Desde la llegada al poder de Pedro Sánchez, allá por el 2018, se oye con fuerza, en las noticias económicas, que los postulados que defiende este Gobierno siguen las directrices del “Grupo de Puebla”. Sin embargo, decir eso sin saber todo lo que conlleva es como no decir absolutamente nada. Así que, sin ánimo de ser exhaustivo, me propongo responder: ¿Qué es el Grupo de Puebla?
En un principio, puede parecer algo inofensivo. Un think tank más que quiere hacer política para mejorar los países, según sus ideas. Aunque, en realidad, no es así. A diferencia del resto de centros de estudios, este no va desde la sociedad civil hacia los actores políticos, sino que son los propios políticos los que intentan, por todos los medios, perpetuar sus ideas para a su vez, mantenerse en el poder, per saecula saeculorum.
El Grupo de Puebla tiene un ideario muy claro y definido. Su único objetivo es intentar que todos los países hispanoamericanos consigan gobiernos afines a sus ideas. De momento hay dos países bajo su yugo: Brasil y Bolivia. Mientras que Ecuador, Argentina, Colombia, Paraguay, República Dominicana, Honduras y Panamá, han estado gobernados por dirigentes del Grupo. Aquí en España no podemos decir que lo hayamos estado, porque cuando José Luis Rodríguez Zapatero estuvo en el poder, no existía esta organización. Sin embargo, Zapatero ha sido uno de los fundadores.
El ideario que el Grupo de Puebla defiende en un principio puede sonar bastante bien a los ciudadanos: promover la justicia fiscal, establecer la renta básica, establecer una nueva política económica solidaria, generar empleo de calidad con subidas del salario mínimo interprofesional. Estas son ideas que ya se han demostrado una y mil veces que no funcionan tal y como han querido establecer dichos dirigentes. Pero, junto con estas propuestas, están intercaladas ciertas ideas muy peligrosas para las democracias y la economía; tales como: limitar el poder del mercado, revertir privatizaciones (un sinónimo de expropiar), proteger a la sociedad civil de las redes sociales y luchar contra el lawfare ¿no les suena a ustedes esta última parte con lo vivido en España?
Cierto es que aún habrá biempensantes que consideren que estas ideas pueden ser beneficiosas para la sociedad. Sin embargo, la realidad es la que es. Si miramos cómo quedaron las naciones que sufrieron estas ideas, nos daremos cuenta de que todos acabaron igual: en miseria.
Alberto Fernández dirigió Argentina desde el 2019 hasta la llegada de Milei en diciembre del 2023. A pesar de que este gran país lleve cincuenta años de crisis en crisis, con corralito incluido, nunca antes había habido una tasa de pobreza tan alta. La inflación era incontrolable y el crecimiento dependía exclusivamente del endeudamiento del Estado.
Diez años estuvo en el poder Rafel Correa en Ecuador y aunque al principio parecía que el país avanzaba por la senda del crecimiento, todo se basaba en el endeudamiento público. Subió el paro, la pobreza y se acotó la libertad democrática a base de dar atribuciones al presidente. Legalizó a bandas latinas e indultó a los que tenían sentencias por distribuir drogas. A su Gobierno lo han acusado de ser cómplice con el tráfico de drogas y de convertir a Ecuador en una base para la exportación de cocaína.
Y lo mismo pasó en Bolivia con Evo Morales o en Brasil con Dilma Rousseff.
La receta es siempre la misma: gastar el dinero ajeno para crear la ilusión de que todo va bien, reducir el poder del mercado, subvencionar a sus amigos y perpetuar a miembros del Grupo de Puebla en el poder.
¿Y están Venezuela y Cuba en este selecto club? De momento ni Maduro ni Díaz Canel han pertenecido a esta organización, pero tienen vínculos y las declaraciones del Grupo de Puebla sobre ellos suelen ser bastante benévolas. Incluso uno de los puntos de su ideario es defender a Cuba y Venezuela de injerencias de países u organizaciones tan malvadas como…. Estados Unidos y la Unión Europea.
No sé si pertenecerá oficialmente Pedro Sánchez al Grupo de Pueblo, como sí pertenecen Yolanda Díaz, Irene Montero o Adriana Lastra. Pero lo que sí podemos decir, es que nuestro gobierno está siguiendo todo el ideario económico de un grupo que ha llevado a la miseria a más de media docena de países.