Hablar de los “enormes beneficios” que traería para el Pirineo aragonés y la economía de la zona acceder a dar luz verde al plan que destrozaría Canal Roya y otras zonas próximas, es similar al “gran plan” de revitalizar más o menos con el mismo estilo y todo lo demás con que se vendió la “resurrección" de la Estación Internacional de Canfranc, que al final ha resultado ser tan solo el fiasco de promocionar un hotel de lujo –único beneficiado- en unas instalaciones que se merecían algo más.
Y ante ello, ante la desidia y el pasotismo de que se haga lo que se haga, todo queda bien enmascarado políticamente bajo la falsa premisa de que se hace por un “bien social”, cuando en realidad es todo por los mismos intereses económicos privados de siempre.
Y ante ello pues soy uno de esas personas que creen firmemente que Canal Roya, aunque digan que tiene la categoría de Espacio Natural Protegido, ahora o en un periodo de tiempo más próximo que lejano, está condenada ya por decreto. El distorsionado debate sobre los eventuales beneficios económicos que tendría para la Comunidad destrozar Canal Roya para enlazar Astún, Candanchú y Formigal con un tinglado de telesillas y otras obras temerarias para el medio ambiente, enmascara el ya clásico y deficiente funcionamiento de la administración, que salvo proteger un lugar cuyo valor ambiental resulta excepcional, es capaz de cualquier cosa y de buscar proyectos que, salgan bien o mal, para los “intereses ocultos” que siempre hay atrás, causan igualmente un beneficio de una u otra manera, más fuerza a mis palabras todavía cuando esos intereses siempre están respaldados por “voces políticas” que alaban todo ello como el “mana” que dará progreso y vitalidad a zonas donde lo único que interesa es acceder a todas la peticiones de consorcios, grandes empresas e intereses ocultos, que barajan siempre el mayor beneficio al menor coste, aunque ello represente destrozar espacios de gran belleza natural, ecológica y vital para la humanidad.
Siempre me he preguntado el motivo por el cual no se incentivan otras formas de vitalizar la zona pirenaica aragonesa y su seguimiento por el resto del territorio, sin tener que seguir siempre apostando por un modelo económico exclusivamente vinculado a la temporada de nieve, el cual se considera más que agotado, y que bien pudiera ser por una incentivación del Camino de Santiago u otras formulas mas naturales y de nulo daño medioambiental mediante la captación, facilidades y desarrollo eficiente del montañismo, alpinismo, senderismo y turismo sostenible, una solución que se adapte a lo que realmente es necesario, aumentando la temporada, diversificación y adaptación al cambio climático y social.
Y no solo abogar por algo como esa “gran solución” que proponen ahora, la cual solo servirá para destrozar Canal Roya y otras bellas zonas, que solo quedarán desde entonces en nuestra memoria para quienes las hemos disfrutado como hasta ahora, o en archivos digitales para futuras generaciones que no tendrán la oportunidad de hacerlo.
Para quien no lo sepa, sobra decir por supuesto que básicamente Canal Roya es un valle de origen glaciar situado en el municipio de Canfranc, a los pies del pico pirenaico del Anayet, el cual posee, al menos ahora y antes de que lo destrocen como así sucederá, una riqueza variada de ibones y glaciares formados a lo largo de millones de años, que en un breve periodo de tiempo y, como consecuencia de ser víctima del capitalismo más salvaje, como protagonista de ser el convidado de piedra del que se prevé será el mayor dominio esquiable de toda España, pasará a la historia y al recuerdo.