Al hilo de lo expuesto en el artículo anterior sobre "colocaciones" por parte de Pedro Sánchez de sus amigos para determinados puestos de poder, entre las destacados ha sido el de la ministra de Economía Nadia Calviño, concretamente para la presidencia del BEI (Banco Europeo de Inversiones), brazo financiero de la Unión Europea.
En este caso, me surge la duda si es por méritos (a la vista de como deja la economía española, no creo), o por "quitársela de en medio". Conocida es esa fórmula, si quieres apartar a una persona, ascéndela. En cualquiera de los casos ¿a cambio de qué? ¿A cambio de no conseguir que venga a Madrid la Agencia Europea Antiblanqueo de Capitales? Independientemente de si es una "venganza" hacia Madrid, hubiera supuesto para nuestro país mayor inversión directa y más puestos de trabajo.
Este nombramiento me da pie a referirme al sistema financiero y bancario. Mencionaba anteriormente que el BEI es el brazo financiero de la UE. Su función es conceder financiación para proyectos que contribuyan a lograr los objetivos de la UE. Proyectos que permitan impulsar el potencial de crecimiento y empleo de Europa, y apoyar las medidas para mitigar el cambio climático.
El BEI se financia en los mercados de capitales (no de los presupuestos de la UE), y concede préstamos en condiciones favorables para proyectos que contribuyan a los propios objetivos de la UE. El 90% de los créditos se conceden en la UE, y el resto principalmente en países en desarrollo.
No obstante, la principal entidad bancaria de la Unión Europea es el Banco Central Europeo (BCE). Es la institución que dirige la política económica y monetaria de la UE, más en concreto de los países de la Unión, que tienen al euro como moneda, y por supuesto gestiona el euro. En realidad, es el Banco Central de los Bancos Centrales de cada país. Sus objetivos son controlar la estabilidad de los precios (por su incidencia en la inflación), determinar los tipos de interés (sí, los que afectan a nuestros préstamos e hipotecas), y contribuir a la creación de empleo, mediante el desarrollo y crecimiento económico de los países.
En su página web, puede leerse: "Mantenemos la estabilidad de los precios y la seguridad de tu dinero". "Contribuimos a la seguridad del sistema bancario". "Diseñamos y emitimos las monedas y billetes en euros". "Mantenemos el buen funcionamiento de las infraestructuras financieras, y los sistemas de pago". Y no nos olvidemos que están trabajando para la implantación del euro digital. Y resalto que se va a celebrar el 25 aniversario de la creación del euro, nació el 1 de enero del 1999, aunque en España empezó a circular en enero del 2002.
Resultando muy importantes las instituciones mencionadas, voy a bajar el balón al terreno y referirme al sistema financiero y bancario que más afecta a las empresas y a las familias. Una definición (¿obsoleta?) de una entidad bancaria, puede ser: "Entidad que participa en la economía como punto de encuentro entre el ahorro y la inversión". Hoy, un banco es mucho más, principalmente es un proveedor, prestador, intermediario, facilitador de productos y servicios financieros para las empresas y para las familias.
El sistema bancario, a nivel global, ha sido de los sectores que más revolución, transformación y renovación ha sufrido. Se ha tenido que adaptar a las crisis, transformar sus estructuras, adaptarse a la digitalización y, por supuesto, en los canales de comunicación con sus clientes. Si nos centramos en nuestro país, hay una evidencia, un dato relevante: actualmente operan un 60 % menos de número de sucursales/oficinas que en el 2008. Concretamente, han cerrado 28.000 oficinas en este periodo.
Representa que 6 oficinas de cada 10 han cerrado. A nivel nacional, la ratio de oficinas por cada 1.000 habitantes ha descendido al 0,38%, quedando menos de 18.000 oficinas en servicio. En particular, en la provincia de Huesca, se han cerrado un 45 % de las oficinas, concretamente 162. Y la ratio de oficinas por 1000 habitantes se mantiene superior a la media nacional, concretamente en el 0,87, siguiendo abiertas 195, según los datos facilitados por el Banco de España.
Si ponemos el foco en las personas, el sistema bancario ha decrecido en 116.000 empleados, representa el 42 % menos que en el 2008. En general, el descenso tanto de oficinas como de personas ha resultado desigual por territorios. Y otra evidencia, los más perjudicados… los clientes residentes en zonas rurales. Un 30% de los habitantes de la España Despoblada dice tener problemas para acceder a los servicios bancarios, bien por el cierre de oficinas, bien por la pérdida de sus cajeros automáticos.
Otro factor relevante que considerar es la tecnología. Si ha impactado en la operativa de los bancos tradicionales, lo ha sido en su competencia directa. La creación de los Neobancos y de las Fintech han venido a modificar el mapa bancario. Compañías que, basadas en la aplicación de la tecnología, también ofrece servicios y productos financieros y bancarios.
Finalizo con unas reflexiones. Nos guste o no, el dinero es como la sangre al cuerpo, y fluye y circula por el sistema financiero y bancario. No pretendo que aplaudan al sistema, pero tampoco lo criminalicen. Y el primero que tendría que dar ejemplo el propio gobierno. Por un lado, lo necesita para la renovación y contratación de su Deuda Pública, y por otro, señala al sistema con un impuesto especial. Bueno, lo importante ¡Feliz 2024 para todos ustedes! Y… ¡que las cuentas no acaben en cuentos!