En Un Enemigo del Pueblo, Henrik Johan Ibsen pone en boca de su protagonismo uno de los paradigmas de la firmeza democrática: las verdaderas columnas de la sociedad son la verdad y la libertad. Esta obra del noruego ha envejecido espléndidamente, porque es perfectamente trasladable la figura del doctor Stockmann a la actualidad: el denunciante de la contaminación de las aguas que se queda sólo frente al borreguismo generalizado. Una metáfora que explica que este libro fuera una referencia en mis estudios... naturalmente por el buen criterio de mi profesor.
A reforzar esas columnas a través del periodismo ha venido EL DIARIO DE HUESCA, cuya expresión en las apenas tres semanas de nuestra evolución ha sido una declaración de intenciones ante las que las reacciones desde determinados estamentos son las previsibles. La respuesta está en una estadística que es toda una sentencia sobre los respaldos y las indiferencias -o más allá- ante la línea editorial libérrima del nuevo medio de la provincia: el 95 % de la facturación publicitaria de la revista (8.000 ejemplares, papel couché, porque Huesca lo vale) es privada y escasamente un 5 % institucional. Vaya por delante el agradecimiento hacia las administraciones que han creído en este producto y también la escucha de las que no, pero parece obvio que, en el panorama de los medios de comunicación actuales, esta dimensión no encuentra parangón alguno. Con las consecuencias que acarrea.
Vengo sosteniendo que este proyecto de periodismo libre e independiente no se puede entender sin el compromiso de quienes formamos parte de él. De Myriam Martínez, Sergio Bernués, Mercedes Manterola, María José Sampietro, Adrián Mora y un servidor arranca una vocación de servicio que constituye uno de los tres grandes pilares de este ejemplar histórico de 108 páginas encabezado por el prodigioso abrazo de dos danzantes bajo la mirada de San Lorenzo (por cierto, con el permiso previa petición a la Cofradía que rinde honores al santo) del prodigioso Raúl Sunn. El segundo estriba en la maravillosa colaboración de firmas imponentes de historiadores, literatos, artistas, músicos y celebridades como el alcalde de Madrid o la ministra de Educación, amén del cierre con el Lorenzo quizás más reputado hoy de España: Caprile. Y, sin embargo, lo sustancial es lo nuestro. En cierta medida, hay un paralelismo con el primer Extra Laurentino de EL DIARIO DE HUESCA de Manuel Camo Nogués y éste. Los números del día 10 rezumaban cultura y rebosaban provincia. Así será en el futuro. El tercero es el del lectorado y los inversores publicitarios. No hay emisor sin receptor. La receptividad de la sociedad civil demuestra que existe una demanda de un tipo de comunicación crítica y reflexiva, y ahí profundizaremos con el viento a favor o en contra, con el mar en calma o las olas encrestadas de la marea. No hay términos medios aunque haya escalas de grises, radicalidad en la defensa del territorio y su verdad, Respeto reverencial a nuestra audiencia. Como el 10 de agosto de 1908 lo manifestaban plumas del prestigio de Miguel Moya, Basilio Paraíso, Gaspar Mairal o Rafael Salillas. Modelos a los que imitar. En todo. Les invitamos a estos sorbos de orgullo.