El Ayuntamiento ha perdido el recurso presentado ante el Tribunal Superior de Justicia de Aragón para conservar los nombres de algunas calles de la ciudad.
Pues nada, habrá que acatar la ley y ponerles algún que otro nombre que no “ofenda” los delicados ojos y oídos de los amigos de la memoria histórica.
Siempre pensé que la cultura no tiene ideologías, que igual de bonitas son dos pajaritas colocadas en el parque, que el precioso himno de Huesca que tan extraordinariamente cantaba el Orfeón Oscense dirigido por el Maestro José María Lacasa.
Considero que la cultura es belleza es enamorarse de un cuadro, de un atardecer de verano, de una pieza de música, de una ópera cantada por un tenor y una soprano con unas voces de primera, de las tradiciones antiguas que perviven en los pueblos y ciudades de nuestra geografía y no la chabacanería que muchos nos intentan colar.
Recuerdo las dificultades que tuvieron, especialmente lo negocios, cuando al principio de la Transición se cambiaron los nombres de algunas calles. Hoy volvemos con la misma historia. Molestan algunos nombres de calles solo por la ideología de las personas y no por lo que pudieron hacer. Estoy segura que todos los que hoy son denostados, hicieron lo que pudieron y supieron en favor de la ciudad.
Creo, de todas formas, que en esta ciudad hay problemas mucho más graves que resolver para perdernos en éstos que solo afectan a muy pocas personas, a muchos ni nos van ni nos vienen.
Sería mejor que nos ocupáramos en buscar el bienestar de muchos oscenses, ayudándoles a solucionar sus necesidades según las posibilidades de cada uno que quiera aportar su granito de arena.
Y en esta reflexión, una cosa me viene a la mente: si así se comportan los que fueron vencidos en la guerra in-civil ¿Qué habría pasado si hubieran vencido? ¿Seríamos una nueva Cuba? ¿O Venezuela? ¿O Nicaragua?
Mejor no pensarlo.