Despacito y con buena letra, Inés Plana ha desgranado la esencia del ser barbastrense que cada septiembre irrumpe en jolgorio festivo porque se lo ha ganado y porque es su voluntad. Ha sido la gran protagonista de acto de presentación de Damas Mayores e Infantiles que no son sino la expresión de que ya llega el momento de honrar a la Natividad de Nuestra Señora y manifestar en contrato indeleble nuestro compromiso con la convivencia y con la propia ciudad. En la misma línea que ha expresado el alcalde, Fernando Torres.
Ha presentado el primer edil a la autora de la trilogía de Tresser y de su reciente Fugitiva con dos estrofas del Himno de Barbastro. “Es la cuna de genios ilustres que extasiada la tierra admiró, cuyos nombres la fama doquiera con su trompa inmortal pregonó. Es la cuna fecunda de ingenios, de Argensolas que el habla español de Aragón a Castilla llevaron y que Lope de Vega aplaudió”. Y ha rememorado esta figura que se remonta a 1987 con el primero, el también escritor Ignacio Almudévar Zamora.
La novelista ha expuesto con desnudez total de espíritu barbastrense una emoción imparable y periférica, que incluye aspectos exclusivos de este 2024 como el disparo del chupinazo desde la Plaza de la Candelera del barrio del Entremuro que tanto ama. Las obras junto a la Casa Consistorial han demandado una decisión y ésta, a su entender, es inmejorable.
"Soy mantenedora. Cuando escribo estas líneas, me emociona pronunciar en voz alta cada palabra". Ha aludido a la figura medieval del mantenedor, un aguerrido caballero que custodiaba la entrada donde se celebraban los torneos, espada en mano. Quien osara entrar, tendría que combatir contra él. Ha agregado el significado del maestro de ceremonias de las justas literarias. "Y aquí estoy yo ahora, una dama mantenedora que al contrario de los caballeros medievales da la bienvenida aquí a todos los que quieran sumarse a nuestras fiestas".
En su escritura emocional del discurso, asegura que "Barbastro está dentro de mí más que nunca". Basándose en el título de la película "Un instante, una vida", ha proclamado que está ahora mismo en ese instante mágico, profundo, radiante que le hace recordar a su padre Santiago cuando afirmaba que nació un 6 de septiembre a las 12 de la mañana, "con el sonido de fondo de los cohetes. No se puede ser más barbastrense". Se lo repetía su padre cada cumpleaños. Y se ha remontado a Sederías Goya, su segunda casa en la que pasaba mucho tiempo. Con dependientes como Pili Lanau, Ana Calderón o Pepita Portella, "que se nos fue y la adoraba, siempre tan elegante y divertida".
En un alegato vitalista, se ha transportado a la cuesta de las monjas y la plaza del Mercado, el piano de los alumnos de María Lobera, las riadas del Vero o los baños en el Alcanadre. A todos ha invitado hasta la calle General Ricardos, otro grande de Barbastro, para ver a los Gigantes y Cabezudos cuando todavía creía en los Reyes Magos y atribuía a los colosos una condición mágica.
Ha degustado aquellos aperitivos de los domingos en el bar Victoria con sus padres, olor a calamares rebozados de receta casi secreta. Ninguno como los que hacía su tío Manolo Larruga, como dice muchas veces a su primo Manolo, que esta tarde acompañaba junto a sus también primos Luis y Áurea. De ronda se ha ido por el San Ramón y el Argensola, donde tocaban gambas a la plancha. Se entrega a la memoria de los sentidos cada vez que trocea un tomate rosa de Barbastro y lo aliña con oliva y sal. "La huerta de Barbastro es una de las mejores de España y forma parte de nuestra identidad y de nuestra tradición".
Inés Plana rezuma carácter barbastrense. En sus novelas, siempre está presente. Y el Somontano. Se enorgullece de la historia de la que alardeaba ante sus amigas ilerdenses, "las evocadoras arquitecturas modernistas de la Plaza del Mercado demuestran que en Barbastro había dinero y era una ciudad importante", como demostraron los esponsales de doña Petronila y Ramón Berenguer IV. En la Plaza de la Candelera.
Remembranzas del casino La Amistad, del Teatro Principal, de los bailes en la Floresta o en el Argensola. De un pasado que enternece y sobrecoge, ideal para sus personajes arraigados a una ciudad que debiera ser declarada "CULTURAL", así, con mayúsculas, porque pocas como ella invierten en actividades creativas como los premios de poesía o el internacional de novela. Nombres propios de predecesores en esa tribuna, como sus amigos Encarna Samitier, Antonio Latorre, Manuel Ollé o Manuel Vilas. Y el de Enrique Calvera, muy importante en una época crucial de su vida. Como el sacerdote Joaquín Ferrer. Y su madre, Victoria, con sus pinceles y su paleta frente al caballete y el lienzo mientras dibujaba un boceto a carbonillo.
Ha extraído del baúl sus tiempos como reina infantil de las fiestas, la carroza, el vestido blanco, la banda que lo cruzaba. Y ha dicho a las damas que su experiencia es irrepetible, por lo que se han de dejar llevar por las emociones, por sus espíritus en unas fiestas que formarán su patrimonio personal. "Barbastro es identidad, es vida, es sentimiento, es pasión. 'Y de Barbastro al cielo', ideó mi padre como lema de las fiestas en sus escaparates", emulando el castizo eslogan madrileño.
"Gracias, Barbastro, por formar parte de mi vida". Y el colofón que anhelaba elevar hasta el cielo: "¡VIVA BARBASTRO Y SUS FIESTAS".
Pero el colofón ha sido el párrafo de su última novela, Fugitiva: "Todo ha sucedido en Barbastro, ciudad altoaragonesa, el centro de 17.000 mundos, los 17.000 habitantes de una tierra de vinos, huertas, almendros, carrascas y olivares. Para sus moradores, el mejor lugar de todos los posibles".
LAS DAMAS EN EL CENTRO
Aclamadas han sido en el acto conducido por Ángel Huguet las siguientes representantes de la juventud de la ciudad del Vero: Elisa Angulo Mur (Barrio de Cregenzán), Marta Ferra Laborda(Barrio del Entremuro), Paloma Garriga París (Barrio de San Hipólito), Lucía Cortés Sánchez (Barrio de San Joaquín), Irene Moreno Olivares (Barrio de San Fermín), Rocío Pinacho Jara (Barrio de Santa Bárbara), Carmen Angulo Mur (Barrio de San Juan) y Alba Isarria Catena (Barrio de San José), las Damas Mayores. Bianca Giagante (Barrio del Entremuro), Vega Ballarín Paco (Barrio de San Hipólito), Alba Abizanda Bielsa (Barrio de San Joaquín), Carlota Peramato Cernadas (Barrio de San Fermín), Carolina Oliván Morales (Barrio de Santa Bárbara), Baldesca Ballabriga Ezquerra (Barrio San José) y Emma Lalueza Andrés (Barrio de San Juan), las infantiles.
Orgullo de Barbastro, como ha manifestado el alcalde, Fernando Torres, en su discurso en la gala celebrada en el Centro de Congresos. A ellas, hay que agradecer que “en una época en la que la inmediatez, la frivolidad, el ruido mediático y, la crítica fácil y destructiva han adquirido demasiado protagonismo” se involucren en las asociaciones y adquieran un compromiso que permite “continuar manteniendo y ensalzando nuestras tradiciones”. Por ello, las damas y sus familias, ha remarcado Fernando Torres, merecen el aplauso de todos. “Os puedo asegurar que no hay nada más gratificante en la vida que colaborar con tu sociedad y con tu ciudad, intentando aportar lo mejor uno mismo, para tratar de mejorar la vida de los demás, desde cualquiera de las facetas en la que uno sienta que puede ofrecer más”, les ha recordado el primer edil barbastrense. Ha reconocido, además, a Ester Cortina, la responsable de las Damas.
Torres Chavarría, que con la edil de Fiestas, Lorena Espierrez, ha invitado a ver la vida de blanco y azul desde el día 4, ha arengado a vivir "con tolerancia, moderación y respeto" de unas Fiestas con un programa "amplio y trabajado" en el que "estamos seguros de que todo el mundo encontrará actos y eventos que le interesen"
BALCÓN DE BARBASTRENSES EN EL CIELO
El alcalde ha recordado a los barbastrenses fallecidos durante el último año que, ha destacado, “se colocarán la pañoleta azul el 4 de septiembre desde un engalanado Balcón de barbastrenses en el cielo” desde el que “verán emocionados a familiares, amigos y vecinos celebrando sus queridas fiestas”. Entre ellos, ha recordado especialmente al recientemente fallecido José Antonio Torres, concejal de Fiestas a finales de los 80 y principios de los 90 que “con su ímpetu, trabajo y verdadera pasión por Barbastro” dio “un giro enorme a estas fiestas sacando a la gente a la calle e imponiendo de manera general el uso de la pañoleta azul”.
Y así, con emoción y alegría, reconfortados y concernidos, han desfilado después de esta bonita velada los cientos de barbastrenses que ya sienten el pálpito festivo. El que quizás, un buen día, Inés Plana convierta en descripción sentimental en una de sus novelas. Para soñar, nada mejor que el chupinazo.