En esta convulsión provocada por la estupidez y la malignidad en las dos aristas más destructivas de la condición humana, resulta reconfortante disfrutar una tarde de Reyes Magos escuchando a Michaela Vidláková. Es la magia de Youtube, la que permite desplazarse por toda Europa para escuchar, casi en directo, a la superviviente del Holocausto nazi y del totalitarismo comunista, dos años y medio en sus carnes la crueldad de Terezin y 41 la barbarie de inspiración estalinista. Una balanza que sólo se puede omitir desde la mala fe y, sobre todo, desde la negativa a absorber para el intelecto y la moral las enseñanzas de la historia.
No en vano, en la clausura de las XII Jornadas del Holocausto y los Totalitarismos, el profesor Jesús Inglada aseguró que, en su trayectoria, probablemente los encuentros con los supervivientes (Weissová, Vidláková, Hnatová, Radil, Fischer, Lieblová, Dorezalova, García Riestra, Constante, Rach...) han sido las mejores lecciones de humanidad, ética, sacrificio, generosidad, de compromiso con la dignidad humana que ha podido disfrutar en una vida de estudio, investigación y divulgación.
Es, más allá incluso de una cuestión intelectual -que no hay que desmerecer, sino al contrario- y de un compromiso con la memoria bien concebida, un instrumento en la defensa de los valores y la democracia, esgrimió el profesor Carlos Pérez, porque "la democracia se gana cada día en cada uno de nosotros, en nuestros trabajos, en nuestros quehaceres diarios y nuestra forma de entender el mundo. Compartir y construir".
Sorprende en muchas de estas víctimas de la brutalidad -muy recomendable la serie documental The Last Days- la respuesta de la serenidad en el resto de sus vidas. La evasión del odio. La comprensión, difícil, de las motivaciones de sus torturadores abducidos por la banalidad del mal (Hanna Arendt). La concurrencia en una de las grandes conclusiones sobre la supervivencia de Viktor Frankl en El hombre en busca de sentido. En otra derivada, de su sabio y dulce verbo, emergió el titular de la crónica: "Nos animaban a que no dibujáramos lo triste, porque hay que tener esperanza". El gran foco de la investigación de Viktor Frankl: superan las extremas condiciones que asoman al abismo de la muerte quienes saben vislumbrar sus anhelos de vida, la salida de los túneles.
En noventa minutos, Vidláková obsequió a los alumnos y a quienes tuvimos la gran oportunidad de escucharla palabras de sabiduría, un ejercicio de autoridad que procede de la experiencia y la reflexión. Sin ellas, el ser humano se animaliza y confunde la autoridad con el poder. Son los totalitarismos. Pero también son los populismos de hoy, incluso en actitudes amparadas dentro de las democracias amnésicas curtidas por seres de ambición insana.
En la violencia real aunque pretendidamente edulcorada de Terezin, Michaela reconoció en esos barracones "la mejor escuela y lección de vida", porque allí apredió a utilizar todo, a salvar la vida y a concebir la dimensión de la responsabilidad hacia y con los demás. A observar cada peligro, como el actual antisemitismo rampante (entiéndase que no otorga impunidad al Estado israelí), y a valorar: cuando un ser pierde la ciudadanía, pierde los derechos humanos.
En la desgracia radical, la vida enseñó a millones de judíos, y luego a millones de checos, "lo poco que uno necesita para vivir. Lo más importgante no está en el oro, la plata o la tele, sino en que tenga un poco de pan, de agua, un techo para vivir y tener buenos amigos". Un canto a la amistad, razón de ser para la supervivencia y para trabajar por la libertad y la paz.
En un contexto criminal, aun con todo, el máximo atentado contra la dignidad procedió de los asesinatos de los niños judíos. "Matando a los niños están matando a las generaciones futuras. Mataron al futuro de nuestra nación". Y la conclusión con el ejemplo de ese prodigio infantil gaseado que fue Petr Ginz: "Nadie sabe cuántos artistas o científicos hubiera habido entre estas personas".
Hilando esos apenas tres años de su biografía, se iban perfilando en un mosaico las virtudes que encontraban en medio de la catástrofe. El aprendizaje de la pertenencia y del apoyo. El amor por la aprehensión de la sabiduría y por el ejercicio del arte.
Y, al final, el milagro fue la supervivencia. Y uno segundo cuando intentó huir del régimen comunista de Checoslovaquia y, tras ingresar en la cárcel, la muerte de Stalin y el final del primer presidente del nuevo régimen, Gottwald, concluyó con la amnistía que le liberó. "Cuando en 1989 finalmente ganamos la libertad de nuevo, viví para ver esa alegría. Por eso entiendo lo que es la libertad y por eso la aprecio tanto".
En un ambiente político mundial y nacional deliberadamente frentista, porque la mediocridad reina en medio de la necedad, escuchar a autoridades reales y no impostadas como Michaela Vidláková constituye un faro, una luz que ilumina el camino del humanismo y de la humanidad. Un antídoto contra los violentos, los populistas y los totalitarios. Una dosis frente a la corrupción y los egocentrismos que impregnan una atmósfera que requiere de estos chorros de aire puro. De la auctoritas bien entendida.