Aprender se escribe con jota

16 de Agosto de 2022
Guardar
Actuación del Grupo San Lorenzo el día grande de las fiestas. La jota ha brillado
Actuación del Grupo San Lorenzo el día grande de las fiestas. La jota ha brillado

Dos de los colectivos estigmatizados por nuestra España frívola, la que soporta estoicamente en cada telediario media hora de horrores naturales pero musculados por el morbo, dan lecciones cada día. Uno de ellos, ya lo he escrito alguna vez, son los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Desde su espíritu humanista en las imposibles crestas de la montaña hasta las misiones internacionales en zonas de conflicto de supervivencia milagrosa, desde los despachos hasta la instrucción, desde la organización milimétrica del Día de las Fuerzas Armadas hasta las tareas de los despachos para organizar una logística prodigiosa, incluso desde el formidable Curso Internacional de Defensa de Jaca, exhiben una musculatura cultural inabordable para el común de los mortales. Caminar sobre el alambre perfila la curiosidad.

Otro que me enorgullece es el de los joteros. Casi 900 espectadores por actuación de las cinco laurentinas, según las estimaciones municipales. Esto es, con el Grupo San Lorenzo, con la Agrupación Santa Cecilia, con Estirpe de Aragonia, con Elenco Aragonés y con Roldán del Altoaragón. El folclore no se ha circunscrito a cantar, a bailar, a tañer los instrumentos. Pues no. Cada velada se ha rodado una película de nuestras vidas con diferentes dimensiones temporales. Las escenificaciones han resultado fascinantes, en muchos casos por la belleza pura, en otros por la hermosura también de la dureza extrema. Las labores del campo, las cuitas de antaño, las penas de la pandemia, el verde esperanza y los negros sufrimientos. En todos los casos, con muchísima generosidad. Antonio Machado escribió que, en cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da. Cierto, es precisamente la teoría de Nuccio Ordine. Cuando se divulga, se produce un extraño fenómeno de transacción en el que gana el donante y cosecha el receptor.

Cuando Javier Badules se detiene este lunes, 15 de agosto, ante la humilde sede de EL DIARIO DE HUESCA en el Coso Alto, y nos ronda, más allá de la emoción que acompaña esta personalización en el destino del arte, sorprende a unos interlocutores que me acompañan mi enumeración sobre el doble Premio Extraordinario. Su erudición en folclore, que en sí mismo es una disciplina complejísima (instrumentos, voces, indumentaria, tradición, usos, costumbres, paisajes y arquitecturas), es acompañada por sus prolijos conocimientos históricos, literarios y filosóficos que contribuyen al desarrollo de su ingenio. Sucede, en mayor o menor intensidad, con personas que conozco de cada uno de los participantes en el Paseo Carlos Vidal. Jairo, Jara, Pablo, Sergio, Noemí o Silvia son enciclopedias andantes, como lo son Óscar, Roberto, Toño, el Chato, José Antonio, Mercedes, Sofía o José Luis. Algunos en la programación oficial, otros en grupos o compañías exentas en el ciclo laurentino. Y, con más nombres que añadiera para que tú, querido lector, acompañaras el apellido correspondiente, más me dejaría en el tintero. Así que permitidme hacerlo extensivo a todos, jóvenes, adultos y muy maduros. Incluso a aquellos míticos como Fidel, Camila o Gregoria. Tenemos una gran fortuna, un patrimonio inmemorial, eterno e inmaterial con todos vosotros. Y, en correspondencia, todos debiéramos proclamar y tomar la bandera del #yoapoyoalajota Por el orgullo que nos enclava en las raíces, el único cimiento desde el que crecer.

Archivado en

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante