José Torres Remírez. Hoy, El Gobierno de la deuda

No culpen a Trump

Miembro de la Asociación Española de Derecho y Economía
23 de Marzo de 2025
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José Torres Remírez. Hoy, El Gobierno de la deuda
José Torres Remírez. Hoy, El Gobierno de la deuda

Las noticias que nos llegan del otro lado del Atlántico no son buenas. Trump está decidiendo si el dos de abril pone aranceles a productos europeos; que en el caso de España afectarán principalmente al sector vinícola y al del aceite (haciendo caso a la poca información que nos ha llegado). Viendo que la respuesta de las instituciones europeas ha sido amenazar con poner aranceles a productos americanos, mucho me temo que estamos cerca de una guerra comercial.

Sin embargo, esto no es lo preocupante, sino las declaraciones de economistas, politólogos y periodistas sobre este tema. Se habla mucho del impacto negativo que tienen estos aranceles y de que los dos sectores anteriormente citados pueden entrar en crisis o como mínimo en una etapa de turbulencias. Lo cual, si se extiende a otros sectores de la economía europea puede producir una recesión económica. En otras palabras, los analistas culpan a Trump de que el futuro se vea gris. Y aunque es cierto que Trump pone las cosas más difíciles, él no es el principal culpable.

¿Estoy defendiendo los aranceles de Trump? No. El comercio genera riqueza, es una verdad innegable. Fenicios, griegos, egipcios, tartesios o los persas lo sabían. Cualquier acción que restrinja el comercio está restringiendo la creación de riqueza. Si Trump pone los aranceles, será una pésima política comercial y económica. Si los pone Europa, también. Pero, y aquí está lo importante: ¿son los aranceles los únicos limitantes del comercio y la creación de riqueza?

Esta semana el economista Diego Sánchez de la Cruz y el Foro Regulación Inteligente han instalado frente al Congreso de los Diputados un monumento que lo han denominado “contra la burocracia”. Son tres torres de papel que juntas suman 5 metros de altura. No es una altura escogida al azar. Si imprimiéramos todas las regulaciones que se han aprobado en los dos primeros meses del año en España, y las apiláramos, todos los folios juntos llegarían, exactamente, a los cinco metros.

En tan solo dos meses tal cantidad de burocracia. Si se eliminaran en nuestro país las normativas, regulaciones y leyes innecesarias, excesivas y que coartan la libertad económica y personal, el futuro sería muy distinto. Las previsiones serían excelentes y el crecimiento del PIB estaría asegurado. Y no sólo me refiero a normativa nacional, también autonómica y local; porque muchas veces limitan más el comercio, el crecimiento económico y la libertad individual las normas taifales que generan los pequeños presidentes autonómicos que las decisiones de Pedro Sánchez.

A su vez también hay que escuchar al ministro de Economía, Carlos Cuerpo. Esta semana ha hablado sobre las posibles consecuencias de los aranceles de Trump y ha intentado calmar a la ciudadanía con datos y previsiones realistas. Sin embargo, lo más llamativo de su discurso ha sido una frase que ha pasado desapercibida. El ministro considera que no hay mal que por bien no venga y que, si Trump lleva a cabo su plan arancelario, sería un buen momento para continuar con la integración comercial europea. Las restricciones internas en la UE son equivalentes a un arancel del 45% en los bienes manufacturados y del 110% en los servicios. En otras palabras, la integración comercial lleva años parada y comerciar internamente no es sencillo. Somos un mercado de 500 millones de personas y lo desaprovechamos.

Si Trump pone los aranceles será una mala noticia para la economía y para la libertad. Pero no culpemos al presidente americano de nuestra pobreza, de los malos datos económicos que tenemos y que vendrán. El político que nos tiene que preocupar no está en Washington sino en Moncloa, Bruselas y en los parlamentos autonómicos.

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