Es interesante saber en qué nos mienten con descaro los políticos. No tanto por pillarles en una mentira (para eso sólo hay que mirar la hemeroteca), sino para descubrir qué campos son en los que los políticos consideran que somos más ignorantes. Nunca nadie va a mentir sobre algo que es de cultura popular; sino que mentirán sobre aquellas cosas en las que los votantes no controlan tanto y una explicación llena de tecnicismos pueda pasar por una verdad.
Esta semana dos políticos han mentido a la ciudadanía descaradamente: Pedro Sánchez y Salvador Illa. Y los dos con el mismo tema: el presupuesto público.
El inquilino de la Moncloa ha realizado una ronda de consultas con casi todos los partidos políticos para ver si es posible subir el gasto en Defensa, algo urgente y necesario. Sin embargo, sus socios, tanto Yolanda Díaz de Sumar cono Ione Belarra de Podemos, temen que si se sube el gasto en el ejército, en la policía nacional y en la Guardia Civil, pueda bajar la inversión en el estado de bienestar. Dejando de lado que sin seguridad no hay estado de bienestar posible, Pedro Sánchez les ha asegurado que aumentará el gasto en defensa sin recortar el gasto social. Y esa afirmación es una de las mentiras de la semana.
El presupuesto público (que tenemos prorrogado) es deficitario, lo que significa que hay más gastos que ingresos ¿Cómo entonces es posible incrementar el gasto sin reducirlo de otras partidas? Pues sólo hay dos maneras de conseguirlo:
- Subiendo impuestos. Para que el presupuesto no se vea afectado por este incremento en el gasto Pedro Sánchez deberá incrementar impuestos. Los únicos con una capacidad de recaudación tan alta como necesita son Impuestos Especiales (alcohol y tabaco), el IVA y el IRPF. Los tres son impuestos que afectan a la clase media y clase baja.
- Emitiendo deuda. Para pagar el incremento del gasto en defensa Pedro Sánchez puede pedir dinero prestado. España ha batido todos los récords de deuda, es decir, nunca antes habíamos estado tan endeudados en democracia.
Ambas alternativas no afectan directamente al gasto social, como prometió a Yolanda Díaz y a Ione Belarra, pero afecta a los ciudadanos empobreciéndolos. Por lo que sí afecta de verdad a unos ciudadanos con el agua al cuello. Pedro Sánchez puede apretarse el cinturón y recortar gasto superfluo o exprimir más al español medio (ya sea ahora con los impuestos o en el futuro con la deuda). Con el compromiso acordado con Podemos y Sumar, los tres partidos de izquierdas han decidido ir contra el ciudadano.
La segunda mentira viene de Cataluña. Su presidente, Salvador Illa, ha incrementado la tasa turística que se tiene que pagar en todos los establecimientos catalanes, ya sean hoteles o campings. Aunque no es esto lo llamativo, sino que Illa ha defendido que lo recaudado por esta tasa irá destinado a “política de vivienda”, llevándose el aplauso de su público. Pena que sea una mentira.
Los ingresos públicos de todas las administraciones van a una caja común, es decir, no se puede comprometer la recaudación a una política concreta. Lo que recaude Illa de su tasa irá a la misma cuenta bancaria que la recaudación por IRPF y por otros tantos tributos autonómicos. Y nadie ni nada puede obligar a que dicha recaudación vaya destinada a política de vivienda.
Ambos dirigentes mienten sobre el presupuesto público porque muy pocas personas lo conocen. Porque casi nadie lo explica a la ciudadanía de una manera clara y sencilla. Es difícil, pero es la única manera de evitar que nos tomen por tontos.
Estas dos mentiras han conseguido que los periodistas alaben el papel de ambos dirigentes, pero la verdad es otra totalmente distinta.