Más allá de esta columna

Miembro de la Asociación Española de Derecho y Economía
15 de Septiembre de 2024
José Torres Remírez.

Sentarme a escribir estas reflexiones semanales es un placer comparable con pocos. Como profesor mi intención es siempre la de divulgar. No intento convencer, sino que muestro un conocimiento aséptico con un corpus racional detrás, para que ustedes, queridos lectores, sean los que piensen de manera crítica y lleguen a sus propias conclusiones (desconfíen de aquellos que les dan ya las conclusiones por adelantado). Sin embargo, muchas veces, me doy cuenta de lo acotado que me encuentro, no tanto a la hora de intentar escoger temas actuales, sino de mostrar más allá de estas breves palabras.

Así que me he permitido indicarles unas cuantas lecturas que pueden gustarles y a su vez les ayuden a comprender este loco mundo económico/político que nos ha tocado vivir. Quizás no sean las lecturas que les recomienden otros autores de mayor renombre que el mío, lo más posible es que les cueste encontrar estos libros y sólo los hallen en librerías de viejo, pero ¿no es la vida más entretenida así? Si todos leyéramos lo mismo, hablaría muy mal de los economistas.

El primer libro que debe caer en sus manos es “Cien años de economía española” del grandísimo economista Juan Velarde. Esta lectura nos viene muy bien para poner a cada uno en su lugar. Pecamos de presentistas, creemos que los problemas que vivimos son únicos y los que nos antecedieron fueron bastante ineptos. Nada más lejos de la realidad. En este pequeño repaso que hace el economista asturiano podemos comprobar que los problemas de España han sido siempre los mismos: un mercado laboral ineficiente, una clase política muy poco eficaz y unas desigualdades territoriales que ponen en peligro el crecimiento. Eso sí, creyéndonos que el progreso es Europa y que ellos nos ayudarán, en cambio, sólo recibimos de nuestros vecinos allende de los Pirineos, las migajas de su tarta. Dicen que fue Jorge Santayana quien dijo que aquellos que no conocen su historia están condenados a repetirla. Igual deberíamos hacerle caso y empezar a estudiar para solucionar de una vez nuestros problemas económicos.

¿Saben ustedes quién fue Faustino Ballvé? Lo más seguro es que no. Un economista español injustamente olvidado que escribió un libro, de poco menos de 120 páginas, titulado “Diez lecciones de economía”. En este compendio está todo lo que uno debe saber de la economía real. No de la inventada por parte de teóricos que necesitan cincuenta páginas para demostrar que una acción del gobierno es buena, aunque todo hace pensar lo contrario. La manera que tiene Ballvé de exponer las ideas es sin lugar a dudas única. Este hombre sí que es un verdadero profesor de economía. Y me atrevo a decir más, quien se lea el libro de Ballvé no podrá ser engañado por políticos que juegan a ser Dios con la economía de España.

El último libro que considero que se deberían leer es “¡Indignaos!” del diplomático francés Stéphane Hessel. Fue uno de los libros más vendidos en el 2008 con la llegada de la crisis económica y bandera de los movimientos revolucionarios por toda Europa. Les aconsejo que lo lean no sólo por su brevedad sino por todos los temas que trata. Cierto es que el autor habla más de su vida que de los problemas económicos de hace tres lustros, pero es interesante ver cuáles fueron las banderas de los que venían a hacer política real y comprobar que tras llegar al poder gobiernos afines a esas ideas, las cosas están peor que entonces ¿Cómo puede ser eso si ellos venían a solucionarlo? Quizás sus soluciones han sido erróneas.

Hay muchos más libros económicos que me gustaría aconsejarles, pero creo que la mejor recomendación es que lean a autores como Cervantes, Pérez Galdós, Baroja, Pardo Bazán, Pereda, Sender o Delibes. Todos ellos en sus novelas de ficción mostraron a España y a sus gentes. Sus sombras y luces. Los ideales que nos deben guiar a todos y los corruptos que medran como la hiedra. Y con todo ello, aprenderemos más de economía, que con cualquiera otro libro.

En definitiva, lean, lean y lean.

Etiquetas: