Recuerdo en los añorados años 80, actualmente en el candelero gracias al contexto en el que se desarrollan diversas series y películas de éxito inspiradas en aquella década, cuando todo requería su tiempo: ver una película implicaba bajar a un video club para alquilarla, jugar a un video juego, en aquellos Spectrum o Amstrad de pantalla verde, suponía esperar esos minutos fatídicos al son de la sinfonía de pitidos hasta que, con suerte, el juego cargaba. Entendíamos el aburrimiento y las horas perdidas como una parte más de un proceso vital en el que no era necesario estar haciendo algo en todo momento, posteriormente se ha demostrado que ese hastío incentivaba nuestra creatividad.
Los tiempos han cambiado y las prisas inundan nuestro día a día como una riada que arrambla con todo lo que se pone por delante, la inmediatez se ha apoderado de nuestras vidas y las nuevas generaciones se frustran en la espera. Todo es ya, todo es ahora, pero en contraposición, somos incapaces de vivir el momento porque convivimos de forma exagerada con un exceso de presente y de pasado, lo que implica un aumento peligroso de los niveles de estrés y ansiedad.
Podemos acelerar la velocidad de los mensajes que nos envían para disminuir el tiempo de escucha, nos prometen leer cualquier libro en diez minutos con la misma comprensión de su contenido, nos enronan de información, prisas, banalidades… y mientras tanto la vida se escurre en nuestras manos como la arena del reloj.
Cuando vives demasiado deprisa corres el riesgo de no bajarte en ninguna de las paradas, de observar la vida a contrarreloj, de pasada, sin disfrutar de los detalles, como surgen las imágenes tras la ventanilla de un tren de alta velocidad.
10 consejos para vivir de forma pausada y consciente
En consecuencia, son muchas las ventajas de disminuir el ritmo, reducir nuestra velocidad en el día a día y vivir de una manera más pausada y tranquila. A continuación, planteo algunas ideas para bajar el ritmo y vivir más despacio.
- Presta atención y disfruta de los pequeños placeres cotidianos. Ten en cuenta que todo cambia si lo miras con curiosidad, esmero y tranquilidad.
- Vive el momento. Céntrate en aquello que estás haciendo. Enfócate en el presente y toma distancia tanto del pasado como del futuro.
- Pon especial atención a las relaciones personales, recuerda que no existe el yo sin el nosotros.
- Desconecta de la tecnología y de lo virtual de vez en cuando. Aléjate de las pantallas y observa la realidad que te rodea con atención.
- Conecta con la naturaleza, empápate de sus aromas y disfruta de tiempo al aire libre.
- Busca momentos de soledad y tranquilidad para tratar de conocerte a ti mismo. Carl Gustav Jung planteaba que “el que mira hacia fuera sueña, pero el que lo hace hacia dentro despierta”.
- Busca actividades que te hagan sentir bien, intenta fluir y disfrutar. Baila, escucha música, canta, lee, practica deporte…
- Trata de planificar tu día a día y no pierdas de vista tus sueños. Haz algo a diario que te permita acercarte poco a poco a tus metas.
- Escribe tus reflexiones en un diario personal, sin pretensiones, sólo con objeto de pensar en cómo va evolucionando todo y seguir aprendiendo.
- Sonríe y contagia alegría. No olvides que, como decía Charles Chaplin, “un día sin risa es un día perdido”.