El presidente de la Diputación Provincial, Isaac Claver, ha propuesto en la Comisión de Desarrollo Rural y Despoblación de la Federación Española de Municipios y Provincias un cambio terminológico, para abandonar el uso de la expresión la España Vaciada y cambiarlo por la de la España de las Oportunidades.
El bautizo de la España Vaciada constituyó un nuevo Bienvenido Mr. Marshall en versión cañí, esto es, de los presupuestos patrios, en torno a los cuales se congregaron políticos mediocres, asesores perezosos, medios de comunicación que vieron el abrevadero, supuestos expertos de constatable indolencia intelectual y periodistas que hallaron un filón que ha costado a las arcas de nuestro país un pastón indecente.
Con el estigma alumbrado, se arremolinaron en Madrid muchos miles de rurales bien intencionados, en torno a plataformas cuyas derivas han sido variadas, que fueron mimados por la aritmética parlamentaria sostenía que una quincena de provincias, entre ellas la oscense, iban a ser definitivas para la composición del arco parlamentario. Temieron los grandes partidos a Teruel Existe, y a Soria Ya, y de refilón se cebaron los poderes fácticos y políticos de nuestra tierra con una admirable propuesta como Huesca Suena, cuyo volumen de neuronas rebosa las de todas las militancias, despachos e instituciones juntas. Nuestra plataforma ha propuesto auténticos planes estratégicos que sería un verdadero despilfarro minusvalorar, y una tontería no aprovechar.
En el momento en el que se disipó el peligro y la matriz del movimiento, Teruel Existe, se la pegó en los comicios municipales y autonómicos, el interés mimoso de las grandes fuerzas desaparició repentinamente y el Gobierno central decidió quitarse, como quien lo hace con la caspa de las americanas, a Guitarte y los suyos. Una exhibición de coherencia y lealtad (ironía modo on).
El de la España Vaciada ha sido un movimiento especulativo, lucrativo, que ha inyectado oxígeno a medios de comunicación a través de las arcas institucionales incluso otorgando premios por trabajos que habían pagado (despropósito e indignidad), que ha permitido editar libros, grabar absurdos programas televisivos, alentar espacios radiofónicos y, con todo, en un neodespotismo ilustrado. Todo para los pueblos pero sin los pueblos. Les han llenado de alienígenas su cuna sin tener en cuenta que muchos de ellos quieren caminar, como los elefantes, tranquila y sosegadamente hacia su tumba, que son sus raíces.
Hay que intentar revitalizar los pueblos... que quieran ser revitalizados. Hay que dotarlos de oportunidades, de actividad, de vida. Y hacerlo contando con su opinión, porque los lugareños deben ser los dueños de sus destinos y los de sus pequeños núcleos.
De ahí que será bienvenida cualquier iniciativa que, efectivamente, consiga quitar las sucias manos de los especuladores de la España Vaciada, entre los que se encuentra toda una patulea de oficios, no sólo el político. Y han de ser aplicadas fórmulas (y términos, sí) en positivo con la conveniente dotación de recursos escrupulosamente gestionados porque dilapidar los euros es el peor favor que se les puede hacer. Si algo tienen los pueblos por encima de las ciudades, a falta de censo, es la dignidad. Respetémosla. Y, a partir del respeto, busquemos en la racionalidad y la ética la manera de llenarlos de vida. Es de lo que se trata. No de sobreexplotar la mina de la España Vaciada.