Me pregunto si la diputada provincial del PSOE estará dispuesta a mantener la dignidad y poder seguir paseando por la calle con la cabeza bien alta y segura de que no es objeto de risas, mofas, escarnio y desprecio a sus espaldas. O directamente de frente. Y, sobre todo, mantener la conciencia tranquila.
Si no quiere contribuir a la destrucción de España, de sus gentes, a la desaparición de la libertad y la justicia (con la que por cierto tanto se les llena la boca a los suyos), de la convivencia, a la que, al mencionarla, insultan, y de la igualdad de todos los españoles, sólo tiene que hacer una cosa: votar NO a la investidura de su jefe de partido.
Hacerlo afirmativamente sería traicionar a los españoles, a sus votantes y a sus militantes, a los que cautivó con todo lo contrario que ahora apoyaría. Y, sobre todo, traición a sí misma. Y reflejo de su cobardía.
Puede que los ciudadanos, los votantes e incluso los militantes, no sean conscientes de la gravedad de los indignos pactos que está cerrando Pinocho Sánchez Castejón para enaltecer su ego y mantenerse en el poder, pero tú sí (cambio la forma verbal). Sin duda recordarás bien lo que defendíais con vigor y entusiasmo y que ahora os han hecho cambiar de opinión. Sabes que no has cambiado de opinión, sino que te han pedido sumisión; indigna pleitesía. Servilismo que te calificará a partir de ahora y te acompañará hasta la muerte. Pero es que, en vida y más pronto que tarde sufrirás las consecuencias de la cobardía, tú y los que te rodean y todos nosotros y entonces… ya será demasiado tarde. Aunque seguramente antes padecerás en carne propia la realidad de que Roma no paga traidores. Mira dentro de tus filas. Un traidor no merece otro trato por parte del que lo uso como brazo ejecutor para traicionar.
A esas alturas, el culpable del desastre ya no será el felón, sino de los que le ríen las gracias, y encima lo alientan, porque pudiendo evitar el mal no lo hacen.
Es tarde para la pantomima de votación que os han puesto para dar carta blanca al felón, de lo cual seréis responsables y que no es más que insultaros a la cara. Vuestros balidos resuenan hasta los infiernos. Imagino la rabia cuando alguien os eche en cara las verdades. Esa es la prueba indiscutible de vuestro remordimiento y el reconocimiento de culpa.
Debes votar NO a la investidura, en todo caso, porque ya nadie duda de la calaña del candidato y lo que se puede esperar de él. Pero también NO a una posible ley de amnistía en el caso de que se produzca antes. Si es después, ya no merecerá apelar a tu responsabilidad. Una ley que no se hace en nombre de los españoles, y que no sirve para favorecer la convivencia. Que es ilegal y que no compartes. Por lo menos no en mi nombre y no para favorecer mi convivencia, sino todo lo contrario. Ni en el de muchos otros españoles. Muchísimos. En realidad, la mayoría. Supongo que no creerás que una imposición es una muestra de convivencia y respeto.
Sabes de sobra por qué la posible ley es inconstitucional y por qué es injusta. Sobre todo, esto. Amén de un insulto a la inteligencia y a la decencia. Basta con acordarte de los argumentos que esgrimíais ayer mismo y acatabais con fervor. Y sabes lo que significará su aprobación. Y algún día sufrirás, como todos, las consecuencias, pero con mayor dolor por saber que podías haberlo evitado. Busca y lee algo de historia y encontrarás pasajes donde el mirar hacia otro lado se paga con tragedias y horrores inenarrables. Y cómo ser un sicario colaborador, aún más.
La decisión es tuya: dignidad o traición. El sueño o la vigilia.
“Y cuando vinieron a por mí ya era demasiado tarde...”