Es curioso que para según quien hay cosas que son libertad de expresión, y otras ofensa a algún colectivo en particular.
Para según quien, quemar la foto del Rey es libertad de expresión; ofender a las creencias religiosas es libertad de expresión. Pero cuando un católico hace uso de esta libertad, es una grave ofensa a un colectivo concreto.
Viene a cuento de la campaña que la Asociación Católica de Propagandistas ha presentado para el día 8 de marzo.
He visto el cartel y no me parece ofensivo para nadie, quizá solo para los de mente retorcida que ven ofensa en todo lo que hacemos los católicos, pero no la ven en lo que ofende a nuestros sentimientos religiosos.
Hay algunos que incluso les ofende ciertos nombres de calles ¿Se puede llegar más lejos en la intolerancia?
Por otro lado, el señor Boix debería saber que el lugar que ocupan los carteles no lo decide la empresa o asociación anunciadora, sino que es el Ayuntamiento quien da la orden donde deben colocarse, así que, si hay algún cartel cerca de algún colegio, ya sabe a quién debe pedir responsabilidades.
No estoy muy segura, en aquel año estaba en Suiza como emigrante, pero creo que fue especialmente en Francia, en mayo del 68 donde uno de los lemas de las manifestaciones era “Prohibido prohibir”, pero parece que hoy hemos olvidado ese lema y lo hemos convertido, por parte de algunos colectivos, en “prohibir todo lo que se pueda”, pero que no afecte al colectivo en cuestión.
Las mascotas, por ejemplo, tienen más derechos que las personas; algunas ideologías tienen toda la libertad de expresión que a otras se les niega; unas víctimas son más víctimas y merecedoras de homenajes que otras, aunque todas hayan corrido la misma suerte.
Y a esto lo llamamos progresismo y se alardea de demócratas.
Personalmente, me considero bastante moderada, pero sobre todo respetuosa con los modos de pensar de las personas, aunque no las entienda, pero sí me hace saltar cuando veo incoherencias y abusos por parte de los que se autodenominan progresistas y demócratas, cuando están demostrando con sus acciones y actitudes todo lo contrario.