Salvaguardar la naturaleza resulta complicado para los colectivos ecologistas, pues son muchos los afanes que pugnan por convertir el territorio en un mosaico de barbaridades. Sin embargo, señalar acciones contrarias al medio ambiente debiera ser algo absolutamente normal para un Agente de Protección de la Naturaleza (APN) que es alguien con autoridad para obrar al respecto. Y añado: con obligación de hacerlo.
Pero, por aquello de “critica, pero no incordies”, es decir, no incomodes a los de casa, nos hallamos con que uno de esos agentes, lejos de recibir respaldo del Servicio Provincial de Medio Ambiente de Huesca por su actuación en lo referido al helibike, se enfrenta a un expediente que sin duda pretende servir de aviso al resto de agentes si deciden cumplir como él hizo: denunciando a una empresa de helibike que carecía del permiso reglamentariamente tramitado.
Las muestras de solidaridad con el trabajador han llegado pronto. La Asociación de Agentes para la Protección de la Naturaleza, que ya en septiembre de 2019 manifestó su preocupación por el impacto que el helibike produce en el medioambiente –y esto no hay aventurero mediático que lo amortigüe-, ha emitido un comunicado en el que apoyan a su compañero y exigen que sea anulado el expediente abierto contra él.
Así están las cosas en nuestro Pirineo, escenario ideal según algunos –y en aras a sus negocios- para que Atilas ciclistas liberen adrenalina y contribuyan a arrasar una geografía que ofrece oportunidades de negocio sostenible, a triturar la magia de espacios para senderistas y montañeros, y a destruir o alterar gravemente el silencioso y tenaz milagro de la vida que late en cada segundo, en cada lágrima de rocío, en cada arroyo que escribe su historia entre rocas, bosques y praderas.
Lamentablemente, la lírica de los paisajes se halla en las antípodas de los mantras de la riqueza depredadora, aunque es justo señalar que además la citada asociación de AAPN y de grupos diversos ecologistas, hay partidos políticos como Izquierda Unida y Chunta Aragonesista que se han posicionado a favor del agente sancionado y piden explicaciones al Gobierno de Aragón.
Personalmente, rechazo que un Agente de Protección de la Naturaleza sea una marioneta cuyos hilos muevan quienes amparados en sus cargos consideran el territorio como feudo desde el que dar cobertura a los estragos en la montaña y escarmentar a quien cumple con su deber de vigilar y denunciar agresiones al medio ambiente.