Estirpe de Aragonia juega en casa. Cantar, bailar y tañer en el Paseo Carlos Vidal del Parque Miguel Servet otorga una ventaja a su virtuosismo. Pero también es una responsabilidad. Les examinan desde abajo los cientos de personas que pueblan las sillas. Les escruta desde arriba el del salto imposible, el que retó a las leyes de la gravedad. Tamaño compromiso ha sido resuelto con nota en la velada sabatina, en la que el relato, y con él la vida, se han convertido en jota porque han sido capaces de entonar ese oxímoron que es la "cotidianeidad extraordinaria" que nos ha dejado la pandemia. De ahí la satisfacción suprema de la asociación que preside Noemí Lanaspa, capaz de "desnudarse" en el escenario narrando sus cuitas, las de ciudadanos normales que van de fiesta, de celebraciones, que viajan y que trabajan. "Volvamos a latir" es el epígrafe del espectáculo de este San Lorenzo. Y, con él, la puesta en escena abre con un corazón verde que bombea al ritmo laurentino. El arranque para que luego condujera el acto la periodista de Diario del Altoaragón Susana Deito.

Canto Grupal y Conchita de Miguel para iniciar: "¡Cuánto pesar he tenido/ por no poderte besar/sólo te he dicho te quiero/sin podernos abrazar". Y la asociación se va de viaje, convivencia, diversión, reconforta la hospitalidad de los anfitriones, la traadición, los bailes y músicas... Llegan a Ansó y ahí todos cantan "Amanece en el valle".
Hay tantos motivos para celebrar... Bodas, comuniones, nacimientos, el grupo es familia y el folclore ha sido el conducto del amor. Y se arrancan Silvia Abad y Natalia Sistac con La Habanera de los Amantes. Y Clara Atarés con El Moncayo (Es el alma de Don Diego que busca la de Isabel). Y Alberto Anadón con "Que te da el sol en la cara".
Y la tercera parte es de la Pasión, de la Semana Santa, cuando Estirpe de Aragonia deja los trajes tradicionales para envolverse en túnicas, con capirotes y cíngulos para transformarse de joteros en Cofrades. Retumba en las voces de Natalia Sistac, Andrea Mora y el dúo Carmen-Sheila la Jota de Calanda.

Y en estas llegamos a San Lorenzo, el despertar de los sentidos, el amor sublime, la pasión festiva, esa ilusión especial, ese gusanillo que pica, uno de los tiempos más bonitos del año, si no el que más, porque los folclóricos convierten los cantos y bailes en expresión máxima de cultura. Laura Sarasa entona que cada 10 de agosto sueña que Huesca es un manto verde, y Jorge Martín y Sheila Gavín elevan la Habanera a San Lorenzo.
Todos los aragoneses tenemos devoción al Pilar, y Estirpe de Aragonia es muy aragonesa. Y por eso expresa la elegancia del Bolero de Zaragoza con Silvia y Javier Abad, Carmen Gavín y Marta Val.
Pero Estirpe es un ecosistema, un grupo vivo en sí mismo, con sus propias fiestas a la Virgen de Loreto, su patrona. Una coreografía específica rinde tributo a la virgen, a su camino y a su ermita, con una composición musical de nueva creación, respeto en los bancales que lucen las bailadoras para cubrirse la cabeza. Y, con una proclama por la jota, el público y Estirpe de Aragonia constatan que, en este viaje, ha cambiado el verbo: Volvemos a latir.