La ciudad de Huesca ha vibrado al compás de la música de la Ronda de Boltaña, uno de los grupos más queridos y emblemáticos de la Comunidad aragonesa, que siempre es recibido con los brazos abiertos en la capital altoaragonesa y despedido por la puerta grande.
En el marco de la plaza General Alsina y de las fiestas de San Lorenzo, la legendaria formación pirenaica ha desgranado el repertorio habitual preparado para este año, que incluye canciones del último disco, La Estación de las Violetas, al que ha sumado temas de otros álbumes que ha desempolvado, en un gesto que muestra la conciencia social y el compromiso cultural del grupo. Según Ignacio Pardinilla, uno de sus miembros, "los tiempos y las cosas que hay que decir" lo exigían.
Entre las canciones recuperadas, ha figurado, por ejemplo, El manifiesto de invierno, un poderoso canto en defensa de la cultura y el territorio pirenaico, temas que, como ha subraya Pardinilla, "por desgracia, hoy hay que volver a cantar".
Aunque a la Ronda le gustaría variar un poco más la estructura de su concierto, Pardinilla observa que el público acaba pidiendo las canciones de siempre, lo que limita las posibilidades de cambio, por lo que no han faltado temas como Días de albahaca, en los primeros compases del espectáculo, o País perdido, con el que suelen cerrar sus actuaciones, La tronada, o Baxando t'a escuela, todas ellas piezas esenciales que, además de ser parte del legado musical del grupo, son verdaderas banderas de la cultura aragonesa.
Huesca ocupa un lugar especial en la historia de la Ronda de Boltaña, y Pardinilla lo recuerda con afecto. "La primera vez que bajamos a Huesca fue en noviembre de 1996, para las fiestas del barrio de San Martín. Hace ya 28 años". Desde entonces, la conexión con la ciudad no ha hecho más que fortalecerse.
El concierto de este año ha comenzado pasadas las 20:30 horas, lo que ha impedido que los miembros de la Ronda pudieran participar como el año pasado en toda la Trobada de Gaiters, que tanto disfrutaron, aunque sí lo han hecho en el último tramo.
El recuerdo del concierto laurentino del año pasado sigue muy vivo en la mente de Pardinilla. "Fue espectacular", ha subrayado. Aquel "diluvio" que amenazó con suspender el evento, finalmente, "como ocurre con cualquier tormenta de agosto", se paró y en pocos minutos la plaza volvió a llenarse de un público decidido a disfrutar de la música, lo que convirtió aquella noche en una de las más memorables del año para el grupo. "Fue un concierto precioso, lo pasamos en grande, la gente disfrutó mucho -recuerda-. Es de esos conciertos que al cabo del año haces balance y recuerdas: el de Huesca, qué bien estuvo".
Entre las canciones del nuevo disco, La Estación de las Violetas, que formaron parte del repertorio, han interpretado La tumba de la golondrina, grabada con Rozalén, y Clamar en el desierto, un tema ecologista en defensa del Pirineo.
Hablando de Rozalén, Pardinilla ha expresado la profunda admiración y el cariño que sienten por la artista manchega. "Rozalén es una artista impresionante, pero lo mejor de esta mujer es que, siendo un artista impresionante, su calidad humana todavía es superior a su calidad como artista, que ya es decir", ha comentado.
La colaboración entre Rozalén y la Ronda de Boltaña en La tumba de la golondrina fue, según Ignacio Pardinilla, "una experiencia espectacular". El videoclip, realizado por Maxi Campo, captura a la perfección la esencia de la canción, pero fue la propia grabación, el proceso de trabajo conjunto con Rozalén, lo que dejó una huella imborrable en la banda. "Lo hace todo tan fácil y tan bien, que cualquier cosa que le plantees es un placer", añade.
La relación con Rozalén va más allá de lo profesional. Existe un vínculo emocional profundo entre la cantante y el Alto Aragón. Rozalén, como explica Pardinilla, siempre ha sentido una conexión especial con el Pirineo.
Fue la artista albaceteña, en una de sus primeras visitas al Pirineo oscense, quien se interesó por la Ronda de Boltaña, y sus componentes le sugirieron seguir las letras de sus canciones para descubrir y conocer esta tierra. En particular, le aconsejaron subir al puerto viejo de Bielsa, que se convirtió en un punto de inflexión en su relación con la tierra y la cultura aragonesa.
Tras una ruta montañera, "tomando una cerveza en esa localidad sobrarbense, llamó a su padre para contarle la experiencia, y fue entonces cuando él le dijo que su abuelo había estado allí durante la guerra, como sanitario en la 43.ª División", relata Pardinilla.
Este descubrimiento marcó profundamente a Rozalén, y reforzó su apego a la tierra altoaragonesa. Durante el memorable concierto en el Festival Castillo de Aínsa en julio, con la Ronda de Boltaña, Rozalén regresó acompañada de su madre, su hermano y algunos sobrinos nietos de su abuelo, con la intención de recorrer sus pasos.
Rozalén también ha reiterado en Huesca que su "Prado Violeta" se encuentra en Bujaruelo y es su lugar favorito del mundo, un espacio en el que se recuperó en un momento de su vida en el que se encontraba especialmente vulnerable y necesitaba paz y tranquilidad.
Rozalén actuó el pasado 11 de agosto en el Palacio de Congresos de Huesca y también tuvo palabras de elogio para la Ronda de Boltaña: "Qué maravilla que tengáis a unos artistazos así”, proclamó.
La Ronda ha interpretado tambien En tu nombre, Treinta años atrás, Un pasodoble entre las ruinas, Mermelada de moras, La casa caída, Bajo dos tricolores, entre otros títulos, además de el Canto a la libertad, en un emocionante homenaje a José Antonio Labordeta, al que se han sumado con sus voces un gran número de asistentes.
A lo largo del concierto, desde el escenario se ha defendido la riqueza de la lengua, al tiempo que se ha advertido que la aragonesa es la que se encuentra en mayor peligro de extinción de todas las existentes en España, y se ha reivindicado la importancia de los pueblos, que deben gozar de los mismos derechos que las ciudades.
El final del concierto ha sido apoteósico, con la gente volcada con la Ronda y su temazo País perdido y, para acabar, con los Gaiters de Tierra Plana con ellos, en el escenario, interpretando el Baile de las espadas de los Danzantes de Huesca.