Día Nacional de la Atención Primaria: “¿Ha perdido el hambre esta sociedad?

Médico. Presidente del Colegio de Médicos de Huesca y del Consejo de Colegios de Médicos de Aragón
11 de Abril de 2023

12 de abril, “Día nacional de la Atención Primaria”. Comienzo estas reflexiones aludiendo al encabezamiento. Se lo escuché a un compañero, digestólogo de Ourense, en el debate que siguió a uno de los magníficos webinarios que organiza ese Colegio de Médicos, moderados de forma magistral por Chechu, su expresidente.

El tema planteaba si hay escasez en la oferta o exceso de demanda en la atención primaria. Parecerá extraño, pero los responsables de la sanidad pública todavía no se han parado a analizar este dilema, enrocados en multiplicar plazas de formación médica universitaria, que luego no son capaces de absorber. El petróleo barato al que hace referencia el compañero navarro Juan Simó, petróleo del que estuvieron abusando durante estas décadas, “pan para hoy y hambre para mañana”, y que ha dejado este erial en la atención primaria y subsiguientemente el progresivo deterioro del sistema público de salud.

Y me quedé con esta especie de metáfora del hambre, porque es cierto el error de concepto que tenemos. Me ha pasado en varias ocasiones, que hablando con amigos, conocidos o incluso en la calle, me dicen “¡qué mal estáis! ¿verdad?”. Y les contesto, “no, ¡qué mal estáis vosotros!”, porque quién más está sufriendo este deterioro es el paciente, no lo olvidemos. Y personas que por mucho menos se han movilizado y han mostrado su protesta en otras ocasiones, ahora están desaparecidas, quizás “fartas”, pero equivocadas. Parecemos nuevos ricos que no vemos más allá de nuestras narices. ¿Seremos capaces de esperar a tener hambre otra vez para reaccionar?

Tomás Cobo, el presidente nacional de la Organización Médica Colegial, que está este día 12 en Huesca, decía recientemente en una conferencia que impartió ante la plana mayor de los responsables sanitarios de todo el país, que el mejor regalo que nos habíamos hecho los españoles era el sistema público de salud. Y lo estamos desmontando. Pensemos si algo se puede estar haciendo mal.

Fuimos modelo a nivel mundial, y hemos bajado varios peldaños, sin analizar las causas. La salud, o más bien la sanidad, o ambas, han dejado de ser prioridad para nuestros dirigentes, orgullosos como están de haber superado una pandemia brutal, que tampoco se ha analizado a fondo a posteriori. La sociedad ha cambiado, y se ha entristecido, nos hemos entristecido, y se acude a la consulta a hacer patente esa tristeza, pero seguramente el servicio sanitario no puede dar satisfacción plena a todos nuestros problemas.

Observamos cómo diferentes localidades y comarcas aceptan rebajas en el transporte sanitario de emergencia, como si fuera inevitable ahorrar en esta partida económica, al tiempo que se mantienen gastos y gastos superfluos, o más prescindibles.

Aceptamos la sustitución de médicos por enfermeros y de estos por otros profesionales, pensando que da lo mismo quien nos atienda, porque así lo han decidido personas que desconocen lo que es un Centro de Salud, y que además han apostado por romper los Equipos de Atención Primaria, provocando un enfrentamiento entre los diferentes estamentos profesionales, ante todo medicina y enfermería, para mayor tranquilidad suya, “divide y vencerás”, ignorando que somos profesiones complementarias, que nos necesitamos en beneficio de esa calidad asistencial que ahora está cayendo.

En fin, hay quien dice que de nada sirve lamentarse, pero creo que sí que merece la pena. No podemos olvidar lo que tuvimos y estamos perdiendo.

El sistema público de salud se creó en el siglo pasado pensando en patología aguda, lo que incluía todo tipo de accidentes. Poco a poco fue integrando población y cartera de servicios hasta llegar a la sanidad universal, pública y gratuita de la que tanto hemos presumido, y con razón.

Encantados como estábamos, ensimismados, el sistema no se ha ido adaptando a la realidad actual, realidad de ya hace unos cuantos años, realidad anunciada de envejecimiento y enfermedades anteriormente letales, que ahora son crónicas, y esto sin entrar en terreno sociosanitario.

Hay que seguir peleando por lo fundamental de nuestra sociedad, con espíritu crítico, lo que no será fácil con la ridícula rivalidad establecida entre las CCAA, y con un Ministerio vacío de competencias, usado como plataforma de promoción política, por el que han pasado hasta 17 titulares en lo que llevamos de siglo.

¿Quién organiza la sanidad?, ¿hay alguien ahí? De verdad, ¿hay alguien?

Echemos la vista atrás para recordar que los Derechos, con mayúsculas, jamás nos han sido regalados graciosamente por el poder establecido, hay que lucharlos y si hace falta, arrebatarlos. Lo hemos dicho en más de una ocasión, que no es problema exclusivo del gobernante de turno, y que ninguno de ellos nos sacará adelante por sí solo. Debemos salir del sueño, pisar tierra y entender que contando con todos, unidos, se pueden superar muchos obstáculos.

No hay que esperar a tener hambre.

José María Borrel Martínez

Presidente del ICOM de Huesca

Huesca a 12 de abril de 202

 

 

 

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