Sociedad Deportiva Huesca, entre pasar página y usar marcapáginas

No ha llegado todavía el tiempo de pasar página, porque tal expresión da pie tanto a actitudes conmiserativas como a pretensiones de impunidad

27 de Enero de 2025

La incoación de un expediente que puede derivar en una sanción de entre 30.000 y 90.000 euros y la reducción de un 15 % del límite salarial ha representado un jarro de agua fría para la directiva y para la afición de la Sociedad Deportiva Huesca y una corriente de enfado con una gestión que ya viene retratada de hace años y ahora ha propiciado su última consecuencia indeseada. Presumiblemente, vendrán más y hay que estar preparado.

El ambiente de tirantez al que está sometida la comunidad futbolística española, que es diversa, dispar y hasta confrontada, ha motivado que el anuncio de La Liga de Fútbol Profesional haya sido aprovechado en las siempre feraces redes sociales para leer todo tipo de reacciones, apenas una mínima porción con pretensión de ecuanimidad o moderación. El caso del Barcelona o las aversiones entre rivales de acá y acullá han propiciado que el club del Camino de Cocorón haya sido excusa propiciatoria de los desahogos de miles y miles de mentes sin equilibrio, de las sucesiones de febriles pasiones incontroladas y de los desiertos en la búsqueda de la honradez intelectual a través del raciocinio y la coherencia.

A mí, particularmente, que tampoco puedo concebir cómo en los tiempos de la Inteligencia Artificial haya semejante socavón de comprensión lectora, me resbala, como a las vacas cuando escuchan discurrir el tren mientras pastan en la pradera, toda interpretación maniquea de presuntos intereses periodísticos. Hasta esta columna de opinión, lo que hemos publicado en EL DIARIO DE HUESCA y supongo que en otros medios -ni me ocupan ni me preocupan más allá de la curiosidad por los titulares, lo digo sin animadversión-, todo lo escrito sobre este asunto por Adri y este escribano está regido por el rigor y por los testimonios: la información sucinta sin matices, por un lado, y el reflejo de fuentes del club por otro. Estas últimas, comprensiblemente, cargadas de malestar porque la de la Sociedad Deportiva Huesca se atiene al título de la película: "Esta casa es una ruina".

A quienes rescataron de la caída al precipicio en el último segundo -metafóricamente hablando- al club aquel día de fiestas de San Lorenzo, poniendo de su pecunio 6,1 millones de euros, les está sorprendiendo negativamente la lectura de las cuentas y sus consecuencias, por más que entraron con el realismo de conocer los estados de forma gruesa y con la certeza de que Murphy seguía merodeando El Alcoraz, por lo que cada paso adelante venía a suponer un riesgo similar al del Harrison Ford del Arca Perdida, que en cada pisada padecía una amenaza de quebranto.

La verdad es que la comparativa victimista con el Barcelona -a quien el Gobierno ha favorecido la tropelía- tiene el mismo sentido que la confusión entre el tocino y la velocidad, amén de que no hay que aplicar aquello de mal de muchos, consuelo de tontos. Lo que resulta definitivamente incompatible con la más mínima discusión es que la regla esa de nombre impronunciable ha desnudado la gestión profundamente deficiente de la Sociedad Deportiva Huesca durante esos tres años de vino y rosas que empezaron entre risas y acabaron con el club desnortado y desgarrado por las espinas. 15,1 millones de pérdidas, una innegable despatrimonialización (recuérdense las parcelas de Tierz y el intento frenado por el presidente de la Fundación de vender Jardines de Alcoraz, que es uno de los brotes verdes de hoy), episodios rufianescos (local Pirineos, pretensiones de adjudicaciones a dedo para la cartelería en la base) y algunos otros que, a fecha de hoy, permanecen en la oscuridad a los ojos de los profanos. De las inversiones millonarias públicas en la Base desprovista de comodidades y de unas mínimas condiciones, quizás algún día se abra el melón.

En las películas de terror, un clásico es la recuperación de cuerpos al borde del abatimiento que, en el momento en que tratan de recuperar la verticalidad, reciben golpes casi letales hasta suponer la tragedia. Y se levantan, y otra vez las fuerzas de la destrucción los atacan. Estos reveses no entraban en el guion de Costa-Arqa cuando asumieron la misión imposible de levantar al muerto, pero hay una cierta ventaja que caracteriza a los empresarios de éxito: se preparan para los peores escenarios con la idea de alcanzar los más óptimos y productivos. La temida sanción de La Liga, que está en el horizonte cierto, es uno más de los misiles en la línea de flotación. Habrán de neutralizar más, porque la historia reciente de la Sociedad Deportiva Huesca ha estado insensatamente trufada de personajes que, en la fiesta sin fin, negaron todo acceso a la responsabilidsad. 

No ha llegado todavía, créanme, el tiempo de pasar página, porque tal expresión da pie tanto a actitudes conmiserativas como a pretensiones de impunidad. Esto es, a perdones pero también a injusticias. Es, aún, época de marcapáginas. Porque son muchas las que han definido los hitos nefastos del club.

Etiquetas: