Despensa sin Escuela, la renuncia a la regeneración

Una reflexión sobre la desidia intelectual que desaprovecha oportunidades de aprender como la ceremonia de San Lucas en Huesca

21 de Octubre de 2024
Miembros de Studiosi pro Universitate Sertoriana en el Colegio Imperial de Santiago con motivo de San Lucas. Despensa sin Escuela, la renuncia a la regeneración

Entiendo que alguien, reacio a la remota posibilidad de que un gramo atmosférico de ilustración penetre en su cerebro, sea renuente a disfrutar de la especial sensación de sentarse a escuchar una buena conferencia en el Colegio Imperial de Santiago. Habitamos tiempos lóbregos, hostiles para la curiosidad, adversos al conocimiento.

Sólo así se concibe que no estuviera repleto el viernes en la celebración de San Lucas y la ceremonia solemne de apertura del curso universitario que durante siglos encendió las luces anuales de la Sertoriana. Acaso de esta manera se entiende que muchos que presumen y carecen de espíritu de identidad se perdieran la emocional y racional semblanza a don Federico Balaguer Sánchez por Bizén d'o Río rematada por la autora de la Lección Magistral, Laura Alins, que sumó a sus vivencias con quien fuera Cronista de la Ciudad de Huesca una erudita consideración sobre los falsarios argumentos que cerraron en 1845 la Universidad de Huesca contraviniendo la orden de Pedro IV el Ceremonioso en 1354.

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La vida ofrece segundas oportunidades y, de hecho, quien quiera disfrutar lo que el viernes se vivió y disfrutó para el verdadero orgullo oscense puede leerlo, verlo y escucharlo simplemente pinchando sobre estas palabras, en este enlace.

Mas no he venido ha hablar de mi libro al estilo de Paco Umbral, sino para unas consideraciones que me gustaría que fueran banderillas de castigo ante las que el escozor nos retuerza a la Huesca que dolía a Balaguer Sánchez, que la lloraba. Expuso en su universo documental de erudición Bizén d'o Río que don Federico soñaba con la recuperación de la Sertoriana y tenía pensado el nombre del bautizo: Universidad Joaquín Costa. Un tributo a su virtuosa dualidad escrita y pregonada: Escuela y Despensa.

Desafortunadamente, vivimos en este 2024 la prevalencia de la segunda sobre la primera en todos los ámbitos. Sólo así se explica la resistencia a la instrucción que nos proveen los libros y los filósofos, los anales y los literatos. Sólo de esta forma se concibe la zafiedad en los usos, que van desde esa bobalicona comodidad a la agresión a los pensadores clásicos y a los vanguardistas, desde esa fascinación que suscita la Inteligencia Artificial y la displiencia con la que se despacha la natural, sin la que la IA no hubiera siquiera asomado.

Por eso me seduce tanto este nombre heredado de aquel de 1875 (el año próximo 150) en cuyas páginas escribían Joaquín Costa, Luis López Allué o Silvio Kosti entre otras firmas insignes, y cuyo espíritu hoy se reproduce en las de los Studiosi de Pablo Cuevas, de Bizén d'o Río, de Paco Bartol, de Antonio Naval, de Sergio Paúl, de Laura Alins, de Mariano Rodríguez, de José Luis Pueyo o de Rosa Marina, y de Macario Olivera in memoriam (¡cuánto aprendí de él, incluso a despreciar al rector Sichar!). También dentro de EL DIARIO DE HUESCA que asume con orgullo aquel legado.

Uno de los que debieran ser principales vehículos de educación, los medios de comunicación, adolecen en estos momentos de despreciar su vocación de Escuela. Los fines de informar, formar y entretener que predicaban las facultades se ha quedado actualmente en la tercera tesitura apenas. Legiones de periodistas desprovistos de la observación y la curiosidad pululan como zombis por la lúgubre noche distópica de los canutazos, ese invento concebido para el enterramiento del pensamiento crítico donde se pretende que una cuestión compleja se resuma en dos minutos. La concepción tuitera: una frase de 320 es la conclusión de una tesis que, en todo caso, se explica después. La alteración del orden del raciocinio, que primero pone la argumentación y luego el desenlace.

No hay periodistas dispuestos a escuchar el ceremonial de San Lucas. Por escasez de recursos y de voluntad. Se vive mejor en la pereza intelectual. Y, por tanto, se incumple con el compromiso deontológico de la profesión. En el Colegio Imperial, sólo un medio representado: EL DIARIO DE HUESCA. Quizás sea una contribución al regeneracionismo imprescindible y casi imposible, el que renuncia a que su núcleo duro sean notas de prensa y comparecencias escuálidas, el que asume el esfuerzo de leer sentencias largas o documentos prolijos, de sentarse a grabar, escuchar y procesar una conferencia de una hora. La coyuntura mediática es la conjunción de Los Males de la Patria posmoderna que escandalizaría a Lucas Mallada y sobre los que reflexionaba hace unos días Miguel Ángel Otín. Es la desembocadura de tiempos de dejadez que han desmontado la Escuela y reducido la Despensa a pesebre.