Desde hace unos días está saliendo en radio y televisión un anuncio que me llamó la atención desde el primer momento. Después de unas cuantas imágenes que describen los servicios que financian nuestros impuestos dice “Lo que das, vuelve”. Anuncio financiado por el Ministerio de Hacienda del Gobierno de España.
Mi primera reacción fue pensar que no me pareció que fuera época de hacer la declaración de la renta, pero poco después ya me di cuenta de que se están preparando subidas de impuestos y obligaciones de hacer declaraciones de renta incluso los que no llegan al mínimo de entradas económicas y también los que han recibido ayudas. Es que la voracidad de este gobierno parece no tener límites.
La segunda reacción fue pensar que “vuelve” lo que no se queda en los sueldos de los ministros (nunca hubo tantos en anteriores legislaturas), de los correspondientes directores generales, de la miríada de asesores para cada organismo oficial; y lo que se queda en los bolsillos no solo de los defraudadores, sino en los bolsillos de los que se aprovechan de las diferentes situaciones problemáticas, como en la pasada pandemia con el tema de las mascarillas, para echar el guante a lo que huela a dinero e ir acumulando bienes y servicios de los que no tiene conocimiento, o no quiere tener, el Gobierno de España.
Alguien me dirá que eso es el chocolate del loro, como en una ocasión dijo un político aragonés, pero es un “chocolate del loro” muy sustancioso que arreglaría la vida y el bienestar de muchas personas, si llegara donde tiene que llegar.
Así las cosas, queda bastante menos de lo que debería para los servicios que necesita la comunidad y no me refiero a las muchas “ayudas” que se van repartiendo entre los diferentes organismos, asociaciones o colectivos en general, sino por lo que en justicia pertenece a los ciudadanos de un país.
No entiendo la mentalidad de las personas que, teniendo más que suficiente, solo piensan en acaparar más y más, cuando hay tantas familias que no pueden llegar a fin de mes y tantos pobres que tienen que recurrir a Cáritas para poder sobrevivir. Y es que muchos solo piensan en sí mismos y en sálvese quien pueda, aunque otros muchos queden en la cuneta.
Pienso en lo que dice el Papa Francisco y es que nunca ha visto un camión de mudanzas detrás de un funeral. Yo tampoco.