Nombres de calles peculiares de Aragón

Abogado
08 de Mayo de 2024

Recientemente leí los dos tomos de las memorias de Rafael Chirbes y me prometí a mí mismo, pues he pasado cerca pero nunca entrado, ir en laica peregrinación a Tabernas de Valldigna, su lugar natalicio cercano a Gandía. Para volver a sentir la opresión de la herida por el urbanismo causada a la costa mediterránea y sus humedales.

Los gozó cuando era crío, pero poca gente tras él conservará la nostalgia del paisaje de albuferas y dunas en la costa, de viviendas con terrat y ventanas mallorquinas para proteger del calor. Porque nadie puede añorar lo que no ha vivido, en frase de mi querido amigo Miguel Ángel Díaz Laglera. Que ve que sus hijos solo están conociendo el Benidorm de 25 alturas, el Pirineo repleto de tejados de pizarra y barrios fantasmas deshabitados en noviembre y piensan desde su niñez que las relaciones humanas no son verbales porque son digitales, suprimir y aspa.

Ante mi feliz estupefacción, en Tabernes se ha creado un Torreciudad para minorías porque el espacio público colindante a su edificio multiusos cultural ya recibe el nombre del incómodo y solitario vecino que codificó la muerte de su paisaje urbano, la codicia de los promotores y pseudo gobernantes locales en la Costa Mediterránea, describiendo cómo le dejaron de lado con un whisky on the rocks en la mano siempre ocupada.

Me dije, cómo vamos de callejero en Aragón, a quién homenajeamos o qué accidentes honramos y que pueden decir tanto de nuestra historia o pasiones. Hice la mezcla con harina, agua, sal y masa madre y salió esta primera hornada:

Caminos de la Mosquetera, de las Torres, de los Molinos, del Vado y de Valimaña de Zaragoza: la ciudad de Zaragoza conserva en su callejero y nombres de sus parcelaciones y barrios pervivencias de su catastro rústico, de los caminos que cuando era un cogollo urbano de iglesias –la Medina Albaida- con un puente, la comunicaban con sus huertas y las explotaciones regadas con torre, como con los términos de tierra buena o de cascajo y picarral.

La Correría y el Alpargán de Huesca. Todas las ciudades han rebautizado calles, es un proceso abierto y cambiante su nomenclatura como lo es el de la propia lengua castellana pero la aragonesa no, que se ha codificado. Quizá donde más se perciba tanto cambio sea en el Casco Viejo oscense sertoriano, donde yo viví en su calle Goya no muy lejos de su intersección con la calle del capital monarca aragonés para la historia de la ciudad Ramiro el Monje: que nacería aunque no se sabe en Jaca y murió en San Pedro, cerca de su calle oscense.

Pero nadie llamaba estas calles de Huesca cuando yo vivía así, sino con los cariñosos de la Correría, en que se erigió la farmacia de José Antonio Llanas –alcalde de Huesca- y el Alpargán, debido a que daba corto y estrecho acceso una puerta de la muralla así llamada que daba acceso a la ciudad desde el Este, es decir, el final de autovía de Lérida por Barbastro.

Calle José Torán y Ronda de Ambeles de Teruel: con ellas la ciudad del Torico honra al ingeniero madrileño autor de su primer viaducto modernista que permitió el ensanche de la ciudad a un segundo cabezo repleto de palacetes racionalistas y salida a Sagunto y Valencia, nombre que porta la vía fundamental que lo atraviesa.

La Ronda Ambeles completa por su perímetro oeste la circunvalación del casco viejo turolense, prolonga el paseo del Óvalo y culmina en el acueducto histórico que acercó el agua a Teruel. Su nombre se debe al torreón en forma de estrella que en ella se ubica, calzada interior de la muralla, que proyectó y ejecutó en sillar de arenisca el principal arquitecto militar de los Reyes Católicos: el maestro Francisco Ramiro López. Estudios históricos recientes afirman que su concepción angular de los torreones de defensa fue admirada y estudiada por Durero, Leonardo y el francés Vauban, cuyas fortificaciones han sido galardonadas como Patrimonio de la Humanidad. Nos encontramos ante un ingeniero especializado poliorcético, especialista en arquitectura defensiva, avant la lettre et l’histoire.

A sí mismo, López se consideraba artillero y sin que se le conozca lugar de expósito  nacimiento, se sabe que perteneció a la nobleza aragonesa y su servicio se lo prestaba a Fernando de Sos. Su principal sinfonía es el castillo de Salses en el entonces Rosellón aragonés.

Calle Zocotín de Jaca: como la calle Zacatín de Granada, la calle que oficia junto a su prolongación Ramón y Cajal-Ferrenal como decumano jaqués, debe su denominación a que se trataba de calles-zoco especializadas en la venta de ropa, indumentaria, zapatos y accesorios de marroquinería.

Calle Coli Escalona de Sabiñánigo: se trata de la segunda vía principal histórica, paralela a la calle Serrablo, de la villa referida. Leonardo Coli Escalona fue un boticario o farmacéutico belsetán, de Bielsa, que pasó por el seminario jaqués y ejerció desde 1911 en Sabi, siendo alcalde hasta su fallecimiento en 1944 antes y después de la República. Vivió como regidor los momentos en que su pueblo adoptivo se hizo adolescente y comenzó la fabricación de fósforos –del griego portador de luz- que el Canfranero esparcía por toda España y que mi abuelo llamaba mistos.

Avenida Ramón Berenguer IV de Berdún: a mí no me parece para extrañarse que la vía de la carretera que baja del pueyo de Berdún a la nacional lleve el nombre de un catalán cuando el sesenta por ciento de la emigración allá fue en los años 60. Fuera de bromas, el conde de Barcelona y príncipe pero no rey de Aragón, pues la reina era Petronila la de Huesca, en este hito fundamental del Camino de Santiago aragonés arrasado por una guerra de frontera con Navarra –el Aragón es un río sin apenas accidentes de separación- ordenó la reedificación en la meseta que hoy ocupa y le otorgó carta puebla para hacer atractiva su repoblación. Lo mismo sucedió con los bellísimos lugares de nuestro entorno como son Arrés, Biniés, Mianos, Artieda, Asso Veral y, cómo no y especialmente, la refundación de  Salvatierra de Esca que lo lleva en el nombre. Hemos de decir que tanto pueblo en meseta únicamente ha servido para que no muramos del corazón al subir desde niños sus costeros pero no que el prefijo de estos lugares menos el municipio Canal de Berdún sean el 948, vayan al instituto a Sangüesa y entornen con acento navarro.

Plaza Mendizábal, Calles Alejandre y Blasco de Alcañiz: en el lado opuesto al histórico barrio de los Almudines, medina y aljama de estructura medieval urbanística mejor conservadas de Aragón, de las fachadas sureste porticadas de la plaza Mayor salen las dos calles citadas que confluyen en la plaza referida, dedicada al ministro desamortizador y liberal Juan Álvarez Mendizábal o bien al catedrático de la UZ casado en la localidad Luis Mendizábal y Martín, porque no se sabe. Tampoco a quién se refieren con Alejandre, si es a un general o qué y no le afecta la memoria histórica, y al menos nos ubicamos en cuanto a Jerónimo Blasco, entendido que no será el concejal de la Expo Messi de Belloch del Ayuntamiento de Zaragoza, sino el jurista valenciano Juan Jerónimo Blasco y Yago. Como estáis advirtiendo de tres de las calles principales de Alcañiz, no es que el consistorio dé muchas pistas.

Plaza del Compromiso, en Caspe. Aquí si lo tenemos muy claro porque es la calle asimismo vertebradora del Barrio de las Fuentes de Zaragoza, en el este de la ciudad de la salida a Caspe, que yo me aprendí como nombre de memoria así como los de Marina Moreno o María Agustín, sin saber qué sería eso. Como tampoco qué era lo del bolero de Caspe pero que lo han traído de Castellote y aquí están las cuatro esquinas. Momento álgido de la historia de Aragón, el Compromiso previa buena riñacera o diferencia de opiniones nos trajo como reyes de Aragón a los Trastámara galaicos, tras el Tambre, de esa estirpe trovadora de los Rajoy-Feijóo-y el gallego más buscado.

Para despistar, el apelllido del nuevo monarca era De Antequera. Nada que ver con haber entronizado a un Luna, un Jordán de Urriés, un Moncada de Fraga, un Urgel de la Seu, los Prades o Borgia de Gandía o, tirando a lo más alto, un Anjou menor como los de la dinastía navarra. Pero no, Aragón sacó aquel día previa poca distancia y decantamiento valenciano por conveniencia la bandera de España a los balcones y allí seguimos.

Calle F de Mequinenza y calle 5 de Villarquemado: directamente me encantan. Si no podéis ir a Bogotá, Nueva York o Toronto, quedaros en Aragón y ya está. Para qué ponerle una calle a Moncada o en Teruel al General Pizarro, uy perdón.

Calle Judería de Tarazona, ruta Martínez Soria, y calle de las Cambras de Jaca: calles que nos aportan porque huelen a tempura un aroma a tres culturas, a aljama y nos trasladan al momento histórico en que el treinta por ciento de población jacetana era sefardí y el ministro de economía de los últimos Aragón pero galaicos fue el intelectual turiasonense Moshé Portella.

Recientemente he leído un libro sobre humor judío desde el Libro de Ester a Woody Allen en el que aparecen el falso despistado, el perdedor iluminado, el intelectual marisabidillo que no tiene ni puta idea de nada pero mezcla datos bien en la túrmix –yo- y… me he dado cuenta que nadie representa mejor a este modelo de perdedor ganador que el payaso triste Martínez Soria. Alabado seas, rey del Paralelo de Barcelona.

Calle Salamero de Graus: otro arcano, la plaza principal de Zaragoza la porta como nombre un alcalde oscense, Paraíso. De crío yo quería dormir en ella porque me parecía superadora del purgatorio, pero era un señor industrial de nombre Basilio. Y la plaza Salamero qué. No fue hasta que viví en el oriente oscense cuando me enteré que el apellido correspondía a Miguel Salamero Buesa, un héroe de los sitios de Zaragoza Independencia como Agustina, Cerezo, María Agustín o los de las bocacalles que dan calle Erotismo, perdón, Heroísmo.

¿Es el mismo que el de la calle principal y teatro de Graus? No, porque se refiere al promotor de su cine, esta vez Agustín Salamero –que sí es un apellido ribagorzano-. Cine que se halla en la calle Samblancat, alucinante personaje e intelectual post-Costa.

Calle Joaquín Costa de Monzón: y hablando de Costa y de su escultura en Graus, su no lugar natalicio del que sí era felino –el león de…-, sin embargo este político oscense, presente en todo el callejero aragonés, es especialmente honrado en el callejero de Monzón. Su impulso político hasta sus secanos llevó el agua de Barasona, como el de Echegaray con calles en Zaragoza y Jaca, provocó con su acción de fomento la finalización del Canfranero.

Cuál es la confusión: la de que Costa no nació en Graus sino que murió en la capital ribagorzana y sí en la calle de Monzón que porta su nombre. Don Joaquín, ya lo ha dicho Costa, mayúsculo aunque achaparrado oscense oriental en sentido absoluto, sí que fue llevado de crío y criado en Graus, que estaba en su corazón como en el de Ramón y Cajal la villa de Ayerbe, aunque naciera por accidente en Petilla, fuera de una familia de Larrés-Sabi, se educase en Huesca e impulsase el Zaragoza el espacio no urbano en el que más descanso, su biblioteca de la antigua Facultad de Medicina.

Calle Hermanos Argensola de Barbastro: para cuando les llegue la hora a Mariano Gistain, Manuel Vilas etc. se toparán con que en Barbastro ya no quedarán calles para tanto escritor e intelectual de postín. Que si los Azara, que si el fascinante autor y literato Escrivá de Balaguer, que sin los Argensola.

Bartolomé y Lupercio no son justamente reivindicados como sí Gracián en el barroco o Ausias March en el gótico final, como dos de los principales autores e intelectuales del Renacimiento aragonés. A la altura de Hernando de Aragón como mecenas o del enorme escultor Damián Forment, cuando sus sonetos fueron ponderados por el superdotado Lope de Vega, el Shakespeare de Fuenteovejuna. Es mucho decir, Barbastro tierra de nobles caldos.

Calle Mediavilla de Ejea: mi padre was born en la calle homónima de la judería de Sangüesa, so me llama la atención este nombre de calle ejeano. Como cuando veo una Capdevila, somovilla, cabo de vila, me dan buen rollo y “vibra”. La catedral de Teruel también recibe el nombre de Santa María de Mediavilla. Me parece que nos hallamos ante un nombre apropiado para un eje de ensanche, calle de demolición de murallas o Coso o algo así, pero ya me diréis.

También me encanta donde lo hallo el nombre de Calle del Barrioverde: en Bardallur, en la Zaragoza de la Madalena… en definitiva en Aragón pero en otros lugares, se trataba de una carrera con presencia judía, de esas que se cerraban por los dos lados y, por ese motivo, sus casas tenían patios interiores con pocico y pequeña huerta. Eran calles más verdes, mal pensaus.

Avenida de David Lario de Calamocha: si alguien nos puede informar de quién es este hombre… Imaginamos que lo hará Luis Alegre, al que seguro que le honrarán en el callejero de su ciudad. En el paseo del Jiloca ya tiene una estación de lectura propia con uno de sus breves textos. Conmovedor reconocimiento.

Calle Azagra de Albarracín: localidad de la ribera del Ebro de Navarra, los Azagra de Albarracín protagonizan el linaje cumbre del señorío católico e impulsor de la catedral de la villa referida tras su reconquista, por navarros, a la taifa del Rif de los Banu Racín. A Isabel de Segura la casan con un Azagra pero no con un Marcilla, otro pueblo de Navarra, la hacen desgraciada, no comen en Tudela y los amantes y tal…

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