La carta de Elisa y su selecto club de corifeos

16 de Junio de 2024
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Un vehículo de SYB durante sus trabajos de recambio de la iluminación en Santalecina.
Un vehículo de SYB durante sus trabajos de recambio de la iluminación en Santalecina.

Elisa ha escrito una carta. Siempre ha sido muy empática con el poder supremo. Como el nuevo senador. En esto de posicionarse según los resultados de las primarias (sábado de homenaje multitudinario a Susana, domingo de adhesión inquebrantable al amado líder tras el escrutinio, y sin despeinarse), son muy buenos. Ya lo hicieron con Borrel y Almunia. Y con ZP y Bono. Por eso, ha escogido para responder a la 'afrenta' el género epistolar. Pedro se inclina por X, que es como más guay. La de San Miguel de Cinca Meta (algo como más doméstico, más de patio de vecindad).

Elisa también está enamorada. Amor materno-filial, sintiendo que su retoño ha sido atacado y, como reza una reacción clarividente de uno de sus defensores, está claro que por sus hijos "¡MATA!". Paradójicamente, ni una palabra de respuesta al fondo de la noticia (PE-RIO-DIS-MO, como decía del baloncesto el gran Pepu Hernández). De tal guisa que se infieren dos alternativas: se sobreentiende que asume, efectivamente, que la empresa de su hijo realizó los trabajos de suministro de la iluminación de los pueblos de los que es alcaldesa (Pomar, Estiche y Santalecina) o es que no se enteró, ocupada como está en la vicepresidencia de las Cortes (menos el viernes cuando vio la noticia, que estuvo apenas de cuerpo presente escribiendo en el móvil y entrando y saliendo mientras los oradores ejercían en la tribuna) o en su vida de domicilio capitalino (muy coherente con sus arengas de la España Vaciada). Las furgonetas de SYB Solar fueron vistas por los vecinos de los tres núcleos durante semanas en diferentes meses, pero quizás la primer edil ausente no las vislumbró. O es que en el colegio de monjas en el que estudió se saltó por gripe cuando explicaron el término "nepotismo". Aunque sea presunto. Son opciones que planteo. No señalo, que mis lectores son muy inteligentes.

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Más allá de que, en plena exhibición de perspicacia, concluya que una información que exclusivamente refleja documentos oficiales (los más decisivos firmados por ella, por cierto) es un ataque a empresas (se entiende que las dos aludidas que, tras demostrar su solvencia técnica y económica encargan a la S de SYB, esto es, Santiago Gabriel Abenoza Sancho con lo cual se podría dudar de la solvencia práctica para encarar los trabajos por los que concurrieron y que les fueron adjudicados, pero esa es una cuestión en la que no entra la noticia), ni una mínima mención al fondo del asunto. ¿Puso las farolas SYB o fueron con nocturnidad y alevosía Javier García Antón y las hordas caudinas populares a instalarlas? ¡A ver si va a haber una foto de mi orondo perfil encaramado a lo más alto de las luminarias!

Claro, si la lideresa no se plantea tal perspectiva, la de la verdad descarnada, ¿qué van a hacer las huestes de las Horcas Caudinas? La sesentena que, firme el ademán, salieron como un solo cuerpo al grito belicista expuesto por ese epítome de la intelectualidad que es el jefe -sobre el papel, que doña Elisa y San Miguel del Senado todavía marcan las pautas y no se aprecia jubilación en esto de dirigir el partido aunque nominalmente aparezca otra identificación-: ¡Abajo el fango! Sólo le faltaba una segunda arenga de gran profundidad y rabiosa modernidad: ¡No nos moverán! Lo cual es cierto, vista la exhibición de antigüedad que asumen los acólitos de la jefa. ¡Hasta el infinito y más allá!

Viendo la nómina de los que reaccionan, se establece una diferenciación que, más que sociológica, es política. He hecho el estudio. Una minoría, muy escueta, del propio municipio que preside desde 2003 la alcaldesa epistolar, blandiendo gratitud por los servicios prestados (lógico desde la perspectiva propia). Otro puñadito, de férreos socialistas que le piden que siga así otros cuantos siglos (es lo que tiene la ideología). Y el 66 %, justo el 66 %, nombres identificables cuya trayectoria política se ha sustanciado en el regazo metafórico de mamá Elisa en sus distintos desempeños y que probablemente no serían tan del aparato si, en vez de la mediocracia, en los partidos imperara cualquier concurso de méritos que fuera más allá de la reverencia a los líderes. Todos con sus carguitos, algunos de ellos muy poco exigentes pero excelentemente remunerados.

Venas del cuello inflamadas, vacuidad argumental (donde todos piensan lo mismo es que se piensa poco), excretan todo tipo de descalificaciones hacia el mensajero en particular y los mensajeros en general. Hay uno, por cierto, que pudiera sorprender, si no fuera porque fue el seguro Judas del voto en blanco que aseguró un segundo mandato socialista en Huesca hace cinco años. Ayúdenme a recordar con una rima con su apellido: blanco y el botella... Lo de éste aún tiene más mérito, porque no ha podido cobrar sus treinta monedas de plata al perder las instituciones el partido al que prestó tan grueso servicio tránsfuga.

El caso es que he de terminar esta epístola fanguera con una moraleja, en la confianza remota de que ese 66 % de pretorianismo en torno a la emperatriz la entienda, habida cuenta que ni uno sólo ha sido capaz de comprender -algunos ni la habrán leído- la noticia de la alcaldesa y su amado retoño. Ahí va. En la reciente política española, desde González y su mano en el fuego por "mihenmano" de Guerra o Luis Roldán, hasta el "sé fuerte, Luis" de Rajoy, ha habido un riesgo convertido en incendio de que los primeros atisbos prendieran. Y las unidades de quemados de la política española están repletas de adláteres y asustadizos temerosos de que el chollo se acaba que, con el avance de las llamas, terminaron con todo el cuerpo partidista abrasado... cuando no cadáver (metáfora, ¡por Dios!).

P.D.: Für Elise, para Elisa (Ludwig von Beethoven). Dejo para la postdata la ingenuidad impostada de la vicepresidenta de las Cortes cuando asegura no entender la posible hostilidad de nuestro diario. Esa afirmación es más falsa que el beso de Judas... Y ella lo sabe, pero eso puede ser objeto de una columna larga, muy larga, y les aseguro que jugosa. ¡Quién sabe! Sólo les adelanto que la vicepresi quiso matar este proyecto apenas nacido. Ese es su concepto de la libertad de expresión. ¡A otro perro con ese hueso! Y, sin embargo, desde esta tribuna de la verdad y la libertad, mirando a la cara a nuestros lectores, oyentes y espectadores, nunca hemos sesgado ni siquiera a los sectarios. PE-RIO-DIS-MO.

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