Hemos conocido a través de la prensa, el traslado del Hospital de Día de Psiquiatría, sito en la actualidad en el Hospital Provincial, a un “campus” de Salud Mental ubicado en el espacio actualmente ocupado por las Unidades de Larga y Media Estancia de Psiquiatría, emplazados en el lugar que ocupaba el antiguo Hospital Psiquiátrico en la carretera de Sabiñánigo. Un proyecto, paralelo al cierre del Centro de Día “Romareda” de Zaragoza y su traslado a un pabellón del Centro de Rehabilitación Psicosocial Nª Sª del Pilar. Ambas decisiones tomadas por la administración autonómica, se han mantenido a pesar del cambio de dirección política tras las elecciones del pasado mes de Mayo de 2023.
Ambas decisiones han sido tomadas al albur de utilizar unos fondos europeos, pero sin tener en cuenta criterios derivados de la idoneidad de dichos traslados. En el caso del traslado del Hospital de Día de Huesca, no se ha consultado ni a profesionales, ni a usuarios, ni a las asociaciones científicas o de familiares de pacientes. No se ha discutido en ninguna instancia que tenga relación con la atención al paciente psiquiátrico. Sobre el Hospital de Día, no nos consta en sus más de dos décadas de existencia, la presencia de quejas sobre la localización, sobre la estructura de dicho recurso ni por parte de profesionales ni de usuarios. Su integración en el Hospital Provincial, ha logrado su articulación en un barrio dinámico, con buenas comunicaciones con el resto de la ciudad, facilitando la integración de los pacientes que precisan del Hospital de Día.
¿Cuál es la causa del traslado de una estructura eficaz, bien ubicada y que aparentemente nadie ha solicitado?. No cabe la posibilidad de una mejora significativa de las condiciones asistenciales a estos pacientes, especialmente frágiles, cuando sus nunca denunciadas supuestas deficiencias no ha sido demandada ni por pacientes ni por el personal asistencial. Cabe preguntarse en qué mejora la asistencia si se lleva a cabo el traslado al “campus” psiquiátrico de la antigua carretera de Sabiñánigo, repetimos, un traslado por ningún interesado demandado. Como seguramente no hay respuesta, a los firmantes no se les ha dado, hay que colegir que es un gesto burocrático en el más prejuicioso sentido de la palabra, encubriendo, en nuestro criterio, una redistribución de algunos recursos asistenciales escasos sin tener en cuenta las necesidades de los usuarios que se supone son el eje de los cuidados asistenciales.
Un traslado que supone un gasto innecesario, un dispendio inútil para el sufrido contribuyente y una pérdida para la gestión de otras necesidades asistenciales prioritarias y una pérdida para la gestión de las numerosas necesidades que tiene la Salud Mental en nuestra provincia. Un gesto que, en nuestro criterio, empeora la asistencia del tipo de pacientes atendidos en el Hospital de Día, tan vulnerables por estar en una situación subcrítica. Salir, romper con el manicomio tradicional, fue el trabajo de la reforma psiquiátrica que en Huesca comenzó en 1985 y que culminó con la extensión de los procesos rehabilitadores que ahora agrupa esa ejemplar estructura que es Arcadia, la extensión de la red de consultas ambulatorias, la integración de la Unidad de Agudos en el Hospital San Jorge y la apertura del Hospital de Día.
Redundamos: el Hospital de Día, no ha recibido críticas, ni por la ubicación , ni por su atención en sus más de veinte años de andadura. La integración de pacientes tan vulnerables en un medio urbano, rompiendo con la estigmatización del paciente psiquiátrico, ha sido una dinámica derivada del proyecto de reforma psiquiátrica –comunitaria- que no ha variado ese proyecto en su historia ya casi centenaria. Lo que se nos propone con el traslado del Hospital de Día al “campus” psiquiátrico que se propone es un fenómeno regresivo, volver a imponer un sistema de exclusión decimonónico, que hizo desaparecer a los pacientes psiquiátricos de las miradas de los que hemos denominado como “normales”.
El nueva ubicación propuesta supone la ruptura con el espíritu de la reforma psiquiátrica, volver a agrupar a los pacientes con más dificultad, lo que no ayuda a la lucha contra el estigma, sino que lo favorece, incluso aunque se mantengan niveles óptimos de asistencia. Es el lugar lo que queda estigmatizado, segregado fuera de la comunidad.
Este traslado, tal vez no sea la intención primaria de quienes lo han propiciado en una decisión unilateral, es evidente que supone una regresión a lo manicomial base de la denuncia que hace la Plataforma de Salud Mental de Aragón en su documento de 1 de Julio de 2023, cuando critica los coetáneos traslados de Huesca y Zaragoza.
Y esa será la responsabilidad de la Consejería de Sanidad, que no ha participado en la dinámica que ha llevado al posible traslado, pero que la ha mantenido sin crítica y sobre todo sin preguntas a los –pocos- directamente interesados. La democracia exige claridad en la toma de decisiones, discusión entre los afectados de una norma y este proceso se ha hurtado en esta resolución. La exigencia tiene que nacer ante este tipo de gestión de lo púbico y este asunto lo requiere porque no es solo el problema de unos pocos usuarios y menos profesionales, es el principio básico de la planificación de los recursos de Salud Mental lo que nos jugamos, si queremos seguir hablando de Psiquiatría Comunitaria.
FIRMAN
BORAU BENABARRE JAVIER DNI 17998213T
FUSTER RAMÓN BEGOÑA 18012135F
PIBERNAT DEULEFEU PEDRO 40258082D
De UÑA MATEOS MIGUEL A. 07788563G