todos son devotos de San Lorenzo. Cada uno lo lleva a su ritmo. Yo siempre le pido a San Lorenzo antes de bailar. Cuando suena el bombo, le pido que me ayude ese día”. La devoción es común, como "quienes llevan la peana y todos los oscenses en general".
Apela Jorge Escario al sentimiento por encima de cualquier virtuosismo. “Ninguno somos bailarines del ballet de Moscú, yo el primero. Es importante llegar en una buena forma física porque es duro. Si quieres disfrutar bailando y que la gente disfrute viéndote, tienes que llegar en una buena forma física. Pero puede mucho más el sentimiento, la devoción, el orgullo y la tradición que la forma física y el hacerlo perfecto o un poquito mejor. Está muy por encima el honor, el sentimiento, ser danzante y HTV el día 10”.
Cristina reflexiona sobre el futuro de los danzantes. "Estoy convencida, no hay más que ver cuántos niños nos vienen a ver al ensayo general, los que están el día 10 que está lleno de gente menuda y jóvenes. Las primeras filas del día 10 están llenas de jóvenes que han trasnochado y no han dormido. Los danzantes son un eslabón de unión estupendo".