Ficha del festejo:
Lleno de “no hay billetes” en la plaza de toros de Huesca en el cuarto festejo de abono de la Feria de La Albahaca 2024. Se lidiaron tan sólo tres toros de la ganadería de El Pilar, de mucha raza y buen juego, desiguales en pesos. El presidente ha suspendido la corrida tras la muerte del tercer toro debido a una gran tormenta.
Alejandro Talavante, de nazareno y oro: estocada tendida (oreja).
Joselito Adame, de verde hoja y oro: estocada con un aviso (petición y vuelta al ruedo).
Roca Rey, de lila y azabache: pinchazo y estocada (dos orejas).
Qué se podía esperar de un martes 13, en la única tarde de “no hay billetes” 25 años después de la última vez tras aquel 10 de agosto de 1999 con toros de El Torero. La lluvia ha arruinado este martes una corrida que prometía y mucho porque, lo poco que se ha visto, ha sido lo mejor de la Feria. Tres astados de El Pilar encastados a más no poder, el último de ellos bajo un aguacero de narices con el que Roca Rey ha estado simplemente colosal. Las dos orejas que le ha concedido el presidente antes de suspender el festejo han sido más bien anecdóticas por el contexto en el que se encontraba la tarde. Pena profunda porque se intuía una gran tarde de toros.
El consuelo de los presentes tan sólo se encuentra en que en media corrida han podido ver más que en las tres tardes anteriores, y es que la bravura cotizó al alza. En cualquier caso, una ruina se mire por donde se mire, con los tendidos altos cubiertos abarrotados de aficionados mientras el peruano ha lidiado al tercero de El Pilar, una ganadería que se marcha de Huesca un año más con la cabeza bien alta.
Abría plaza “Huracán”. ¿Les suena ese nombre? Sí, el que recibió el galardón al Mejor Toro de la feria del año pasado. Casualidades de la vida, y del buen trabajo del ganadero, este año “Huracán” ha vuelto a ser un auténtico ciclón del que se ha aprovechado Alejandro Talavante, el diestro pacense que este mediodía recogía el galardón a la Mejor Faena del año pasado.
Volviendo al presente, Talavante, que ha estado a años luz de su oponente, se ha olvidado de la colocación ante semejante torrente de bravura. El animal, chico y de apenas 448 kilos, ha apretado sin complejos en varas. AT se ha lucido con tres verónicas que han sido carteles de toros. Con la muleta, ha comenzado buscándole el sitio a un toro de buena condición que colocaba la cara muy baja. Pero se ha visto mucho más toro que torero. El animal, que ha mostrado celo y codicia en la muleta, ha llegado al final de la faena sin abrir la boca y una buena estocada algo tendida ha servido para cortar la oreja.
El cielo poco a poco se iba poniendo más negro, y en el segundo toro lo focos de luz ya trabajaban. Por cierto, es justo resaltar los silencios de la plaza de toros de Huesca que, por mucha fiesta que haya en el sol, también existe el respeto hacia lo bien hecho. Ejemplos son el final de faena de Talavante, donde no se ha escuchado ni una mosca cuando el diestro pacense encaraba para buscar el triunfo; o la porta gayola de Joselito Adame.
El mexicano se ha ido a la puerta de chiqueros sabedor de que tenía que hacer algo grande este martes en Huesca. No va sobrado de contratos y las oportunidades son pocas. Pero la lluvia le ha dejado con las ganas de lidiar a su segundo animal. El segundo de la tarde ha seguido la misma línea que su hermano: otro toro bravísimo en el caballo al que le han pegado de lo lindo.
El azteca se ha ido a los medios para lucirse con chicuelinas antes de citarlo muy largo con la muleta. Lo mejor del astado, al que le faltaba profundidad en la embestida porque en ocasiones se quedaba cortito, lo ha obtenido por el pitón izquierdo, por donde ha encontrado varios naturales muy profundos. Ha puesto en pie al tendido de sol, que ha terminado coreando su nombre. El fallo con los aceros le ha negado el trofeo y tan sólo ha podido dar una vuelta al ruedo.
Por aquel entonces la tarde ya se había torcido en lo climatológico. Justo tras la muerte del segundo, las primeras gotas han comenzado a caer. Una fenomenal tromba de agua ha mandado a los aficionados del tendido bajo al alto. El presidente ha ordenado salir al tercero, otro gran toro de El Pilar que ha ido a parar a las manos de Roca Rey.
En mitad de lo que era ya una piscina ha entrado al caballo mostrando su raza. La esperanza por que amainara tan sólo se ha tornado en aire y más agua. El presidente, con buen criterio, se ha saltado el tercio de banderillas, y Roca, todo entrega y torería, ha cogido la muleta para robarle derechazos mientras bailaba bajo la lluvia. Entregado en los medios, el peruano le ha bajado la mano y ni la pista de patinaje ha frenado a un astado con recorrido. También ha dejado varios naturales por el pitón de izquierdo de mucha emoción. Tras dos pinchazos, estocada y dos orejas por la voluntad.
Y ahí se han ahogado todos los sueños. En un martes 13 negro que se recordará -ojalá pronto- cuando vuelva a haber otro lleno de "no hay billetes".