GONZALO ALBASINI LEGAZ

La defensa de Canal Roya

Ex presidente de Montañeros de Aragón
14 de Febrero de 2023
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Canal Roya es un valle pirenaico con un paisaje espectacular, quizás único e irrepetible. De origen glaciar, con su característica forma de U y su imponente circo en la cabecera, se corona con el pitón volcánico del Anayet y su corte de pequeños lagos de alta montaña o ibones, siendo otra característica la presencia de areniscas y arcillas rojas que generan un particular cromatismo mineral, que se superpone a un paisaje de bosques y pastizales con un alto grado de naturalidad. Es un valle que a diferencia de otros discurre en paralelo al eje de la cadena, lo que le confiere un valor singular como corredor ecológico entre los valles de Canfranc y Tena.

Desde antiguo Canal Roya ha sido un santuario para la fauna silvestre. En 1952 el Ministerio de Agricultura la declaró reserva de caza, con prohibición absoluta de cazar, junto a partes de las vecinas canales de Astún e Izas, declaración que se mantuvo en vigor hasta 1990, año en que se incluyeron sus terrenos en la Reserva de Caza de los Valles.

Este lugar privilegiado fue incluido por el Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) en el Inventario Abierto de Espacios Naturales de Protección Especial, preludio de su posible declaración como parque nacional. Sin embargo esa catalogación, que data de 1974, no fue obstáculo para que, desde el ámbito inmobiliario, se promoviera una urbanización de 2.500 plazas ligada a una futura estación de esquí. En los periódicos de la época encontramos un artículo de Alfonso Zapater que da la voz de alarma: “Quieren urbanizar el valle de Canal Roya, en Canfranc”, artículo que se publica en el Heraldo de Aragón de 21 de septiembre de 1975, dando cuenta del proyecto que se expone en el Ayuntamiento de Canfranc para mostrar su rechazo y concluir insinuando que debería ser parque nacional, al igual que Añisclo, otro valle amenazado por las mismas fechas. Más explícito es el artículo del mismo autor de 26 de octubre de 1975, en el mismo medio, en el que da cuenta de “numerosas cartas y pliegos de firmas en contra de la pretendida urbanización” y resalta con un titular la frase de uno de esos escritos: “Consideramos que nuestras montañas no son patrimonio de una minoría capitalista”. Concluye que la zona es digna de ser declarada parque nacional.

Hay que recordar que el final de 1975 fue en España política y socialmente intenso. Montañeros de Aragón, que se había significado en la defensa del Cañón de Añisclo y del macizo de la Maladeta, dará a conocer su postura mediante escrito de 10 de diciembre de 1975 que tardará varios meses en ser recogido por la prensa local. En síntesis el documento, de cinco páginas, expone que el proyecto es una urbanización de 25 hectáreas a la entrada del valle y una estación de esquí en su fondo, con 25,5 kilómetros de pistas, 6 telesillas y 16 telesquíes, más una carretera de 4 kilómetros entre la urbanización y las pistas, más los servicios de la estación incluidos aparcamientos. Tras unas consideraciones sobre defensa de la naturaleza propone que la urbanización se construya en Canfranc-Estación (propuesta similar a la que se había hecho en Benasque), que no se construya la red de remontes ni la carretera de acceso ni los aparcamientos, habida cuenta que se está iniciando la estación invernal de Astún, de mejores condiciones esquiables, y que se realice una red de senderos señalizados.

En el mes de junio de 1976 encontramos un grupo de artículos en el periódico Heraldo de Aragón. El día 13, un extenso artículo de Cayo Valerio titula: “No a la urbanización del valle de Canal Roya en Canfranc”; señala el abuso que supone una urbanización que destruirá el paisaje y lo convertirá en “lugar de desolación, simple objeto de cotización y plusvalía”, solicita nuevas adhesiones al proyecto y se pregunta ¿qué va a hacer Montañeros de Aragón?. Pues bien, el día 20 se publica un resumen de la postura de este club y se informa de una reunión con los promotores de la que se deduce que en última instancia se pretende la unión de estaciones de Candanchú, Astún, Canal Roya y Formigal. Aunque la postura expresada por el club de montaña parece clara en su rechazo al proyecto, a algunos les debió de parecer demasiado tibia. Así el día 24 Plinio titula: “Algunas puntualizaciones sobre el valle de Canal Roya en Canfranc”. Y subtitula: “El valle debería ser declarado parque nacional”. Expone que se pretende construir en “uno de los lugares que tiene, por su propia naturaleza, la índole y condición de Parque Nacional, aunque no haya sido declarado oficialmente este extremo”. Es crítico con la postura de Montañeros de Aragón que “contemporiza y transige”, e informa de diversos escritos dirigidos al Rey, al presidente del ICONA, al ministro de Información y Turismo y al ministro de la Gobernación. Solo un día después, el 25, Alfonso Zapater recoge las sugerencias de Montañeros de Aragón, considera que es una “solución conciliadora” y afirma que “la urbanización de Canal Roya (…) es una amenaza para nuestro Pirineo que debe ser declarado cuanto antes parque nacional en su totalidad”.

Finalmente el 27 de junio se publica un extenso artículo de Juan Daniel San Pío, al que se presenta como “distinguido montañero y escritor especializado en temas de montaña”, que bajo el título “Hay que salvar a Canal Roya” pasa a describir los valles de la cabecera del río Aragón, en particular Canal Roya y el Anayet, su vegetación y fauna, su carácter de reserva de caza que enlaza con la creada en Francia en la zona del Midi d’Ossau, y en cuanto a las posibilidades para la práctica del esquí señala que: “No es un terreno en absoluto para pistas de esquí. Su ladera izquierda, en efecto -siempre en el sentido en que se entra-, presenta al principio las mencionadas zonas boscosas, y luego unas laderas muy empinadas, con aludes fuertes y frecuentes en invierno, que alcanzan su máximo de inclinación hacia Peña Blanca. La ladera derecha también ofrece -en particular en la zona de Las Negras- un fuerte riesgo de aludes”.

El proyecto no salió adelante, quizá como consecuencia de la crisis económica de los años 70 y 80 del pasado siglo, aunque sí se urbanizó Canfranc y se desarrolló la estación de Astún. Se podría decir que Canal Roya se había salvado, pero hechos posteriores vinieron a demostrar que no estaba a salvo.

En 1982 se aprueba el Estatuto de Autonomía de Aragón, y en 1984 se transfieren a la comunidad autónoma competencias en materia de conservación de la naturaleza. En los años siguientes la administración aragonesa va a poner en marcha un proyecto de Red de Espacios Naturales Protegidos de Aragón (RENPA) que tiene una primera versión en 1989 y, al aprobarse ese mismo año una nueva ley estatal de espacios naturales, una segunda versión adaptada a la nueva normativa en 1991. La RENPA establece 12 espacios susceptibles de ser declarados parques, uno de ellos el parque natural del Anayet con 5.510 hectáreas, que comprende la Canal Roya, la Canal de Izas y la Turbera del Anayet.

Solo tres años después, en 1994, las Cortes de Aragón aprueban por unanimidad la creación del parque natural de Posets-Maladeta, que respondía a una reivindicación histórica en este territorio, y anteriormente, en 1990, se había aprobado la declaración de los glaciares pirenaicos como monumentos naturales. Pero el Anayet no tuvo tanta suerte. En 1995 una sentencia clave del Tribunal Constitucional determina que las comunidades autónomas podrán gestionar los parques nacionales, lo que lleva al Consejo de Protección de la Naturaleza, órgano consultivo del gobierno de Aragón,  a proponer la unión de los parques de Ordesa y Monte Perdido y de Posets-Maladeta en un único Parque Nacional de los Pirineos Aragoneses al que podrían unirse otros territorios como Cotiella, Baliera y un sector del valle de Tena, además de crear el parque natural del Anayet de acuerdo con la RENPA. Estas propuestas cayeron en saco roto.

Por esos mismos años se plantea la Candidatura Olímpica Jaca 98 y en consecuencia se vuelven a poner sobre la mesa proyectos relacionados con la ampliación de las estaciones de esquí existentes o la creación de otras nuevas y los correspondientes desarrollos urbanísticos. Consta que el equipo científico encargado de asesorar a la candidatura aconsejó preservar y no intervenir en Canal Roya. Pero a finales de 1998 aparecen en prensa las primeras noticias sobre otro proyecto que planteaba la unión de las estaciones a través de la Canal de Izas, donde se construiría una nueva estación de esquí. Este anuncio va a movilizar una respuesta ciudadana, con una campaña de prensa a favor del parque natural que coordina el periodista Ricardo Vázquez Prada en Heraldo de Aragón. El 10 de marzo de 1999 se presenta en Zaragoza la Plataforma contra el proyecto de Izas, que agrupa a vecinos de Canfranc y Villanúa y que dará paso a la constitución de una Asociación Ciudadana para el Desarrollo integral del Valle del Aragón. Al día siguiente la Sociedad Española de Ornitología anuncia su oposición al proyecto y su apoyo a la plataforma vecinal, y pocos días después lo hacen Ecologistas en Acción y la Fundación Ecología y Desarrollo. Por su parte la Federación Aragonesa de Montañismo emite un comunicado el día 24 de marzo en el que muestra su oposición al proyecto y solicita la protección de la Canal de Izas y de la Canal Roya. El siguiente día 25 la recién creada Asociación Ciudadana solicitará la creación del parque natural del Anayet.

En junio de 1999 nace la Coordinadora para la defensa del valle de Izas y el 18 de septiembre se realiza una gran concentración en Canal Roya de donde sale el Manifiesto del Anayet, que es suscrito por la Federación Aragonesa de Montañismo, la Federación Española y las Federaciones Castellano-Manchega, Vasca y Madrileña, además de por la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo y diversos clubes de montaña, entre ellos el Club Alpino Francés. También suscriben el manifiesto la Sociedad Española de Ornitología, Ecologistas en Acción, la Fundación Ecología y Desarrollo, la Asociación Naturalista de Aragón, la Asociación de Ciudadanos para el Desarrollo Integral del Valle del Aragón, otras entidades como Mountain Forum, Mountain Wilderness, Fond d’Intervencion Eco-pastoral, APUDEPA, APAPMA y la Sección de Arqueología del Colegio Oficial de Doctores y Licenciados habida cuenta del importante yacimiento megalítico existente en la zona. Todos ellos, obviamente, reclaman la creación del parque natural del Anayet.

Estando así las cosas, el consejero de Medio Ambiente anuncia el 6 de octubre de 1999 la redacción de una Ley de protección del Pirineo cuya elaboración se encargará a un equipo científico, pero lo cierto es que el anteproyecto, que conoció varias versiones, nunca llegó a aprobarse. En cambio suena a broma que en la lista de espacios de la Red Natura que se publica el 11 de mayo de 2000, el Gobierno de Aragón incluyera el parque natural del Anayet, que había sido preterido en los listados de 25 de febrero de 1997 y 17 de marzo de 1998, para desaparecer de nuevo en la lista definitiva de 17 de noviembre de 2000. Las intenciones del gobierno de Aragón parecen claras en cuanto a la exclusión de aquellos espacios sobre los que hubiera pretensiones urbanizadoras, pues igualmente se excluyen otras zonas del Pirineo en Bielsa, Chistau, Benasque o Montanuy.

Es un hecho que la estación invernal de Izas no llegó a realizarse, probablemente por su falta de viabilidad económica. Pero la presión ejercida por la candidatura olímpica lleva a sus opositores a redactar un nuevo “Manifiesto por las Montañas de Aragón: Alternativa Blanca”, que pretende otro modelo de desarrollo para nuestras montañas. Al tiempo, la desmesurada y brutal intervención en Espelunciecha lleva a posicionarse de nuevo a la Federación Aragonesa de Montañismo, que el 10 de octubre de 2003 acuerda ratificar el Manifiesto del Anayet de 1999 y solicitar la declaración del parque natural del Anayet y la elaboración de un Plan de Ordenación de los Recursos Naturales  en la zona. Por otra parte surge la Plataforma para la Defensa de las Montañas de Aragón, que en 2005 coordinará la presentación de una iniciativa legislativa popular, avalada por 30.000 firmas, para la protección de la alta montaña. Los grupos mayoritarios de las Cortes de Aragón impulsaron su rechazo al proyecto que ni siquiera fue admitido a trámite.

Por fin, el Boletín Oficial de Aragón de 27 de noviembre de 2006 publica el decreto de inicio del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Anayet-Partacua, que afecta no sólo a los términos de Canfranc y Sallent, sino también, en mayor o menor medida, a los de Villanúa, Biescas y Sabiñánigo, y que hasta la fecha no se ha resuelto. Sin embargo, 16 años después, el Gobierno de Aragón y la Diputación de Huesca han acordado la construcción de un teleférico para unir las estaciones de Astún y Formigal a través de Canal Roya, que se pretende financiar con fondos europeos destinados al “turismo sostenible”, en el contexto de una nueva candidatura olímpica que se disputa con Cataluña.

Después de tantos años y tantos esfuerzos, es legítimo plantearse que, ante la inhibición reiterada del Gobierno de Aragón, pudiera el Gobierno de España tomar la iniciativa para declarar el parque nacional del Anayet, que cumple los criterios de superficie y representatividad exigidos en la Ley de Parques Nacionales de 3 de diciembre de 2014, por tratarse de un espacio natural de alto valor ecológico y cultural poco transformado por la explotación o actividad humana.

El resto de la historia está por escribir, pero es forzoso realizar un llamamiento para que todas las personas sensibles con la belleza serena de estos paisajes naturales, montañeros, conservacionistas y por supuesto esquiadores, se manifiesten a favor de la creación de este espacio protegido. Hay que recordar aquí lo que dispone la Carta Verde del Deporte Español, que define los principios de sostenibilidad ambiental que deben regir en la actividad deportiva: el mundo del deporte - nos dice su artículo 8 - “se identifica como uno de los agentes culturales con mayor interés en la protección de la naturaleza, y se compromete a compatibilizar las actividades deportivas con la mayor preservación posible de dicho capital natural y la minimización de impactos ambientales, siendo necesario fomentar y promocionar los valores y beneficios de los ecosistemas y de la biodiversidad”.

La defensa de Canal Roya ha vuelto a empezar y la Plataforma de Defensa de las Montañas está coordinando esfuerzos con otras organizaciones, y en el ámbito nacional se cuenta con el compromiso de cinco grandes organizaciones ambientalistas: SEO-Birdlife, WWF, Amigos de la Tierra, Greenpeace y Ecologistas en Acción; pero todos los apoyos, grandes y pequeños serán necesarios para evitar que se cometa una tropelía en uno de los valles mejor conservados del Pirineo, y se consiga su declaración como espacio protegido.

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