Ikea evidencia nuestra pobreza

Miembro de la Asociación Española de Derecho y Economía
08 de Septiembre de 2024
José Torres Remírez.

¿Qué es ser pobre? Es una pregunta que deberíamos hacernos. No pienso hacer un tratado filosófico en torno a esta pregunta que pensadores, mejor formados que todos los que actualmente escribimos, intentaron responder. Sin embargo, me voy a quedar con el punto de partida del libro “La Conquista de la Pobreza” de Henry Hazlitt. La pobreza es el estado natural de nuestra sociedad.

Mucha gente al leer la sentencia anterior se revuelve y despotrica contra Hazlitt. Sin embargo, ¿no es así? Piensen en cualquier persona de cualquier clase ¿Qué le pasa al rico que sólo ha heredado el patrimonio de sus antepasados? Si no hace nada, irá mermando su herencia hasta tener que vender partes importantes y, dependiendo del tiempo, acabar en la más absoluta pobreza ¿Y una persona de clase trabajadora? Da igual de clase media, alta o baja. Si un trabajador decide vivir y no trabajar, acabará en la pobreza, al igual que el rico vago. En otras palabras, no sabemos explicar cómo hacernos ricos, pero sí el camino a la pobreza.

Una frase de mi hermano mayor ha marcado mi vida: el éxito depende del trabajo y la perseverancia. La sociedad política de los países avanzados lleva décadas en la que nos está vendiendo que no hace falta esforzarse ni trabajar. Nos venden derechos gratuitos, sin darnos cuenta de que ese despilfarro lo debe pagar otro. Justo el camino contrario al éxito que me marcó mi hermano ¿Y cuál ha sido el resultado? Pues el que predecía una sentencia pronunciada por un chaval hace ya casi dos décadas: la miseria.

Cuando las clases políticas han empezado a facilitar que todo en este país esté subvencionado. A que tengamos de todo y de última generación por parte de las administraciones ¿Cuál ha sido el resultado? O mejor ¿qué mensaje se le está lanzando al ciudadano? Ningún otro más que el que “papá Estado estará ahí para todo lo que necesite”. Y el ciudadano ha dejado de esforzarse y de perseverar para alcanzar una vida mejor. Han visto que trabajando poco conseguían lo justo y el Estado les daba el resto, mientras que el que trabajaba más era sableado a impuestos y sacado de todas las posibles ayudas sociales.

A nadie le gusta saber que es pobre, pero, desgraciadamente, España lo es.    

Sabemos que somos pobres porque las clases sociales (baja, media y alta) se calculan por porcentajes de la población, y según la OCDE si en España cobras menos de 11.500 euros eres clase baja, lo que significa que si cobras 1.000 euros BRUTOS al mes, ya eres clase media ¿Alguien que cobre sólo 1.000 euros al mes puede ser clase media? Y clase alta son los que cobren más de 30.400 euros anuales o 2.500 euros BRUTOS al mes. Este último es un buen salario, pero no tanto como para ser considerado clase alta. Aunque ahora entiendo cuando dicen que van a subir impuestos a las clases medias-altas y altas, porque al final la suben para todo aquel que cobra más de 18.000 euros anuales.

La última puntilla que demuestra que somos un país pobre nos la ha dado la marca de muebles Ikea. Para quien no la conozca es una empresa que se dedica a vender cualquier clase de mobiliario a un coste muy reducido. Es la comida rápida de las tiendas de muebles. Y sin embargo ha decidido empezar una línea de muebles de segunda mano, es decir, muebles aún más baratos. Y el país que han escogido para probar esta línea ha sido…. ESPAÑA. Quizás no vean ustedes la relación entre este nuevo negocio y nuestra situación de pobreza, pero ¿para qué quiere una tienda de muebles baratos vender muebles aún más baratos? Pues porque se han dado cuenta de que en España se han incrementado las ventas de segunda mano y quieren aprovecharse.

Las ventas de segunda mano pueden crecer por varios motivos como, por ejemplo, que a la gente le guste restaurar muebles viejos o que estemos muy concienciados con el reciclaje. Pero seamos sinceros con nosotros mismos. Si la gente compra muebles de segunda mano es porque no se puede permitir uno de primera, aunque sean tan baratos como los de IKEA.

Somos pobres. Admitámoslo. Y ahora, intentemos salir de esta pobreza. No les prometo la riqueza, pero el único camino posible para conseguirla conlleva trabajo y perseverancia.

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