Agradecimiento a San Jorge

Belén Ordóñez Marvizón
23 de Agosto de 2024

Necesito hacer público mi agradecimiento. Gracias, San Jorge

Un viernes de este agosto me zarandeó la vida. A mí, recién trasladada a Huesca para emprender por fin una vida junto a mi marido y nuestra bebé. Unos días raros, una analítica sospechosa, un diagnóstico urgente: leucemia aguda.

En ese instante, el hospital San Jorge se convirtió en mi bastión, mi faro y mi hogar. Aún han pasado pocos días, pero ahora que gestionamos el traslado a mi Andalucía natal para hacer ahí el tratamiento de choque, no tengo más que palabras de agradecimiento a todas las personas que me han sostenido, formando una red que me ha ayudado a aferrarme a la vida con furia en los primeros momentos de esta enfermedad: a los doctores Javier y Víctor Marco; en el apellido llevan la alquimia perfecta de cercanía y profesionalidad (donde hay un hematólogo, hay un caballero).

Al equipo de matronas, que me han acompañado en el duelo de una interrupción abrupta de la lactancia y en los riesgos físicos que ello conlleva. Sois ángeles. A todas las enfermeras, Nieves, Berta, Montse, Clara y más que he tenido la suerte de conocer, sois la vocación hecha ejemplo. Y a cada celador, auxiliar y técnico que me he cruzado: gracias, gracias infinitas.

Seguid haciendo lo que hacéis, seguid insuflando vida con las manos y el corazón. Y a ti, lector, lectora, te voy a pedir dos cosas: la primera, una oración que sepa viajar 900 km como mi ambulancia, y la segunda, que te deleites en el orgullo de ver cómo la rasmia y la pitera aragonesas se tornan en acogida cálida y ternura pura cuando más se necesita.