A estos políticos de pseudoizquierdas se les llena la boca de definirse como progresistas. No porque ellos se lo crean. Bueno si, porque son ellos los que progresan. Sino para que nos lo creamos los demás y nos creamos que también nosotros progresamos gracias a ellos. ¡Y vaya que lo consiguen! Porque no me explico que tengan tantos seguidores.
Pero visto lo visto, en lugar de progresar, estamos retrocediendo a niveles de las más degradantes dictaduras.
Lo que estamos viviendo en este post 23 de julio nos demuestra que la transparencia de la que se han enorgullecido tanto ha saltado por los aires.
Hace no mucho tiempo nos dijo Sánchez en unas declaraciones que el 80 % de los catalanes quería la amnistía. Viendo como se está reduciendo el independentismo, eso es imposible.
Nos quiere hacer creer que la amnistía es un bien para España y para la convivencia ¿Cómo? Quizá sea porque él ya se ve como presidente. Desde luego no me casan las cifras. Y como nadie se las desmiente….
Muchas veces me he preguntado qué les promete, o con qué los amenaza cuando hay voces que saltan públicamente un día denunciando los excesos y al siguiente se desdicen. Quedan unos pocos, muy pocos, que no les debe importar terminar como Nicolás Redondo que ha pagado con la expulsión; o como Felipe González y Alfonso Guerra porque, quizá, con ellos no se atreve a tanto. Incluso Margarita Robles a la que consideraba bastante honesta, ha caído en la falacia de justificar los injustificable.
No digamos de Patxi López con sus arremetidas contra el PP, que fue lendakari una legislatura gracias precisamente al PP.
De todas formas, preparémonos a seguir pagando peaje el resto de autonomías al insaciable independentismo, porque, no es que yo me lo invente, sino que ellos mismos lo han manifestado públicamente.
Y Sánchez aprovechará cualquier resquicio, cueste lo que cueste, para seguir aposentado en la Moncloa.
No tardaremos en comprobarlo.