GONZALO ALBASINI LEGAZ

Montañeros de Aragón, pioneros de la conservación de la naturaleza (años 1972-1982)

Ex presidente de Montañeros de Aragón
01 de Mayo de 2024
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 Marcha reivindicativa organizada por la Plataforma en Defensa de las Montañas en agosto a Canal Roya.
Marcha reivindicativa organizada por la Plataforma en Defensa de las Montañas en agosto a Canal Roya.

Existe un amplio consenso sobre los inicios del movimiento conservacionista, en Europa y Norteamérica, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y se suele añadir que, por influencia de ideales románticos y naturalistas que propugnaban una nueva relación del hombre con la naturaleza, se produce la admiración por lo salvaje y se busca la preservación de los paisajes naturales como un fin en sí mismo, o incluso como afirmación de la identidad nacional. Es la época de los primeros Parques Nacionales  que en el caso español serán los de la Montaña de Covadonga y el Valle de Ordesa, ambos creados en 1918.

Es también una época de descubrimientos y grandes viajes de exploración, de los polos pero también de las altas montañas, y por eso no resulta extraño que cuando se funda la Sociedad Montañeros de Aragón en 1929, se declare que su objeto social es “facilitar y propagar el conocimiento y estudio exacto de las montañas aragonesas”, además de fomentar la afición a la montaña y sus deportes.

Dando un salto en el tiempo, tras las crisis económicas asociadas a las dos grandes guerras y consolidada la llamada sociedad de consumo, que considera la naturaleza como una fuente inagotable de recursos, en los años posteriores a 1960 se presentan los primeros síntomas de degradación de la naturaleza y del agotamiento de los recursos naturales, además del aumento de las desigualdades sociales a escala planetaria. En las sociedades occidentales se produce el debate sobre la crisis ambiental que se traduce en la creación de las primeras organizaciones ambientalistas y ecologistas o en el informe del Club de Roma sobre los límites al crecimiento. En 1970 el Consejo de Europa, del que España aún no forma parte, declara el Año Europeo de Conservación de la Naturaleza, buscando incrementar las áreas protegidas en los países miembros y armonizar las diferentes figuras de protección. Por su parte la UNESCO crea el Programa MAB en 1971 que dará lugar a las Reservas de la Biosfera, y en el seno de Naciones Unidas tiene lugar la Conferencia de Estocolmo sobre el medio ambiente humano en 1972, de la que además de la declaración “Sólo una Tierra” saldrá el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Al año siguiente la Comunidad Económica Europea, a la que años después habrá de incorporarse España, inicia sus Programas de Acción en materia de medio ambiente. Para concluir la década, sin ser exhaustivos, en 1980 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) publica la Estrategia Mundial para la Conservación de la Naturaleza, acuñando el concepto de desarrollo sostenible.

En España se había creado la Asociación para la Defensa de la Naturaleza (ADENA), como filial del World Wildlife Fund, entre cuyos objetivos principales estaba la compra de tierras en Doñana para salvar las marismas del Guadalquivir, antecedente necesario para su posterior declaración como Parque Nacional. Mientras Rodríguez de la Fuente nos deleitaba con documentales de naturaleza, en el ámbito institucional, si bien no se contaba con un Ministerio de Medio Ambiente, se creó la Comisión Interministerial de Medio Ambiente (CIMA) y el Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) que serán decisivos para la protección de los espacios naturales.

Nos queremos referir a esta década concreta porque en esos años se producen en España y en Aragón una serie de situaciones que resultarán decisivas a corto, medio o largo plazo, para la conservación de determinados espacios naturales, bien porque se encontraban amenazados, bien porque se consideraba de interés establecer un régimen legal de protección, entre ellos espacios de montaña singularmente valiosos. Fue solo el principio pero fue necesaria una importante movilización social, y cabe decir que Montañeros de Aragón siempre estuvo a la altura de las circunstancias, presentando propuestas y respondiendo a las cuestiones que se plantearon con espíritu constructivo y buscando lo que consideraba mejor para los territorios de montaña.

De las principales actuaciones hemos dado cuenta en anteriores artículos (1) por lo que ahora solo las mencionaremos. Son propuestas para la ampliación del Parque Nacional de Ordesa, para la creación de dos parques nacionales en los macizos de Posets y Cotiella, y la protección de los glaciares pirenaicos mediante su declaración como Monumentos Naturales, así como las campañas, con amplia repercusión nacional y aún internacional, para la protección del macizo de la Maladeta y su declaración como parque nacional frente a un macroproyecto turístico, para la defensa del Cañón de Añisclo, amenazado por proyectos hidráulicos, y para salvar la Canal Roya en Canfranc, cuestión que hoy en día sigue pendiente.

La ampliación de Ordesa y la definitiva salvación de Añisclo se produce por Ley estatal de 29 de abril de 1982. Andando el tiempo y con las competencias transferidas a la Comunidad Autónoma, la ley aragonesa de 21 de marzo de 1990 declara los monumentos naturales de los Glaciares Pirenaicos y la ley aragonesa de 23 de junio de 1994, cuyos impulsores y redactores fueron dos socios de Montañeros de Aragón, crea el parque natural de Posets-Maladeta. Peor suerte ha corrido Canal Roya, permanentemente amenazada, mientras que Cotiella sigue siendo “la montaña olvidada”, tal vez porque algunos no son capaces de situarla en el mapa.

En este artículo nos queremos referir a otras iniciativas que no tuvieron la misma repercusión o no lograron el mismo consenso, pero que consideramos importante rescatar del olvido porque se producen en el mismo periodo y dan idea de la amplitud de miras con la que se contemplaba el territorio aragonés y sus áreas de montaña.

Como antecedente de lo que vendría después, podemos citar una comunicación, prácticamente inédita, presentada por Carlos Albasini Martínez, miembro de Montañeros de Aragón, a la IV Asamblea de Turismo del Pirineo, celebrada en Zaragoza en abril de 1971. Su título es “Defensa de la naturaleza y del ambiente prepirenaico” y de ella da cuenta tardíamente la entrevista al autor, entonces vicepresidente del Club, publicada en Heraldo de Aragón el 28 de diciembre de ese mismo año. La entrevista comienza con una reflexión: “Esta defensa de nuestro Pirineo y Prepirineo habrá un momento en que será necesario iniciarla. ¿Por qué esperar y no adelantarnos nosotros?”.

Del contenido de la comunicación resulta la elección de una zona piloto, el Valle del Guarga, con 22.215 hectáreas de las que 7.709 pertenecían al Patrimonio Forestal del Estado, altitudes que van desde los 720 metros del Puente del Guarga a los 1918 metros de Peña Cancías, y 25 pueblos, parte de ellos ya deshabitados, con una población estimada de 120 habitantes. Los fines son dos: la defensa de la naturaleza y la conservación de los pueblos altoaragoneses que se despueblan, no se busca un amplio espacio natural totalmente deshabitado sino favorecer las condiciones de vida de los pocos habitantes actuales y facilitar la repoblación del valle con carácter residencial para vacaciones y fines de semana pero sin grandes urbanizaciones y complejos hoteleros, en defensa de la tranquilidad de lo que se denomina “Valle Residencial del Serrablo”. Para ello había que promover la venta de casas deshabitadas, o la concesión de las que fuera titular el Patrimonio Forestal, y acceder a los créditos del Programa de Vacaciones en Casas de Labranza entonces vigente, así como mejorar la carretera del valle desde el puente del Guarga hasta Boltaña y diversas pistas forestales que daban acceso a núcleos de población. Como otras medidas se propone mantener el estilo arquitectónico, señalizar y mejorar los senderos existentes, establecer pequeños refugios y la protección de los montes del Patrimonio Forestal como Sitio Natural de Interés Nacional.

Por las mismas fechas otro miembro de Montañeros de Aragón, Eduardo Martínez de Pisón, publicaba en “un periódico de Madrid” un artículo titulado “Cómo ganar un paisaje”, y ponía como ejemplo lo ocurrido en Francia con el Parque de la Vanoise, donde después de cinco años se consiguió evitar la construcción de una urbanización con pistas de esquí, en comparación con la explotación comercial que se quería realizar en España con el Lago de Sanabria; también se comparaba la extensión del parque nacional francés de los Pirineos con el exiguo parque nacional de Ordesa.

Martínez de Pisón era Secretario de la Asociación Española para la Ordenación del Medio Ambiente (Aeorma) y fue quien “levantó la liebre” de la pretendida telecabina a la cumbre de la Maladeta que motivó la campaña de Montañeros de Aragón para la defensa de este espacio natural. Posiblemente su trabajo y gestiones en Madrid tuvieron que ver con la postura final de la Comisión Interministerial de Medio Ambiente contraria al proyecto de urbanización en la zona, que finalmente fue desestimado.

En los años siguientes se desarrollan las campañas de defensa de la naturaleza de la Maladeta, Añisclo y Canal Roya como ya indicamos. Pero quizá es menos conocida la propuesta de Montañeros de Aragón para crear el Parque Nacional de los Cañones de Guara. La campaña fue de corta duración, seguramente para evitar conflictos indeseados. Hasta donde sabemos no fue secundada por Peña Guara y sí únicamente por Montañeros de Aragón de Barbastro y generó cierto rechazo en la prensa local oscense.

Mediante escrito de 7 de enero de 1976 dirigido al Director General del Icona, Montañeros de Aragón solicita la declaración del Parque Nacional de los Cañones de Guara, que englobaría las gargantas del río Guatizalema desde Vadiello hasta cerca de Nocito, las gargantas de Guara en el río Calcón, las gargantas del Alto Alcanadre, el barranco de Mascún, las gargantas de Balces y los estrechos del río Vero desde Alquézar hasta Lecina y también el macizo de Guara con una superficie total de 16.700 hectáreas. Se pide además una acción especial en los municipios de Nueno, Loporzano, Casbas de Huesca, Rodellar, Alto Sobrarbe, Bárcabo, Colungo, Alquézar y Adahuesca afectados por la despoblación, medidas a llevar a cabo por diversos ministerios, como la mejora de comunicaciones, las obras de transformación de la zona regable del embalse de Calcón, auxilios técnicos y económicos a las explotaciones agrarias, repoblaciones forestales y mejora de pastizales, préstamos sin interés para mejorar o construir nuevas viviendas para evitar que los pueblos se conviertan en un montón de ruinas, o mejoras en las localidades afectadas de agua, saneamiento, electrificación o pavimentación.

La propuesta fue acogida favorablemente en el Heraldo de Aragón, artículos de 8, 9 y 14 de enero, en la Hoja del Lunes del día 12 y en Aragón Exprés del día 17. Pero surge la polémica con un artículo publicado en el periódico Nueva España, de Huesca, el 11 de enero. En él se dice, tras un explosivo ¡No! que “los oscenses nos hemos visto sorprendidos” por la solicitud y después de decir ¡Basta! Indica: “Procuren ustedes completar todas estas medidas de que hacen referencia en su provincia y dejen vía libre al desarrollo socioeconómico del Alto Aragón”, y concluye: “descanse pues, la desafortunada solicitud en el olvido”. De nuevo el día 24 se insiste en la injerencia de Montañeros en un tema de competencia provincial, y alude a la protesta del presidente de Peña Guara y otra protesta en la que se dice que el proyectado parque atenta gravemente contra los intereses de la comarca oscense. Obvia sin embargo la contestación de Montañeros de Aragón de Barbastro, que siendo también oscenses se declaran partidarios del parque nacional, en carta que únicamente publica el Heraldo de Aragón el 1 de febrero.

No conocemos cuál fue la postura de Peña Guara en este asunto, ni si hubo conversaciones entre clubes habitualmente muy bien avenidos. Lo cierto es que la propuesta cayó en un aparente olvido  y no resurge hasta el periodo de gobierno de Santiago Marraco como Presidente de Aragón (1983-1987).

Así un decreto de la Diputación General de Aragón de 9 de junio de 1987 declara el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara y establece su régimen urbanístico especial. El parque contaba con 81.350 hectáreas, afectaba a los municipios de Abiego, Adahuesca, Aínsa-Sobrarbe, Alquézar, Árguis, Bárcabo, Bierge, Boltaña, Caldearenas, Casbas de Huesca, Colungo, Huesca, Loporzano, Nueno y Sabiñánigo, y se declara con arreglo a la ley estatal de 2 de mayo de 1975 de espacios naturales protegidos, al no contar la Comunidad Autónoma con legislación propia. No obstante, solo veinte días después, otro decreto de 29 de junio deja sin efecto el anterior, con el objeto de someter el expediente a información pública. El Parque Natural sería finalmente declarado por una ley de las Cortes de Aragón de 27 de diciembre de 1990.

No terminaron aquí las iniciativas. En 1976 se celebraba el Bimilenario de Zaragoza. Montañeros de Aragón, cuya actividad principal no se desarrollaba en el ambiente urbano, propone a la Diputación Provincial de Zaragoza, como proyección de la ciudad a su entorno, la creación de dos zonas de Turismo de Montaña en la Provincia, la zona norte o de la Sierra de Santo Domingo y la zona oeste o del Moncayo.

En las dos zonas se propone la creación de sendos parques naturales y se señala una triple finalidad: el desarrollo agrario de los pueblos, la mejora de su economía y su desarrollo urbano, promoviendo el aspecto residencial y el fomento del montañismo. La zona de la Sierra de Santo Domingo comprendería los municipios de Luesia, Biel y Fuencalderas, y la zona del Moncayo los de San Martín de la Virgen del Monzayo, Lituénigo, Litago, Trasmoz, Vera de Moncayo, los más conocidos, pero también los de Añón, Alcalá de Moncayo, Talamantes, Calcena y Purujosa. No se concretan límites y se describen diversas medidas que se podrían adoptar, en línea con lo que ya hemos comentado. La propuesta se recoge al menos en El Noticiero de 28 y 31 de marzo, y en Aragón Exprés, suplemento de 27 de marzo, todos de 1976.

El monte Dehesa del Moncayo, perteneciente a Tarazona, había sido declarado por Real Orden de 30 de julio de 1927 Sitio Natural de Interés Nacional, y años después, para adaptarlo a la ley de espacios naturales protegidos, fue declarado Parque Natural por Real Decreto de 27 de octubre de 1978, pero manteniendo sus límites y superficie de 1.388 hectáreas, muy lejos por tanto de la propuesta formulada. Fue necesario un largo y duro conflicto urbanístico en el municipio de Añón, para llegar a la ley aragonesa de 17 de febrero de 1992, de ordenación integral del Somontano del Moncayo. Posteriormente, un decreto del Gobierno de Aragón de 31 de marzo de 1988 aprueba el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales y crea el Parque Natural del Moncayo con 9.848 hectáreas en los municipios de Añón, Calcena, Litago, Lituénigo, Purujosa, San Martín de la Virgen del Moncayo, Talamantes,Tarazona y Trasmoz. Un decreto posterior de 23 de octubre de 2007 modificó el citado plan de ordenación y amplió el parque natural hasta las 11.143 hectáreas.

Más silencioso fue el devenir en el caso de la Sierra de Santo Domingo, que fue declarada Paisaje Protegido por Decreto del Gobierno de Aragón 8 de abril de 2015, en los términos municipales de Biel, Longás y Luesia. Montañeros de Aragón compareció en la información pública del expediente, manifestándose a favor de la declaración y recordando la anterior propuesta sugiere incorporar también a Fuencalderas en la zona de influencia. También recuerda la trayectoria del colectivo montañero a favor de la conservación de la naturaleza en la montaña y solicita que se incorpore al Patronato del Paisaje Protegido un representante de este colectivo, cuya representación oficial ostenta la Federación Aragonesa de Montañismo que cuenta con un Comité de Defensa de la Naturaleza.

Hasta aquí las peticiones, sugerencias y realizaciones que hemos podido recopilar en materia de conservación de la naturaleza, en sentido estricto, en una época determinada en la que de forma evidente se produjeron profundos cambios en lo social, lo económico y lo político. Pero hubo otras veces que la voz de Montañeros de Aragón sirvió como cauce de solidaridad con las poblaciones de la montaña, enfrentadas a conflictos importantes en sus territorios. Conocemos tres de ellas que reseñamos sumariamente.

En el caso de la presa de Lanuza, que contó con la oposición del Ayuntamiento de Sallent, consta un escrito de Montañeros de Aragón, de 13 de marzo de 1976, dirigido a la Comisaría de Aguas del Ebro, en el que, en relación al “proyecto modificado del de replanteo del salto de Lanuza en el río Gállego”, se efectúan algunas consideraciones y se solicita el mantenimiento de determinados caudales para el riego y en época de estiaje, además de obligar a la empresa concesionaria a que realice la descarga de escombros sin alterar el paisaje natural. Posiblemente de fecha próxima que no hemos podido determinar, es el artículo de Vázquez Prada en Heraldo de Aragón, en el que da cuenta de que Montañeros de Aragón ha solicitado la declaración de Paraje Pintoresco para el Valle de Tena.

Otro proyecto conflictivo que suscitó oposición en el territorio fue el del pantano de Berdún. Montañeros de Aragón compareció en la información pública del documento “regulación de los ríos Aragón e Irati” que contemplaba varias alternativas en Navarra y Aragón. El escrito de Montañeros, de 26 de septiembre de 1977, fue recogido por el periódico Amanecer de 30 de septiembre, el Heraldo de Aragón de 12 de octubre y el semanario de Jaca El Pirineo Aragonés de 13 de octubre. Comienza diciendo que la alternativa para Aragón es construir un embalse nuevo en Berdún o el recrecimiento de Yesa. El embalse de Berdún de 620 Hm3 de capacidad y cota máxima 582 metros, afectaba a 13.469 hectáreas y exigía la expropiación de seis pueblos: Berdún, Villarreal de la Canal, Martes, Arrés, Aso-Veral y Mianos. El recrecimiento de Yesa supone pasar de 470 Hm3 a 1090 Hm3, y de cota 489 a cota 513 metros, afecta a 567 hectáreas y no exige expropiar nuevos pueblos. En esas condiciones se manifiesta la preferencia por la opción de Yesa, que como sabemos será en el futuro un proyecto muy controvertido. Las peticiones concretas que se realizan son: que no se construya el embalse de Berdún; la creación de una zona regable en la margen derecha del Aragón y en la margen izquierda del Esca; la creación de un polígono industrial en Berdún y la construcción de una carretera transversal desde Roncal – Garde – Ansó – Hecho – Urdués - Aragüés del Puerto – Jasa – Aísa – Esposa – Borau – Aratorés - Castiello de Jaca.

De mayor implicación fue sin duda la oposición al pantano de Campo, contestado por amplios sectores de la población, dentro y fuera del territorio de Ribagorza. Un primer documento fechado en junio de 1976 lleva por título: “¿Una solución para el valle de Campo? Propuesta de Montañeros de Aragón”. En el mismo se explica que se ha proyectado un embalse en el río Ésera de 639 Hm3 y cota máxima de 738 metros, que inunda los pueblos de Campo, Morillo de Liena y Navarri, anega 1.354 hectáreas y obliga a emigrar a 600 personas. Montañeros de Aragón propone en este primer documento sustituir este gran embalse por otros tres más reducidos a lo largo del cauce, que denomina Argoné, Santaliestra y Costa II, que no inundarían ningún pueblo y solo una pequeña porción de tierras de cultivo.

La propuesta fue recogida por Heraldo de Aragón y de forma extensa por Nueva España, periódico de Huesca, ambos con fecha 27 de junio de 1976. Y fue contestada de forma expresa por la Confederación Hidrográfica del Ebro el 6 de agosto, con un informe técnico que abunda en las necesidades de agua para riego y cuestiona la viabilidad de los embalses propuestos.

Un segundo documento de 13 de septiembre de 1976 es la comparecencia de Montañeros de Aragón en la información pública del proyecto de embalse “Lorenzo Pardo” nombre que se asigna al que se quiere construir en Campo. El documento bastante extenso estudia las necesidades reales de riego de la zona del Canal de Aragón y Cataluña y concluye que el embalse proyectado no es necesario para regar esta zona; en cuanto al aprovechamiento hidroeléctrico propone un pequeño embalse en Morillo de Liena sin inundar la población. Por tanto solicita que no se construya el embalse de Campo y otras medidas complementarias, entre ellas una carretera transversal que mejore la comunicación entre Arén, La Puebla de Roda y Campo.

Aún se redactaron otros dos documentos de información complementaria y ampliación de la propuesta con fechas de 23 de septiembre y 16 de octubre de1976. El debate fue largo y en algunos momentos tenso y como es bien sabido no se construyó ningún pantano, quedando de manifiesto que el interés principal había sido la producción hidroeléctrica y no la ampliación o mejora de las tierras de cultivo.

Volvemos a la naturaleza. Tras la ampliación del Parque Nacional de Ordesa en 1982, Montañeros de Aragón cede el testigo a la Federación Aragonesa de Montañismo a quien corresponde la representación institucional del montañismo aragonés, que desde entonces va a formar parte del patronato del parque y de los patronatos de otros espacios naturales futuros. La Federación creará primero una Vocalía y después un Comité de Defensa de la Naturaleza a semejanza del que ya existía en la Federación Española. Este Comité fue muy activo y entre otros proyectos se involucró en la propuesta del Parque Nacional de los Pirineos, que de prosperar hubiera incluído junto a Ordesa y Monte Perdido los macizos de Posets, Cotiella y Maladeta, la cabecera del Valle de Baliera y la zona de alta montaña del Valle de Tena al este del río Gállego, incorporando el conjunto de glaciares pirenaicos y la totalidad de cumbres de más de tres mil metros. Pero fue en 1999 y años sucesivos cuando se involucró a fondo para defender la Canal de Izas junto a la Canal Roya de proyectos surgidos al calor de la candidatura olímpica de Jaca, proponiendo junto a otros actores la creación del parque natural del Anayet. Desgraciadamente, cuando en 2022 este espacio se ha visto nuevamente amenazado, la Federación ha decidido inhibirse y de nuevo Montañeros de Aragón, de Zaragoza y Barbastro, junto a otros clubes de montaña, han asumido la voz de muchos montañeros aragoneses, en este caso respaldada por la Federación Española y apoyada por clubes de toda España, en la masiva campaña de defensa de la Canal Roya y para la creación del parque natural del Anayet.

Hace casi cincuenta años que Juan Daniel San Pío, miembro de Montañeros de Aragón, levantó la voz para decirnos que “Hay que salvar a Canal Roya”. San Pío era un enamorado de Canfranc y sus montañas, elaboró el famoso “Plano manual del sector de Canfranc para ayuda de montañeros” y fue  apasionado naturalista y buen observador de sarrios y otra fauna alpina. Canfranc, hay que decirlo, es lugar de recuerdo y nostalgia para muchos montañeros, que aquí se iniciaron en el alpinismo y el esquí, gracias al ferrocarril de Canfranc que fue llamado el tren de los montañeros. El municipio no tiene pistas de esquí, pero es paso obligado para las de Candanchú y Astún, y siendo su término pequeño en comparación con los colindantes, tiene una naturaleza pródiga en la que concurren sistemas naturales representativos de la alta montaña, en espacios poco transformados por el hombre que confrontan por el norte con el parque nacional de los Pirineos franceses y por el sur con las sierras interiores de Escarra y Collarada. Es una zona con un amplio desarrollo turístico y un grado de frecuentación alto, con visitantes de todo el estado español y del país vecino que pueden admirar los singulares paisajes naturales que alberga la Canal Roya y la Canal de Izas, espacios hasta ahora a salvo de la especulación por la constancia de quienes se han sentido obligados a su defensa. Es una larga historia pero no nos cabe duda: Canfranc se merece un Parque Nacional.

(1) Dichos artículos y sus fechas fueron los siguientes:

- “Nunca fue fácil”, 13 de mayo de 2022, publicado en el Anuario de Montañeros de Aragón correspondiente a 2021.

- “Añisclo, Parque Nacional 1”, 30 de noviembre de 2022 y “Añisclo, Parque Nacional 2”, 30 de diciembre de 2022, publicados sucesivamente en el Boletín Digital de Montañeros de Aragón del 4º trimestre de 2022 y 1er trimestre de 2023.

“La defensa de Canal Roya”, 30 de enero de 2023, publicado en el citado Boletin Digital del 4º trimestre de 2022 y en el Diario de Huesca (periódico digital) de 14 de febrero de 2023.

- “Canal Roya ¿y ahora qué?”, 14 de mayo de 2023, publicado el el Diario de Huesca de 15 de mayo de 2023 y en el Boletín Digital de Montañeros de Aragón del 2º trimestre de 2023.

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