Ficha del festejo:
Lleno en la plaza de toros de Huesca en el tercer festejo de abono de la Feria de La Albahaca 2024. Seis toros de la ganadería de Antonio Bañuelos, de pobre juego y raza. Demasiado cuerpo para tan poca cara. Destaca por su movilidad el tercero. En la grada, como un aficionado más, ha presenciado el festejo el matador Diego Urdiales. Tarde con algo de viento que no ha afectado al desarrollo de la lidia.
Morante de la Puebla, de azul celeste y oro: media estocada. Pinchazo y media estocada, descabello.
Daniel Luque, de azul marino y oro: pinchazo y estocada. Estocada caída.
Emilio de Justo, de sangre de toro y oro: estocada trasera (2 orejas). Pinchazo y estocada perpendicular.
Cómo explicar el pleno de puertas grandes, tres de tres, ante semejante pobreza ganadera. Quizás se narra, pero no se explica. Porque de un día malo, pasamos a otro menos malo. Este lunes, en la tercera de abono, los toros de Antonio Bañuelos tampoco han mejorado lo visto en las anteriores entregas. De hecho, la única excepción ha sido “Temblador”, el tercer astado de la tarde. Oro en paño en comparación con sus hermanos que ha ido a parar a las manos de De Justo, quien le ha sabido cuajar dándole espacio y llevándolo largo.
Un año más, el respetable oscense se ha quedado con las ganas de ver a Morante de la Puebla en plenitud. El diestro, que poco a poco va volviendo a ser el de antes tras superar una enfermedad mental, se ha medido al peor lote de la tarde y apenas ha dejado tres lucidas verónicas y varios naturales de bella factura, aunque sus animales se presentaban sin apariencia alguna de vibración.
Emilio de Justo ha vuelto a salir por la puerta grande, tal y como hizo el año pasado, demostrando su idilio con el coso oscense. El diestro extremeño ha lidiado el mejor toro de la tarde, al que le ha cuajado y conseguido ligar muletazos citándolo muy largo. Sin duda, se ha topado con un astado con mucho más recorrido y codicia que sus hermanos, y por eso se ha lucido con naturales por el pitón izquierdo y con varios pases de pecho rotundos. Los tendidos enseguida han conectado con la faena, que ha finalizado con manoletinas. Una estocada trasera, quizás la mejor de lo que llevamos de feria, ha mandado al toro al desolladero.
Ha brindado el sexto, el que cerraba plaza, a su compañero Morante de la Puebla en un gesto emotivo y honrado, tal y como vienen haciendo otros toreros desde el regreso a los ruedos del genio de La Puebla del Río. Un toro de mucho volumen y poco motor; el más pesado de la corrida carente de buenos finales. EdJ, voluntarioso, no ha logrado transmitir en una faena sedienta de emoción. El fallo con la espada le dejaba sin opción alguna de más apéndices.
Sigue sin tener suerte Morante en Huesca, que un año más se marcha de vacío y con ello la decepción de un público entregado con él, deseoso de ver una mínima muestra del aura sutil que desprende su capote. Abría plaza un manso descastado al que era imposible ligarlo. Lo mejor ha sido el tercio de banderillas a cargo de Joao Ferreira y Alberto Zayas y tres verónicas lucidas a un astado abanto. Cuando no se puede, no se puede.
En el de la merienda sus opciones se han venido abajo cuando el presidente ha decidido no mandarlo a los corrales cuando se le apreciaba una evidente cojera en el tercio de banderillas. MdlP no ha podido hacer más que abreviar.
El tercero en discordia, Daniel Luque, también se ha quedado con las ganas después de lidiar con dos mansos de movilidad dispar. Su primero, un muermo anclado al suelo al que le costaba un mundo pasar por la muleta. Y es que el lucimiento sólo estuvo en las ceñidas chicuelinas. Su segundo, un toro abanto sin celo ni codicia que no hacía más que salir del engaño con la cabeza muy alta. Al final, cuando la faena ya estaba vista para sentencia, parecía que el animal reaccionaba y Luque tan sólo ha podido rascar algo por el pitón izquierdo, aunque insuficiente para el triunfo. Lo mejor es que para este martes todavía queda una bala. Lo peor es que ya sólo queda una.