“Emociones y sueños contenidos que han vuelto al corazón de los oscenses”, ha resumido Pablo Gracia, mantenedor de la Ofrenda de Flores y Frutos, el sentir de todos los que han procesionado hasta San Lorenzo por las calles de Huesca.
“En nuestro recuerdo -ha apuntado-, todas las personas que se han ido de nuestro lado, que hubiesen disfrutado de estas fiestas. También por ellos es nuestra fiesta”.
“Pero la vida continúa y vuelve Huesca a invadir la calle en la tarde festiva por excelencia, para expresar su religiosidad popular y tradicional y traer a los pies de su patrón la ofrenda, muestra de gratitud de todos los oscenses”, ha expresado.
Era el sentir de Clara Solanes, de la Cofradía de San Lorenzo, que se mostraba muy emocionada tras dejar la ofrenda. “Ha sido muy emocionante venir otra vez a ver al santo y traerle nuestras ofrendas; llevábamos dos años sin poder salir y ha sido casi como la primera vez”, precisaba.
Clara llevaba un precioso traje de Ansó, de cofradía, hecho por su madre, María José Sada. “La camisa está hecha con un sábana antigua que nos regalaron en el valle de Ansó”, ha explicado.
María Dieste y Diego Zabau ha participado con sus hijos, Triana y Mario, que cumplen años este 15 de agosto. “Ha sido bonito porque a los chicos les ha gustado e iban muy contentos para entregar su ofrenda a San Lorenzo”, señalaba.
Baldesca Oliván e Iván Pérez acudían con sus hijas Leyre y Arya, que tiene siete meses, ataviados con trajes tradicionales. Ambos transmitían la emoción de poder volver a participar en la ofrenda a San Lorenzo, que en años anteriores habían realizado vestidos de peñistas y de joteros. Al santo le han agradecido que Leyre se ha sumado a la familia.
Las hermanas Inés y Sofía Trillo ya habían participado en la ofrenda con su madre cuando eran más pequeñas y este año habían decidido retomarlo, vestidas de baturra y con traje de chesa.
Este año ha participado con su prima Carla Gella, con vestido del valle te Tena, que se ha sumado por primera vez “con mucha ilusión” y pidiéndole al santo “que se repita el año que viene”.
Alba Catalán, junto a Miguel Navarro, y sus hijos Eva y Lorenzo, de solo un mes, ha empezado este año a cumplir una promesa. “Tengo mucha devoción al santo. Hace cuatro años que mi padre cayó malo y le recé mucho al santo y le prometí que, si le sacaba de esa, saldríamos el día 10 y el 15 toda la vida. Y aquí estamos. Si ellos quieren continuar la tradición -dice por sus hijos- seguirán saliendo; yo haré todo lo posible”, concluye.