Si uno tuviera cualquier tipo de influencia, les aconsejaría a la ministra Pilar Alegría y a la nueva consejera Tomasa Hernández que impulsaran la comprensión lectora en el sistema educativo. El adecuado manejo del lenguaje es una de las herramientas más apropiadas para la convivencia, no sólo hacia el exterior, sino hacia nuestro propio ser. Reñir con la conciencia por la ignorancia semántica es una verdadera renuncia a la honradez intelectual, a la coherencia, y muertas éstas poco se puede esperar.
Es faltar al respeto y faltarse al respeto el retorcimiento de acepciones inadecuadas para definir ideológicamente una realidad que no admite sino una denotación, nunca una intención. Cuando he leído en distintos medios que los disparos a Donald Trump son un incidente, se me ocurre que el incidente real es la colisión entre la verdad, la exactitud y el sentido común, por un lado, y la frivolidad y la mala fe por otro. Se le llama atentado y eludirlo ha sido siempre la forma de negar la realidad de los acólitos de los terroristas. De eso sabemos mucho en nuestro país.
Es paradójico. El mismo ala de pensamiento sectario y reacio a la honradez intelectual está acribillando a David Bisbal por exclamar "¡arriba España!" (entiéndase la minúscula del primer término), atribuyéndole una finalidad que es tan viejuna que ni Bisbal ni nadie de su generación puede esgrimir, aunque conviene que sea estudiada. La hipérbole interpretativa deviene en estulticia, en idiotez supina, como la de ese polemista tuitero que se gana la vida entre la virulencia y las falsedades y que ha afeado a los padres de Carlos Alcaraz que portaran unos motivos religiosos que el tal majadero ha atribuido automáticamente a episodios del pasado que sólo están en la mente absurda y enfermiza de quien no mira más que hacia atrás y de quien busca ventajistamente resquicios donde nada hay. Una virgen es una virgen, arriba es una interjección y un atentado es un atentado. Quien no sabe interpretarlo es, efectivamente, incidental, esto es, accesorio. O, en el peor de los casos, alguien que se lacera a sí mismo con su inconsistencia que le insulta.