José Torres Remírez. Hoy, En contra de la sanidad pública

Impuestos y algo más

Miembro de la Asociación Española de Derecho y Economía
03 de Noviembre de 2024
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José Torres Remírez. Hoy, En contra de la sanidad pública
José Torres Remírez. Hoy, En contra de la sanidad pública

Esta semana el Gobierno ha presentado un paquete de medidas fiscales que conllevará una subida impositiva (otra más). Las justificaciones sobran por parte de los ministerios implicados (Economía y Hacienda), pero los impuestos no son meras herramientas recaudatorias; sino que son instrumentos para modificar el comportamiento de los ciudadanos. La pregunta aquí es ver qué quieren cambiar y por qué.

Entre todas las víctimas de este nuevo atraco, hay dos que llaman especialmente mi interés: El diésel y el ahorro ¿Qué quieren de ellas María Jesús Montero y Pedro Sánchez?  

Lo primero que nos encontramos es con la modificación del tipo impositivo del IRPF de las rentas del Ahorro. Todo aquel que gane más de 300.000 euros, a través de esta fuente de renta, en vez de pagar un 28% tendrá que abonar un 29%. Esta medida no tendrá efecto alguno sobre la recaudación ya que menos del 1% de los que presentan la declaración de la renta gana más del límite establecido por el gobierno. Aquí los ministros no se han estrujado mucho la cabeza para justificar esta subida impositiva. Ponen este impuesto porque “los ricos pagan poco”, es decir, se basan en una mentira que, como ya se ha dicho tantas veces, la mayoría de la gente la cree.

A su vez, en el mismo paquete de medidas fiscales también se incrementa el impuesto al diésel en 9 céntimos por litro. También tiene una justificación aceptada por la amplia mayoría de los ciudadanos: la contaminación. Como estos coches contaminan, al poner este impuesto se pueden llevar a cabo medidas contra el cambio climático. Aunque el único resultado visible será que un depósito de 50 litros se verá incrementado en 4,5 euros sólo por los nuevos impuestos. Si de media los españoles van dos veces al mes a la gasolinera, coger el coche diésel será una actividad que incrementará su coste 108 euros al año.

Me gustaría creer las justificaciones que aportan los ministros a estas modificaciones tributarias, pero desgraciadamente sabemos que mienten de manera descarada. Por mucho que se suba el diésel, la gente seguirá necesitando coger el coche y el sobrecoste de llenar el depósito repercutirá en crear más pobreza entre la clase media y la baja. Y el impuesto al ahorro no hará pagar más a los ricos, porque, si existe una fuente de renta fácil de modificar y de eludir impuestos, esa es el ahorro.

Los coches y el ahorro son símbolos de libertad. Los coches de combustión interna nos llevan a donde queramos, cuando queramos (o necesitamos). Mientras tanto, el ahorro nos permite tener tranquilidad. Cuanto más ahorro tengamos nuestras decisiones estarán tomadas libremente y no en función de prebendas, ayudas o miedo. Por todo ello los coches y el ahorro nos aportan independencia. Ahora bien, en un mundo en el que el ahorro cada vez está peor visto y los coches son los enemigos de los legisladores, ¿por qué este empeño en redoblar el ataque al coche y al ahorro? Por el ejemplo que puede dar una persona libre e independiente. Los símbolos son un enemigo muy peligroso.

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