Los fuegos artificiales se elevan hasta el cielo de Huesca y crean un efecto especial de película de nuestras vidas. Sobre el Casino de Huesca, el círculo oscense de la vida reza que ahora hay que dar una vuelta completa al calendario y lo va a hacer con colores añiles, verdes, amarillos y de todas las tonalidades, como los que dibujan las colecciones de Pirotecnia Oscense para recordarnos que nada es el final, sino el principio de lo siguiente. Y lo siguiente es manejar las emociones del final de San Lorenzo con la satisfacción de lo mucho que nos queda por compartir hasta el venidero.
La Traca de Fin de Fiesta en la Plaza de Navarra es el colofón recio, poderoso, que despierta cualquier melancolía para imponer el ritmo que los oscenses, todos, hemos de marcarnos en los 358 días restantes hasta llegar al 9 de agosto de 2025, cuando volverán los días más bonitos de nuestras vidas. Porque cada año es una vivencia y del cohete anunciador al cohete de despedida media un mundo de sensaciones, de impresiones, de satisfacciones.
El final pirotécnico de las fiestas ha tenido también, como no puede ser de otra forma, su punto de espectáculo. La concejal Nuria Mur y los presidentes de las peñas han encendido la minitraca previa a la gran final. Es el último estímulo en el oído y en la retina para proclamar, algo alicaídos, que San Lorenzo 2024 se conjuga en pretérito, pero que paso a paso acabaremos gritando "¡Viva San Lorenzo 2025!" Y que todos lo veamos