José Torres Remírez. Los más listos del lugar

Este impuesto lo conozco

Miembro de la Asociación Española de Derecho y Economía
05 de Enero de 2025
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José Torres Remírez. Los más listos del lugar
José Torres Remírez. Los más listos del lugar

Entre las numerosas subidas impositivas que nos encontramos al empezar el 2025 una llama poderosamente la atención: el incremento del IVA para las frutas, hortalizas, legumbres, verduras y el resto de alimentos básicos. Pasan de estar gravados del 2% al 4%. Me encuentro a mucha gente llevándose las manos a la cabeza y exponiendo detalladamente algunas de las consecuencias que esto puede acarrear.

La primera consecuencia será que el carrito de la compra será más caro. Aun siendo una subida que parece mínima, sólo dos puntos porcentuales, el impacto es enorme. Los alimentos básicos no son la comida más cara, pero basándonos en las estadísticas y en los hábitos de consumo, este incremento impositivo supondrá desembolsar entre 4 y 5 euros más en un carro de la compra de una familia media española por semana. Los privilegiados dirán que eso no es nada (como afirmó Eduardo Garzón con la subida del SMI), pero multipliquen por todas las semanas del año y verán que la cuantía ya no es tan despreciable.

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La segunda de las consecuencias es un éxodo de las tiendas de barrio, las de toda la vida hacia los grandes supermercados. Esto no es ni bueno ni malo, pero viniendo de un gobierno que promueve el kilometro cero, las ciudades de quince minutos y el tejido empresarial local, esta medida suena un poco hipócrita. Va en contra de lo que dicen defender. Hay una frase española muy propicia para este momento “por sus obras los conoceréis”

La tercera consecuencia es un deterioro de la salud en España. Ya no comemos la “dieta mediterránea” de la que tanto presumimos. Cuanto más caras estén las frutas, legumbres, hortalizas y verduras, menos las consumiremos. Puede ser que la dieta de las clases menos pudientes se deteriore, pero eso es secundario, lo importante para este gobierno es seguir esquilmando a la sociedad civil.

La cuarta y última consecuencia es que, si la gente consume menos alimentos básicos y los compra en establecimientos más grandes, los proveedores deberán competir vía precios; algo que nuestro sector primario no puede hacer por la ingente cantidad de regulaciones y prohibiciones a las que han sido sometidos en estos últimos treinta años. La subida destruye economía productiva, sólo con el fin de recaudar más.

Sin embargo, todos estos efectos no son lo verdaderamente relevante, ya que lo importante es que este impuesto ya lo conocemos. El IVA superreducido al 4% está con nosotros desde 1995, hace ya 30 años. Bajarlo al 2% fue una medida populista que hizo Pedro Sánchez para maquillar su incompetencia a la hora de enfrentarse a la crisis inflacionaria que asolaba nuestro país hace ya dos años. Por lo que hay que preguntarse: ¿estamos mejor que hace dos años? No. El nivel de precios ha seguido subiendo y tenemos un diferencial de inflación con la zona euro positivo (lo que sube la inflación en España menos lo que sube en la zona euro). En otras palabras, la inflación en España ha sido superior a la de la zona euro en todo el 2024. Lo que nos deja con que ahora los precios de las cosas son mucho más altos que hace dos años, por lo que subir el impuesto supone un ataque a la economía de las familias sin precedentes.

Estamos viviendo un momento crítico para la economía, la administración de Pedro Sánchez sólo piensa en sus arcas mientras abandona a los ciudadanos a su suerte. Sin embargo, me voy a quedar con lo positivo, la gente se está dando cuenta de que las subidas impositivas sólo benefician a los datos del gobierno.

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