José Torres Remírez.

75 años

Miembro de la Asociación Española de Derecho y Economía
06 de Octubre de 2024
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José Torres Remírez.
José Torres Remírez.

Estamos de celebración, el 1 de octubre cumplió 75 años la Republica Popular de China. Actualmente es el país que puede quitar la hegemonía a Estados Unidos y que está marcando los destinos económicos del resto de países. Sólo hay que ver cómo todos los líderes europeos van a postrarse a los pies del presidente chino. Es el motor económico del mundo (aunque ahora esté gripado). Es el país en el que la nación está por encima del individuo. La nación está por encima de las libertades individuales. La nación es todo y todos son una herramienta para la nación. En otras palabras, ha conseguido en estos 75 años lo que no consiguió la URSS ni ninguna otra dictadura, extraer todo pensamiento crítico del individuo.

Aunque China no ha llegado tan lejos de un día para otro. Los líderes comunistas han tenido que trabajar mucho y esforzarse para poder alcanzar la fe ciega de sus ciudadanos y que su economía sea tan potente. Permítanme mostrarles alguno de los logros de China.

China empezó como todo país comunista, creyéndose más lista que el mercado, así que empezaron planes de ingeniería social y económica que culminaron con la Revolución Cultural. Lo más llamativo de ese periodo es lo que en occidente conocemos como la Gran Hambruna (1958-1961). Los datos más conservadores datan que en este trienio murieron 15 millones de personas (la población de Cataluña y la Comunidad de Madrid). El economista español Josep Fontana lo eleva a 32 millones. Aunque esos fueron los primeros muertos. En ese periodo también se asesinó a muchos disidentes. Los datos con mayor consenso muestran que en los primeros compases de la revolución murieron o fueron asesinados, por obra y gracia del gobierno de China, 78 millones de personas. En España no somos ni 50.

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No fue suficiente con los millones que ya no estaban, si el estado quería asegurarse la supervivencia no sólo debía acabar con las personas, sino también con las ideas, algo que parece más difícil, pero lo han intentado todos estos años. Empezaron con los campos de reeducación para todo aquel intelectual que osara dudar, ya no del comunismo, sino del partido. Campos de reeducación que no se quedaron en la época de Mao, sino que ahora también existen.

Las ideas eran un enemigo poderoso que ha sido casi vencido en China, pero con la fe lo han tenido más complicado. Respecto al cristianismo vivió momentos de persecución al principio de la existencia de la dictadura, pero posteriormente se les permitió coexistir si no se metían en política. A partir del 2015, con el actual presidente, comenzaron de nuevo las persecuciones. Tal es así que los obispos no son designados por la curia, sino por el estado, y en la actualidad en las pocas iglesias que permite el partido comunista, se están sustituyendo imágenes de Cristo por la fotografía del actual presidente de China. Pero estas atrocidades y otras más están mejor expuestas por el escritor chino Liao Yiwu en su libro “Dios es Rojo”. Un libro que no se puede comprar o leer en China.

Los musulmanes también están siendo perseguidos, por ejemplo, la etnia Uigur son sólo 20 millones de personas, de las cuales un millón está detenido y el resto vive bajo el yugo gubernamental con libertades cercenadas, prohibiciones de asistir a la mezquita y condenas de castración química a los hombres y de histerectomía a las mujeres por delitos de orden público.

Si esto no fuera poco, la extensión actual de China se debe a que, en 1950, un año después de nacer el país, invadieron el Tibet. Según informes de instituciones independientes cerca de medio millón de tibetanos han sido asesinados estos 74 años por motivos políticos.

Uno de los argumentos más olvidados contra el gobierno chino es la política del hijo único. Principalmente porque es un ataque a la libertad, pero acercándome a la actualidad ¿saben ustedes lo que les ocurría a las niñas? Algo tan terrible que no quiero dejarlo por escrito, lean “Nacer mujer en China”. Una lectura recomendadísima para las actuales feministas.

Podríamos pensar que esto no durará mucho, que los jóvenes son siempre rebeldes y se alzarán contra lo establecido, desgraciadamente ya lo hicieron en 1989 con las protestas en la plaza de Tiananmén. Ahora nadie las recuerda. Triste es que en China no se permita hablar de ello, pero más triste es que aquí, en este país, nadie enseñe lo que ocurrió.

No sólo he traído todo esto para recordar los grandes hitos de una China dictatorial y comunista. Sino para advertir a todos los lectores que hoy en día, en nuestro país, aún hay gente que defiende un estado como el chino. Aún hay gente que defiende el comunismo. Más grave aún, lo justifica.

¡Felicidades Republica Popular China! Que no cumplas muchos más.   

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