El INE, estimó que en el periodo 2024-2039, el número de hogares unipersonales representaría el 33,5% del total. En 2023, el País Vasco ya superó las viviendas con una sola persona (290.497), respecto a los que habitan los progenitores con sus hijos (289.361).
Por otro lado, según el Barómetro de la Soledad no desea en España, en 2024, el 20% de la población, la padece. En particular, el colectivo entre los 18 y 34 años se cifra en el 34,6%.
A su vez, en 2023, uno de cada tres niños, estaba en riesgo de pobreza o de exclusión social.
Por otro lado, la tasa de natalidad por mujer se cifra en 1,12, estando muy lejos de la de sustitución de 2,1.
Estos datos, unidos a los de la pobreza laboral (Oxfam, octubre 2024) cifrados en 3 millones (13,7%) de empleados en el país, nos permiten tener una radiografía socioeconómica, distinta a las perspectivas macroeconómicas.
El problema es el cambio social y económico tan profundo que estamos teniendo al terminar este 2024.
Los políticos, incapaces de afrontar esta situación, siguen en su guion del pasado, sin afrontar un debate público transparente y real de la sociedad española.
Son indicadores que van a transformar todas las actividades económicas, educativas, y sociales, ante la pasividad de los poderes públicos.
Nos enfrentamos a retos desconocidos, sin que el pasado sirva de referencia.
Estos desafíos pueden agravar las desigualdades, dificultando la cohesión social del futuro próximo.
¿Cuándo reaccionarán los representantes democráticos? Necesitamos de forma urgente soluciones. El tiempo apremia....