El formato, con sus adaptaciones/actualizaciones, es el de Emilio Miravé. Me encanta. Quizá sea porque es el que he conocido y he disfrutado a tope. Sigo disfrutándolo. Siempre he presumido de las fiestas de Huesca. Veo difícil cambiarlo.
Quizá en nuestra época las peñas tenían mayor protagonismo (o nos lo parecía). ¡Qué lejos quedan aquellos locales en los bajos de las obras con su cerramiento de cañizos y sus orquestas! Pero en fin los tiempos cambian. Ahora queda todo más difuminado y tal vez haya más variedad. Mis hijos siguen disfrutando de lo lindo.
La fiesta de los toros, a pesar, una vez más del ganado, ha estado espectacular y se ha llenado sol y sombra. A mí me encanta que se llene el sol. Además de la juerga, de alguna manera ello crea afición. Así me pasó a mí, a mis amigos y a mis hijos. Respecto de los maestros, en general independientemente del ganado deberían ser más honestos. Un buen espada intenta sacar lidia de cualquier morlaco (véase Roca Rey, Serafín Marín, anteriormente Espartaco,...)
Ahora ya queda el recuerdo y el balance para empresarios y organizadores. Entretanto, a esperar el próximo San Lorenzo. En aquellos años de juventud si que era una espera ansiada. Era la diversión por antonomasia, casi exclusiva y con el "beneplácito" de los padres.