Hoy los polifacéticos expertos han tenido la oportunidad de demostrar su expertitud (al estilo Carmen Calvo) sobre el mundo del tren y los incendios, denominación muy apropiada para un documental de la 2.
Como es natural, el episodio del tren envuelto en llamas en Castellón ha permitido aflorar los conocimientos de todo tipo de tertulianos profesionales, comentaristas, opinadores, sobre todo de estos en cuanto a su papel de sabios consejeros. Una ocasión más de demostrar su formación, conocimiento y sobre todo sensatez y sentido común.
El tren que se interna inesperadamente en el mar de llamas, la desconcertada conductora que, sin instrucciones precisas, opta por dar marcha atrás y los intrépidos pasajeros que se lanzan a la huida. Como protagonistas accesorios, ADIF, RENFE, Protección Civil, bomberos, Guardia Civil o cualesquiera se les fueran ocurriendo a los expertos conforme el show iba avanzando.
Sin ningún rubor ni descaro, perdón, sin reparos, se han dedicado a soltar su ristra de sugerencias y sobre todo de acusaciones, que es lo que más vende, según les iba pillando, para cumplir las normas del folclore mediático. Si los intrépidos viajeros eran unos valientes, Adif era una inepta; si la conductora fue una heroína, los viajeros unos imprudentes; si Renfe cumplió el protocolo, los bomberos fueron unos descuidados. Lo importante y común en todo caso, era encontrar un responsable, más bien un culpable, como marca el protocolo mediático.
Afortunadamente, gracias a los variados, confusos, y sobre todo incompatibles entre sí, consejos de los opinadores profesionales, un episodio tal, no se volverá a producir.
Luego ya vendrán los relatos de los protagonistas, pero esto forma parte de otro género televisivo y en otra franja horaria.
Tal vez en Europa estén más distraídos con las juergas de mandatarias finlandesas, a las que pronto nos apuntaremos, con la correspondiente expertitud por parte de todos.